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Fico o Petro, esa no es la cuestión.

Tenía varias semanas sin escribir mi columna. Varios de mis amados lectores, reclamaban mi falta de opinión durante estos meses de campaña electoral y a todos, con sinceridad, les respondí que la política tenía ahogadas las noticias, la economía, el miedo de la gente, los grupos de whatsapp, las mesas familiares, los velorios, las reuniones de trabajo, las conversaciones en el bar, todo. Todo.

Todo está contaminado y enrarecido con el ambiente político. Y la pluma, la pluma del escritor y columnista se respeta.

No quiero prostituir mi tinta repitiendo como loro lo que ya les he repetido muchas veces, votemos bien y a conciencia y cuidémonos de la enfermiza necesidad de lograr adeptos que enciendan su apasionamiento exacerbado en contra del otro, del distinto. .

Y ahí, luego de 8 semanas sin escribir y sin compartir con Uds. mis opiniones sobre si Petro gana en la primera vuelta o Fico logrará evitar la tan anunciada catástrofe, retomo mi columna de opinión.

Christian Daes, empresario barranquillero, odiado por unos, amado por otros, dijo algo veraz: Quede quien quede, de aquí, de mi ciudad, de mi país, no nos saca nadie. En un grupo de amigos con el que comparto mil chistes y poca seriedad, pero muchas verdades, afirmé, hace unos días, que coincidía con el empresario.

Ese terrorismo desbordado de ambas partes, como siempre lo repito, no hace patria sino adeptos. Y, con todo respeto, no necesitamos adeptos, necesitamos ciudadanos.

Gente que sea socialmente responsable, quede el candidato que quede; gente que permita la diferencia y no imponga ideales; gente que tenga un norte claro, vivir en paz con el vecino y consigo mismo.

No podemos ser colombianos según el político de turno. Que si en Colombia gana Petro, el país se quiebra, la gente huye y nos convertimos en salvajes hobbesianos, pero si queda Fico, Colombia se convierte al instante, en la misma fecha del mismo mes del futuro agosto, en el país de Alicia y sus maravillas.

Si el país lo hacemos nosotros, Ud. y yo, no los políticos, por qué me voy a exacerbar contra mi vecino, contra mi lector, contra mi compañero, contra mi hermano.

Entendamoslo de una vez, los políticos y sus fechorías, son la excusa de la gente mezquina para justificar sus propias malacrianzas e “incivilizaciones”.

Como profesores seamos responsables: Dejemos de polarizar. Como alumnos seamos críticos, no nos traguemos entero el adoctrinamiento.

Caemos en el juego sencillo de las encuestas, en la idea simplista mal explicada, en no preguntar por proyectos sino por candidatos, el no debatir programas sino noticias. Basta ya Colombia. Deliberemos, debatamos, critiquemos, pero hagamos ciudadanía, hagamos civilización, hagamos país. 

Si queda Petro, y vas por Fico no te vayas del país, te necesitamos.

Si queda Fico y vas por Petro, no te vayas del país, no nos sirve esa postura. Si votas y no queda el que quieres, no hagas marchas y paros nacionales que detengan la economía porque necesitamos es ciudadanos empujando para el mismo lado, el bien de todos.

Los expertos en marketing político astutamente han dividido el país entre los que se quedan y los que se van. Entre los que protestan y los que se oponen a las protestas. Entre los que tienen el capital y los que lo hurtan.

Y no es así señores, porque los problemas de este país serán los mismos quede en la Presidencia el candidato que quede y que, irónicamente, necesitamos de cualquiera que sea el político elegido para ejecutarlo correctamente.

Porque la cuestión no es si Fico o Petro son las opciones, la cuestión es si hacemos patria o no la hacemos, después de elecciones.

Si defendemos al país según el político de turno o por el país en sí mismo, somos colombianos de tarjetón, no hacemos patria, hacemos política. Votemos, cada quien por quien quiera  y hagamos patria, no importa el resultado. Es hora de madurar Colombia. 

Gustavo Petro y Fico Gutiérrez.