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¡Murió el descubridor de la «mutación paisa» del alzhéimer!

—Esta columna está dedicada a la memoria del doctor Francisco Lopera Restrepo, eminente neurólogo colombiano, profesor y fundador del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia, y uno de los investigadores más relevantes de las enfermedades neurodegenerativas en el mundo.

 

Confieso tenerle pánico al alzhéimer, lo «miré a los ojos» cuando mi madre lo padeció. Esta enfermedad es quizás una de las más tristes que puede padecer una persona, porque no tan solo afecta al paciente, sino a todo el entorno familiar. Es muy duro ver cómo un ser querido se despersonaliza generando angustia cuando comienza a olvidar quién es, dónde está todo, es decir, cuando la vida se le olvida. Mi madre solía decir que no había comido cuando en realidad le acababa de recibir el plato minutos después de haber comido; siempre preguntaba lo mismo durante el día y lo volvía a preguntar una y otra vez. ¡Maldita enfermedad!, en donde sufre más el que responde la pregunta que el que la hace. García Márquez es un caso típico, su hijo decía que cuando el Nobel leía una de sus obras, preguntaba: ¿de dónde salió todo esto?

Las causas de la enfermedad de Alzheimer no se comprenden en su totalidad, sin embargo, en explicación sencilla, se produce cuando se acumulan placas amiloideas y proteínas Tau en una parte de la corteza cerebral, las cuales interfieren en el correcto funcionamiento cerebral.

Para quienes le tenemos pánico al alzhéimer es muy esperanzador para la humanidad el descubrimiento del científico colombiano, Francisco Lopera Restrepo — líder en el estudio precoz del alzhéimer hereditario — en conjunto con el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Antioquia. Lo que descubrió este científico es que, así como existe un gen que produce el alzhéimer, hay otro gen que básicamente puede volver inmune al cerebro contra esta enfermedad. Es decir, halló un gen que causa la enfermedad degenerativa denominado «mutación paisa» o «Presenilina E280A», el cual provoca el desarrollo temprano de la enfermedad en personas menores de 45 años, y una muerte prematura cerca de los 60 años. Sin embargo, paralelamente descubrió que, en coexistencia, hay otro gen dentro del mismo cerebro que cura la enfermedad.

La mutación paisa está presente en 6.000 personas, es decir, en una familia colombiana de alrededor de 6.000 parientes consanguíneos, actualmente hay 1.200 vivos con la mutación, condenados a sufrir la enfermedad en los próximos años. Según las investigaciones científicas, la temible enfermedad neurodegenerativa tiene prevalencia en el municipio de Yarumal, norte de Antioquia. Allí «bautizaron» al padecimiento como «la bobera de los Piedrahita», por una de las 25 familias afectadas en esa región. Dicho municipio fue durante más de 40 años el laboratorio del científico Lopera en su afán de lograr una cura para la enfermedad.

El doctor Lopera dedicó mucho tiempo a investigar por qué un hombre perteneciente a una de las familias con alzhéimer genético en Yarumal, Antioquia, mecánico de profesión, y que era poseedor de la mutación paisa, tenía «resiliencia» a la enfermedad. ¿Qué significa eso? Que el paciente estaba vivo y sano, sin ningún problema de memoria a pesar de tener la mutación.

Francisco Lopera, investigador colombiano.

Cuando comenzaron a estudiarlo, el paciente contaba con 67 años. De modo que, por ser portador de dicha mutación el tipo debió haber enfermado a los 45 años por problemas de memoria, debió haber tenido demencia a los 50, y muerto hacia los 60 años más o menos, tal y como era la constante en los pacientes poseedores de la mutación paisa oriundos de esa región antioqueña. Sin embargo, fue solo a los 72 años cuando el paciente hizo deterioro cognitivo leve, luego demencia, y a los 74 años, en 2023, falleció por una neumonía aspirativa, donando su cerebro para la investigación científica. Este caso abrió el camino hacia la eventual cura de la enfermedad toda vez que, los científicos sabían que ese cerebro estaba protegido, sabían que era un paciente «privilegiado» porque había tenido un retraso de 26 años en el inicio de los síntomas de la enfermedad por contar con un gen que evitaba padecerla.

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad que acumula dos basuras: «amiloide y proteínas Tau». No obstante, al estudiar el cerebro del paciente en mención, se encontró que tenía mucho amiloide y proteína Tau en varias partes del cerebro. Sin embargo, había una región en el cerebro llamada corteza entorrinal, cuya zona en virtud de una mutación genética estaba protegida, es decir, no tenía taupatía (enfermedad neurodegenerativa). Eso explicaba por qué estuvo protegido de la enfermedad durante 26 años.

Al hacerle un análisis del genoma, los científicos encontraron que, además de tener el gen que causaba la enfermedad de Alzheimer, tenía otro gen mutado que curaba la enfermedad, o por lo menos le retrasó el inicio de los síntomas por más de dos décadas. Posteriormente, el doctor Francisco Lopera, en asocio con la Universidad de Harvard, el Instituto de Neuropatología del Centro Clínico Universitario Hamburgo-Eppendorf, en Alemania y del Neurobanco de la Universidad de Antioquia, estudiaron las características neuropatológicas del cerebro en cuestión, encontrando que, efectivamente, la corteza entorrinal estaba protegida de taupatía, lo cual fue un descubrimiento muy importante si tenemos en cuenta que la enfermedad de Alzheimer se inicia en dicha corteza, que es el sitio del cerebro en donde se depositan las basuras proteicas de la enfermedad: «amiloide y tau», cuyas concentraciones derivan en amiloidosis y taupatía, respectivamente.

