El efecto Nicolás Petro
Una cadena de eventos, aparentemente circunstanciales, está en la base del escándalo que sacude a Colombia. Daysuris Vásquez, por motivos pasionales, denuncia en los medios a Nicolás Petro de actos de corrupción y este decide colaborar con la Fiscalía porque no se va a inmolar por nadie, ni siquiera por su padre.
La venganza pasional de Day brota del engaño que le hizo Nicolás con su mejor amiga, Laura Ojeda. Este hecho es lo que motiva las denuncias graves que realiza Daysuris en los medios contra su esposo. Y en este punto arranca la investigación de la Fiscalía.
Es claro que la motivación principal de la agredida no es solo desmarcarse de Nicolás para limpiar su nombre por los delitos cometidos, sino vengarse de este y de su pareja, poniéndolos en la picota pública. Daysuris es cómplice de esos delitos y, según las pruebas, conservaba una buena parte del dinero y de los bienes obtenidos mediante la acción delincuencial.
El comportamiento corrupto de Nicolás se vuelve más notable porque no es cualquier Juan de los Palotes, sino el hijo del presidente de la república. Y porque utilizó su apellido para mejorar el patrimonio matrimonial, recibiendo supuestos aportes para la campaña presidencial del padre que se quedaron en su poder y en el de Day.
Lo que complica la situación de Nicolás Petro es que se trata de un agente muy visible de la Colombia Humana y del Pacto Histórico en la Costa Caribe. Su ambición desmedida no solo lo mete en problemas a él, sino a sus amigos políticos y al presidente.
La izquierda en este país siempre ha vivido de criticar los actos de corrupción de sus enemigos políticos. Que un miembro de la izquierda, en el poder desde las elecciones presidenciales anteriores, haga lo mismo que los corruptos tradicionales, no deja de ser un golpe terrible a uno de los perfiles principales de ese sector político.
Para colmo, el actual presidente edificó su carrera sobre la base de criticar y llevar a la cárcel a todo tipo de corruptos, entre ladrones del Estado, paramilitares, etcétera. No se le escaparon ni los políticos de izquierda, como sucedió con el Polo Democrático en la alcaldía Bogotá.
Que un hijo suyo, perteneciente a su movimiento, cometa los mismos delitos que él criticó tan duramente no puede ser más paradójico y cruel. Y lo peor de todo son los efectos políticos de las acciones indebidas del primogénito.
Lo primero es el desbarajuste interno, con señales muy visibles en lo externo, de los núcleos de izquierda que le apoyan. El golpe ha sido terrible para estos, tan fuerte ha sido que se quedaron silenciosos, sin posibilidades de contraatacar, con argumentos sólidos, en los medios de comunicación y en las redes sociales.
El desprestigio no golpea solo a Nicolás y al presidente, sino a toda la izquierda que los apoyó, la cual tenía, como principal bandera, la lucha contra la corrupción. ¿Con qué cara pelearán ahora contra la corrupción si ellos mismos son corruptos?, es la lógica simple de muchas personas.
Las acciones corruptas de Nicolás desmoralizan a su movimiento y meten en tremendos problemas sus aspiraciones en las próximas elecciones regionales de octubre. A la falta de cuadros y de alianzas ganadoras se le une ahora esta cuchillada traicionera, que de seguro jugará a favor de sus adversarios y en contra del Pacto Histórico.
Las pruebas de la Fiscalía contra los esposos delincuentes han sido irrebatibles, tan contundentes que Nicolás no peleó contra ellas, sino que decidió colaborar con los acusadores para no ir a la cárcel.
Aquí se origina, quizás, el principal efecto de los actos indebidos de Nicolás. Le declaró al Fiscal y a los medios que sí había entrado dinero, no reportado en las cuentas oficiales, a la campaña presidencial de su padre.
Si la Fiscalía logra demostrar que dineros indebidos ingresaron a la campaña del presidente, así él no supiera, quien está en problemas es el propio primer mandatario. Se daría aquí una repetición, con sus diferencias, del Proceso 8000 que puso en entredicho e hizo tambalear a Ernesto Samper Pizano.
Con el agravante de que Petro destrozó la gran alianza con los partidos tradicionales y este hecho le restaría muchos votos, a la hora de decidir en el Congreso en un juicio por indignidad.
Fíjense hasta dónde puede llegar la ambición desbocada y la corrupción de Nicolás Petro. Por andar de avaricioso se inmoló en la picota pública y hasta puede inmolar a su propio padre. Ya se verá lo que viene en el futuro.