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El secuestro: «talón de Aquiles» de los procesos de paz

Si hacemos un poco de memoria histórica recordaríamos que los secuestros han marcado el punto final de anteriores procesos de paz. Colombia ha gestionado varios intentos de paz con grupos armados, pocos llegaron a acuerdos, pero varios fueron al traste producto de un común denominador: el secuestro. Dos de esos intentos de paz se acabaron por esa infame y proscrita práctica. El primero de ellos tuvo lugar en las negociaciones de paz que adelantó el Gobierno del entonces presidente César Gaviria en Tlaxcala (México), con la mayoría de los grupos insurgentes agrupados en la llamada Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB). El repentino secuestro del exministro conservador Argelino Durán Quintero quien murió en cautiverio en las selvas del Catatumbo el 14 de marzo de 1991 por problemas de salud, generó una crisis que terminó, finalmente, por sepultar esas aspiraciones de paz hace 31 años.

El segundo secuestro que marcó un punto final para un proceso de paz tuvo lugar hace 21 años, cuando el entonces presidente Andrés Pastrana Arango, ordenó suspender la llamada zona de distensión, como también, dar por terminadas las conversaciones que él mismo había pactado con Manuel Marulanda Vélez, máximo comandante de las Farc.  En ese entonces, 20 de febrero del 2002, las Farc organizaron una cinematográfica operación para secuestrar un avión de Aires, de operación comercial, para retener al senador Jorge Eduardo Géchem Turbay, una desafortunada acción que acabó con el Caguán.

Sargento segundo Ghislaine Karina Ramírez y sus dos hijos menores de edad, secuestrados en Fortul, Arauca, por el ELN.

Hoy, en plena segunda fase del cese al fuego bilateral, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) secuestró a la sargento segundo del Ejército, Ghislaine Karina Ramírez y a sus dos hijos menores de edad, de 6 y 8 años, uno de ellos con autismo, quienes viajaban en un automóvil hacia el municipio de Arauca (Arauca). De manera que, resulta ingenuo poner en duda y relativizar los crímenes y las actuaciones del ELN, cuando en realidad siguen utilizando la proscrita y abominable practica del secuestro — muy a pesar de haber pactado el cese de actividades ofensivas — método perverso con el que se pretende sacar ventaja de los ases contenidos debajo de la manga. No obstante, aparte del secuestro, el cual es considerado un crimen de lesa humanidad, el Frente de Guerra Occidental del ELN también anunció su quinto paro armado indefinido a partir del 4 de julio, esta vez en San Juan (Chocó). Lo anterior, desnuda las intenciones del ELN de seguir avanzando en el proceso de paz.

Queda claro entonces que, el desmadre en el orden público es palpable y preocupante; la falta de credibilidad de los actores en conflicto, masacres, extorsiones y la persistencia del secuestro, hacen de la «Paz Total» un eslogan bien intencionado, pero sin resultados a la vista. Al menos por el momento.