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La ética se fue de la Clínica Santa Ana de Dios

                                                                 DENUNCIA PÚBLICA

La clínica Santa Ana de Dios tiene un hermoso nombre y está ubicada entre las carreras 41 y 43 con la calle 70, donde quedaba anteriormente la Clínica Cervantes. En esta institución de salud me ocurrió un hecho grave, asociado con una lesión de columna cervical que sufrí en el gimnasio Bodytech del Centro Comercial Viva.

Resulta que, cuando me llevaron de emergencia a la Santa Ana de Dios, me tomaron placas en todo el cuerpo, hicieron hasta resonancia magnética, pero solo encontraron traumatismos en diversos sitios, nunca una fractura en la columna cervical.

A este hecho muy singular, se le agregó otro también importante, el cual es que los funcionarios de la clínica, una vez me hicieron la revisión y me tomaron las placas, trataron de echarme de la misma, de manera incomprensible. Posteriormente a mí se me aclaró el panorama. Me estaban echando porque no querían operarme y no querían operarme porque la Unidad de Salud de la Universidad del Atlántico les tenía una deuda muy larga.

Este es un problema difícil de resolver que tienen la universidad y la Unidad de Salud. Los ingresos de esta institución sanitaria siempre están muy por debajo de los egresos, y llega el momento en el cual las deudas en las clínicas y en los especialistas se saturan por falta de pago y dejan de prestar el servicio.

La raíz del mal está precisamente aquí. No me quisieron atender porque la Unidad de Salud no les paga y ellos no iban a hacer una operación de alta complejidad que, entre otras cosas, costaba bastante dinero. Eso se puede entender.

Clínica Santa Ana de Dios

Es posible comprender que un especialista o una clínica no lo quieran atender a uno porque la IPS no pague, sea mala paga, acumule deudas grandísimas, eso se puede comprender. Lo que no se puede comprender y es donde se presenta el fallo ético de esta clínica, es que ellos no dijeran la verdad.

Siempre mintieron, siempre dijeron que yo sólo tenía politraumatismos y que no había nada grave en mis lesiones, cuando la realidad es que sí tenía una lesión grave, que posteriormente fue descubierta por el doctor Juan González, quien me remitió a la Clínica La Misericordia donde me operaron en una primera fase, y donde estoy esperando una segunda operación para zanjar el problema.

La lesión era tan grave que podía incluso morir o quedar parapléjico y yo duré más de 20 días con esa lesión, que singularmente tampoco vieron en la Clínica del Caribe, donde me tomaron placas radiológicas hasta en el pelo, y enviaron solo 4 plaquitas de las manos; y de donde también me echaron, eludiendo la responsabilidad médica, la ética médica de decirme por lo menos la verdad, que yo tenía una lesión grave en la columna cervical.

Otro hecho importante, asociado con mi lesión, es que como yo no sabía que tenía un problema grave, por el cual podía quedar parapléjico o incluso morir, hice varias cosas como ir a centros comerciales a hacer algunos pagos, ir a la Universidad, con todo el dolor que yo tenía, a hacer clases presenciales, entre otras actividades.

Cualquier error mío en esas actividades que realicé pudo haberme costado muy caro. Incluso, pude haber perdido la vida. Un resbalón, una caída, me hubiesen provocado un daño definitivo o hubiese quedado parapléjico. Este es el resultado de la irresponsabilidad de la clínica Santa Ana de Dios.

Repito, uno entiende que las instituciones de salud o los especialistas no atiendan a los pacientes porque no les pagan, pero uno no entiende que una clínica que se llama Santa Ana de Dios y que se precia de tener un nombre tan espiritual, proceda de la manera tan inadecuada, inmoral e inescrupulosa como procedieron conmigo.

Clínica del Caribe

Hago esta denuncia pública para que las personas sepan en qué terreno pisan cuando vayan a la Clínica Santa Ana de Dios, que tiene un nombre muy espiritual, al cual no le hace mérito. Debería llamarse de otra manera porque están perjudicando el prestigio de su Dios con ese comportamiento antiético y maléfico que me ha podido costar la vida.

Afortunadamente estoy vivo gracias al doctor Salvador Mattar, quien me ha operado, y a la Clínica La Misericordia donde me han brindado todos los servicios habidos y por haber para restablecer mi salud.

Pero en esta denuncia pública dejo constancia que dos clínicas de la ciudad ocultaron la verdad para no operarme. Ni siquiera tuvieron el valor de decirme no lo podemos operar aquí porque su Unidad de Salud no paga, pero usted tiene un daño grave en la columna cervical para poder buscar otras soluciones.

Aquí es donde está el fallo ético. Les doy este dato para que sepan a qué atenerse con los funcionarios y con la falta de profesionalismo tanto de la Clínica Santa Ana de Dios como de la Clínica del Caribe.

Este lamentable hecho inmoral no quedará impune…