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Votemos bien, no seamos estúpidos

Domingo 13 de marzo, día esperado para las votaciones. En redes sociales y en la televisión pululan en exceso las estrategias publicitarias para cada campaña política. Representantes, senadores, consultas, nos inundan con información.

La presente columna no busca presionarlos a votar por algún candidato en general, sino a votar y hacerlo bien. Hay tantas opciones, que muchos no saben cuál escoger. Lo importante es votar y votar bien. Pero ¿Cómo se hace eso?

Lo primero que hay que hacer es escoger los candidatos antes de ir al puesto de votación. Y ahí es donde está todo el proceso: en “escoger” que significa, libremente. Hay unos metiendo miedo sobre lo que sucederá si escoges “x” o “y” candidato, lo que puede afectar tu libertad.

Concéntrate, trata de eliminar el ruido, y escoge libremente. Hay otros exagerando en sus propuestas para ganar adeptos y ganar incautos, piensa, cuida bien tus pasos y analiza si lo que proponen es viable, con mucho o poco fundamento, pero analiza; lo importante es que tú, como votante, escojas el candidato que mejor te parezca, al que sus propuestas te parezcan mejores, al que más bien haga por la Nación.

Hay todo tipo de candidatos para Cámara, Senado y consultas presidenciales. Ninguno es perfecto, pero hay buenas opciones. Hay candidatos jóvenes muy jóvenes, pero, la juventud es un pero con solución, porque la experiencia se gana cursando la vida. Mi padre tiene una frase emblemática:

“La experiencia es tan valiosa que se paga con la vejez”.  Hay otros candidatos que a mi parecer, están improvisando, no saben qué dicen ni si lo que dicen, puede hacerse. Son los que denomino, candidatos inmaduros. Sin embargo, aterrizarse en la vida es algo que todos hemos sufrido, querer lograr todo de un solo es un mal que vamos corrigiendo con la ejecución de las ideas y que de todos modos, nos permite entender que para llegar lejos, se hace paso a paso, así en ese camino los estrellones de la vida nos hagan más mal que bien.

Puestos de votación

Hay otros candidatos acusados de delitos, inmoralidades y situaciones socialmente cuestionables. Pues, votamos por personas pero más por las ideas que esas personas representan y si se estudia a fondo, tal vez esos candidatos tengan magníficos proyectos que de llevarse a cabo en el legislativo o en el ejecutivo, nos mejorarían la vida a todos. Hay para elegir, de eso no hay duda.

Lo que sí me genera molestia, son los estúpidos que votan. Ellos siempre votan mal. Un estúpido es un falto de inteligencia, un necio, que a pesar de ver que las cosas van mal, sigue adelante y se estrella. Que sin esperanza de mejora, hace lo mismo que siempre. Que no cambia el método a pesar de los resultados y que a pesar de las circunstancias, las ignora. Un estúpido electoral es el que vende su voto, al que se lo compran, al que le dicen lo que tiene que hacer y sin sentido alguno de conveniencia, lo hace.

Un estúpido electoral es el que vota sin saber por qué, para qué, por quién, ni dónde, ni cuándo. Un estúpido electoral ignora que su voto vale lo mismo que el voto de cualquier otro ser humano, poderoso, adinerado, empresario, académico, influencer, famoso, político.

Un estúpido electoral es un zombie intelectual, un ciudadano a medias, un delincuente electoral. Un estúpido es el que vota por el que le dice el jefe, la mamá, el papá, la familia, a pesar de caminar sólo al puesto de votación y depositar en secreto su voto.

Un estúpido electoral es el que vota pensando en el corto plazo, el que vota por los 50 mil, 60 mil, 90 mil que le paguen.

Un estúpido electoral es el problema de este país. El problema es que la estupidez no tiene cura y Colombia en cuanto a votaciones, al parecer, ha sufrido de muchos estúpidos. Estas elecciones serán históricas porque probaremos como país, como democracia, como sociedad, si somos o no una estúpida patria boba.

Por favor lector, vota bien, no seas estúpido.