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Se les fue la mano

Un hombre tiene un arma apuntando a su cabeza. No está censurado, no está borroso. La imagen nítida e impresa en alta resolución y a todo color llega sin prevención cada mes a más de 250.000 hogares solo en Barranquilla. Es la nueva forma de la empresa Air-e de decirle a sus usuarios que hacer fraude no es viveza, es un delito, pero ese no es el foco de esta discusión.

De antemano debo decir que bajo ninguna circunstancia estoy tratando de justificar el robo de energía en la Costa Caribe, aunque también hay que aceptarlo: hay zonas donde está demostrado que es imposible que los ciudadanos paguen este servicio; se encuentran en el dilema de comprar comida para sus hogares o pagar el recibo de la luz. Esto ya ha sido extensamente documentado así que aquí no me detendré. 

Lo que me animó a escribir estas líneas es esta nueva campaña de la empresa Air-e que no ha dimensionado el impacto o alcance que ocasiona en los ciudadanos al recibir este tipo de imágenes que generan un evidente rechazo.

Sin pensar, incluso, quien más está recibiéndolas: ¿niños pequeños, personas con depresión? Según cifras del Ministerio de Salud un 44.7% de los menores en nuestro país tienen indicios de un problema de salud mental después del paso de la pandemia. En la adolescencia los trastornos más frecuentes son la ansiedad, la fobia social y la depresión; la ideación suicida está presente en el 6,6 % de esta población.

Según datos del Instituto de Medicina Legal la tasa de suicidios en Colombia entre enero y julio de 2023 se ha incrementado en un 15,73%, con respecto al mismo periodo de 2022, pasando de 1.564 en el año anterior a 1.810 en este año.

A todas nuestras casas ha llegado el recibo de la energía con esa publicidad, ¿qué piensan nuestros pequeños cuando ven a alguien apuntarse en la cabeza con un arma? ¿Quién los protege de esta publicidad nefasta? No es un tema que deba tratarse a la ligera, el fin no puede justificar el medio.

Hay que decirlo: en muchos casos los estrategas creativos cruzan algunas líneas en sus campañas. En ocasiones ese riesgo los catapulta y logran obtener piezas para el hall de la fama de la publicidad, ganan premios y prestigio; en otros casos, cruzar estas líneas se debe censurar, social y legalmente. 

Cuando esta censura ocurre en algunos países es porque la transmisión de mensajes que se emplean atentan contra la dignidad de las personas o vulnera los derechos reconocidos en la constitución y las leyes, lo que lleva a que se adelanten acciones legales para categorizarlo como publicidad ilícita.

Estos desarrollos legales extranjeros se han detenido especialmente en la censura a la publicidad violenta, que es la que nos ocupa en este artículo, y que se ejerce cuando las imágenes de la pieza publicitaria son demasiado agresivas y explícitas, mostrando, por ejemplo: armas, asesinatos, mutaciones o imágenes que incitan al suicidio. El objetivo de está censura es evitar trastornos, especialmente en los niños.  

Air-e no goza, así como no gozó Electricaribe, del afecto de los barranquilleros y de los costeños. Hoy esta empresa presta un servicio costoso y de pésima calidad, y con estas acciones se aleja cada vez más de sus usuarios y creo que no logra el objetivo. ¡Esta vez se les fue la mano!