No fue un contrabajista tremendista ni un compositor prolífico, pero con su repertorio de porros, fandangos y otros ritmos definió la identidad de la música popular del Caribe colombiano.

Al frente de su Orquesta, Pedro Laza y sus Pelayeros, alcanzó un alto grado de popularidad que se expandió hasta nuestros días gracias a su maravillosa creación artística que, con sencillez, impulsada por el sonido envolvente de las trompetas, los saxos, las maracas, el piano, la batería, el timbal y el contrabajo incitaban al baile.

Las canciones interpretadas por su colectividad se caracterizaban por sus peculiares títulos, pero… cómo hacían gozar: ‘Sin breque’, ‘Cara e piedra’, ‘El teto’, ‘El barraquete’, ‘El iguano’, ‘El mochilero’, ‘’El guayuyo’, ‘Pie pelúo’, ‘El chivo mono’, etcétera, todas instrumentales.

Pedro Laza. Su nombre me es familiar desde que tengo uso de razón: hubo un baile en casa de mi tía Irene Albor, en Molinero, corregimiento de Sabanalarga. Yo tenía entonces cinco o seis años. No recuerdo qué canción estaba sonando, pero la carátula del long play permanece nítida en mis evocaciones: la ilustraba una colorida fotografía de un montón de gente aglomerada en un redondel de arena, algunas trepadas en un rudimentario palco de madera. En la parte superior de la foto sobresalía el título, en letras amarillas y fondo rojo: ‘Fiesta y corraleja’. Más abajo se leía, en caracteres negros: ‘Pedro Laza y sus pelayeros’. No había más información excepto, en la contracarátula, en la que estaban los nombres de las 12 canciones que alimentaban en LP prensado por Discos Fuentes: seis en el lado A y seis, en el B.

Años más tarde, durante mi estadía en Cartagena, como redactor del diario El Universal, conocí un poco más del personaje. Gracias al investigador cultural Émery Barrios Badel, supe que su nombre de pila era Pedro Laza Gutiérrez, y que había nacido el 12 de diciembre de 1902 en pleno Centro Histórico de la capital de Bolívar, en el hogar conformado por Ignacio Laza Jiménez y Manuela Gutiérrez.

Así mismo, por el cantante Crescencio Camacho y por el pianista Lalo Orozco, a quienes entrevisté en distintos momentos, me enteré del gran aprecio que por él profesaba Antonio Fuentes López, el propietario de Discos Fuentes, la empresa discográfica más importante de la época. También me contaron intimidades de las grabaciones realizadas por Pedro Laza con Daniel Santos.

Pero vine a enterarme, en profundidad sobre este connotado maestro musical, gracias al libro ‘Origen y desarrollo del sonido de Pedro Laza y sus Pelayeros’,del investigador barranquillero, residente en Nueva York, Néstor Emiro Gómez. Se trata de una obra profunda, reveladora, cargada de datos y abundante información no solo de Pedro Laza sino de todos los instrumentistas que formaron parte de esa magnífica agrupación que solo alcanzó diez años de vida activa, entre 1954 y 1964.

Néstor Emiro logró construir esta obra bibliográfica a partir de una serie de conversaciones que inició con Pedro Laza, a partir de 1986, y que desencadenó en una entrañable amistad.

Pero Néstor no solo se quedó con lo conversado con el maestro Laza. Como buen reportero abordó otras fuentes y obtuvo diferentes testimonios que contribuyeron al enriquecimiento de su libro que debe estar, obligatoriamente, en toda biblioteca que se respete.

Coletilla…

Este lunes festivo 15 de noviembre, desde las 8 de la mañana, en los especiales de Uniautónoma FM Estereo 94.1, presentaré en compañía de Víctor González Solano, un especial de dos horas con la música de Pedro Laza y sus Pelayeros. ¡No se lo pierdan. El goce es garantizado!