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Contra la incertidumbre: la necesidad de defender la constitución del 91

En un momento en que nuestro país enfrenta desafíos significativos, es crucial recordar y defender los pilares que nos han sostenido a lo largo de los años. La Constitución de 1991 ha sido un instrumento fundamental que ha garantizado la democracia, los derechos humanos y la estabilidad institucional en Colombia.

La Constitución de 1991 no fue simplemente un documento jurídico; fue el resultado de un esfuerzo colectivo para construir una Colombia más justa, equitativa y democrática. Fue un acuerdo social que incluyó a diversos sectores de la sociedad, reflejando nuestras aspiraciones y valores comunes. Esta Carta Magna ha permitido importantes avances en materia de derechos humanos, descentralización y participación ciudadana.

Por ejemplo la creación de la Corte Constitucional ha sido vital para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos. Las acciones de tutela han proporcionado un mecanismo eficaz para garantizar el respeto de estos derechos. Además, la Constitución ha fortalecido la descentralización, promoviendo una gestión más cercana y eficiente.

El llamado a una nueva Constituyente, como lo propone el presidente Gustavo Petro, genera preocupaciones legítimas desde lo social, político, legal y económico. En lugar de proporcionar soluciones inmediatas para corregir las falencias que existen, corremos el riesgo de sumergirnos en una incertidumbre jurídica y política que podría debilitar las instituciones democráticas. No lo podemos permitir.

Es comprensible que existan deseos de reformar y mejorar aspectos específicos de nuestra Constitución. Sin embargo, cualquier reforma debe realizarse dentro del marco institucional establecido, a través de los mecanismos previstos en la misma Constitución. Tenemos la capacidad de adaptarnos y mejorar sin necesidad de desmantelar lo que tanto esfuerzo nos costó construir.

Defender la Constitución del 91 es proteger nuestra democracia, salvaguardar nuestros derechos y nuestra estabilidad como nación. En lugar de abrir la puerta a una nueva Constituyente, debemos concentrarnos en fortalecer y perfeccionar nuestras instituciones actuales, asegurando que sigan siendo el reflejo de los valores y aspiraciones del pueblo colombiano. Hago un llamado a mis colegas y a todos los ciudadanos a unirnos en defensa de nuestra Constitución, garantizando que Colombia continúe en el camino de la paz, la justicia y el progreso.