Así las cosas, ese paciente excepcional marcó el derrotero hacia la búsqueda de la prevención y la cura de la enfermedad. Es importante señalar que, en el 2019, los investigadores habían encontrado a una mujer con un cerebro protegido de la enfermedad, el cual también contribuyó a la investigación. Ambos cerebros eran portadores de la mutación genética en la prueba de PSEN1 o Presenilina 1 que los hacían resistentes al Alzheimer temprano. Tal mutación, es la responsable de la acumulación de la proteína beta amiloide en la corteza entorrinal y en el posterior desarrollo de amiloidosis. Dicho de otra manera, esos dos cerebros excepcionales, el de la mujer en 2019, y el del hombre del 2023, tenían algo en común, estaban protegidos contra el alzhéimer muy a pesar de tener el gen que causa la enfermedad, es decir, la mutación paisa.

Se resalta que las mutaciones protectoras, siendo diferentes en géneros, funcionaron con un mecanismo algo similar, toda vez que, en la mujer, el gen protector tenía una pérdida de función, mientras que la variante protectora del hombre contaba con una ganancia en términos de función. De manera que, se trataba de dos mecanismos de acción diferentes. Sin embargo, esas dos variantes protectoras tuvieron el mismo efecto en el cerebro de estas personas, es decir, los protegieron de la taupatía, impidiendo que la proteína tau se dispersara. Esta excepcional protección retrasó en estas personas los síntomas de la enfermedad por más de 20 años.

¿Estaba cerca el doctor Lopera de lograr la cura para la enfermedad de Alzheimer?

Considero que el doctor Lopera hizo un hallazgo significativo, muy interesante, porque muy a pesar de la investigación científica, lo que realmente ocurrió fue un experimento natural, es decir, según el científico colombiano, la naturaleza dotó a dos seres humanos de la enfermedad y la cura, es decir, fueron dos experimentos que hizo la naturaleza para que posteriormente la ciencia lo copiara y lo imitara en favor de la humanidad.

El científico Lopera, insistía en que existen dos maneras de imitar a la naturaleza en el afán de encontrar la cura para la enfermedad de Alzheimer: la terapia génica y el desarrollo de una molécula. La terapia génica, consiste en tomar la información genética de la variante protectora e introducirla en un vector, por ejemplo, un virus, el cual produciría una infección viral en una persona con alto riesgo de desarrollar la enfermedad, es decir, dicha terapia utiliza la transferencia de material genético a las células de un individuo con el fin de curar una enfermedad, aclaro, no es viral, sino informática. Sin embargo, desarrollar este tipo de terapia puede tomar un tiempo.

La otra forma es desarrollar una molécula que imite el mecanismo de acción de la variante protectora en el cerebro, si tenemos en cuenta que, esas variantes produjeron efectos protectores en el cerebro de esos dos pacientes excepcionales. De modo que, si el laboratorio desarrolla una molécula o un medicamento que tenga esa capacidad, se estaría imitando lo que hace la naturaleza. En virtud de lo anterior, hay muchos laboratorios en el mundo que trabajan sin descanso en el desarrollo de las dos alternativas expuestas anteriormente. De hecho, después de que se reportó el caso de la mujer en 2019, hay varios laboratorios que están tratando de imitar el mecanismo de acción de la mutación en el gen ApoE3 (Apolipoproteína E3) el cual tiene una función protectora. De igual manera, hay otros laboratorios trabajando en la mutación del gen protector en el caso del hombre reportado en el 2023.

Hace algún tiempo se ensayó el «crenezumab», un fármaco experimental antiamiloideo producido por laboratorios Roche, cuyos resultados fueron decepcionantes porque no logró ralentizar ni evitar el deterioro cognitivo en las 252 personas que se incluyeron en el estudio, las cuales contaban con una mutación genética que causa la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano. De igual manera, la dirección sigue apuntando hacia una terapia con un medicamento antiamiloideo y antitau, lo cual solo puede realizarse o experimentarse en familias que tienen genes de causalidad, por lo que la invitación es a que las familias colombianas, no solo en Antioquia, que tengan varios miembros de su familia afectados con pérdida de memoria a edad temprana, antes de los 60 años, que parezca ser una forma hereditaria, y que tengan genes de causalidad para el alzhéimer, es decir, que tengan formas familiares de alzhéimer, contacten al Instituto de Neurociencias de la Universidad de Antioquia para evaluar si son candidatos a participar en estos tratamientos experimentales de prevención, porque es la única forma de encontrar la solución.

El doctor Francisco Lopera Restrepo, fue un gran investigador colombiano que pasó más de 40 años de su vida tratando de encontrar la cura para el alzhéimer, murió hace pocos días a la edad de 73 años después de padecer un melanoma metastásico. Este neurólogo, con gran dedicación y motivación quiso entregarnos a través de sus estudios, un alivio y una cura para una de las enfermedades neurodegenerativas de gran impacto en los pacientes afectados como lo es la enfermedad de Alzheimer, como también, la prevención a los familiares. Q.E.P.D.