Casi me mata una máquina en Bodytech de Viva
El domingo pasado, después de enviar mi columna semanal a zonacero.com, decidí hacer un pequeño recreo en el Bodytech del Centro Comercial Viva. Estaba en la fase de calentamiento en algunas de las máquinas, para luego entrar a la zona húmeda, es decir, a la sauna y al baño turco.
Decidí empezar por una máquina de más o menos tres metros de alto, que está ubicada al fondo a mano derecha, una vez que uno entra al recinto de Bodytech de Viva. Todo marchaba bien, subí los dos escalones iniciales de metal (me imagino que eso es una combinación de hierro colado con acero) y me ubiqué en el tercer peldaño, que es donde uno se ubica para hacer los movimientos de brazo, espalda y pecho, utilizando las barras que están arriba de la máquina.
Hice mi primer ejercicio normalmente, pero cuando iba a pasar a hacer el segundo, es decir, a cambiar de posición en la misma máquina, de repente la parte donde estaba apoyado mi cuerpo se rompió o se zafó.
Eso me tomó muy por sorpresa, no pude reaccionar, no estaba agarrado de nada, y, por lo tanto, me fui en caída libre. El hueso sacro golpeó violentamente contra el primer peldaño de la parte de arriba donde uno pone los pies para subir en la zona donde hace los ejercicios. El golpe seco me hizo dar casi una vuelta de campana, y en la parte de abajo, el último peldaño me esperó, golpeándome fuertemente, sobre todo la espalda y la zona cercana al cuello.
El golpe fue tan duro que perdí la sensibilidad en todo el cuerpo, una vez caí al piso. No sentía las piernas, ni los brazos, ni el pecho, ni el estómago. Por mi cabeza empezaron a transitar ideas fatalistas, pensando en personas que han sufrido ese tipo de tragedias, y que han quedado parapléjicas o cuadripléjicas de por vida. Imagínense el horror que sentía en ese momento tirado ahí en el piso de Bodytech, completamente ido, pues lo único que me funcionaba era la cabeza y la lengua.
Los muchachos de Bodytech intentaron hacer su mejor gestión, pero de todas maneras se veía que no estaban preparados para trasladar a un herido de gravedad. Porque yo me sentía como un herido de gravedad.
Se demoraron mucho tiempo para subirme a una camilla. Se demoraron mucho tiempo para trasladarme a un cuartico que tenían dispuesto ahí en Bodytech, supuestamente, para esperar la ambulancia. Se demoraron tanto que tuve que insistir en que me llevaran rápidamente a la clínica para tratar de descartar cualquier problema grave, o incluso, yo pensaba que, si no me llevaban a la clínica rápidamente, iba a morir.
Al rato se presentó una ambulancia en la cual me trasladaron a la clínica. Cuando llegué a la sala de rayos X y resonancia magnética, una de las funcionarias, me puso una inyección de morfina y, para mi fortuna, y la de mi familia, empecé a sentir las piernas, y poco a poco recuperé la sensibilidad de mi cuerpo.
En este momento me encuentro lesionado, gravemente lesionado. No tengo posibilidad de utilizar mis brazos, mis manos están en recuperación, en fisioterapia. Tengo dificultades para moverme por mi mismo, incluso dentro de mi casa, y el dolor todavía me consume. El malestar general todavía es enorme.
Pienso que hay mucho de irresponsabilidad y de falta de respeto de Bodytech para con sus usuarios. Me parece que es inconcebible que ese centro de ejercicios, tan importante en el país, no haga una revisión minuciosa de las máquinas para evitar que los clientes del negocio sufran accidentes graves como el que yo sufrí.
Pude haber perdido la vida, no sé por qué no perdí la vida. Aplicando un poco de cálculo de probabilidades, quizás el hecho de que el golpe definitivo de la parte de abajo del peldaño no tocó directamente el cuello me salvó la vida, pues, de no haber sido así, me habría desnucado.
Porque si me da en el centro del cuello, con mi peso y con la velocidad que traía por haber pegado en la parte de arriba, lo más seguro es que no estuviera contando esta historia. Habría muerto allí.
Carece Bodytech de las condiciones mínimas para atender un herido en sus instalaciones. Hay irresponsabilidad de la administración de ese centro, y no solo hay irresponsabilidad de la administración del Bodytech Viva, sino de los funcionarios de Bodytech a nivel nacional.
Uno entiende que ha habido problemas con la crisis internacional debido a la pandemia y que hay problemas con la inflación. Que hay dificultades para conseguir repuestos y todo lo que implica el mantenimiento de estos centros. Pero es imposible que los mismos sometan a una persona como yo a un altísimo riesgo por no revisar convenientemente sus máquinas, sobre todo las máquinas que son peligrosas para la salud humana.
Por tanto, yo responsabilizo a la administración de Bodytech local, responsabilizo de este problema que estoy atravesando a los administradores nacionales y a los dueños de Bodytech. Y hago esta denuncia pública para que se sepa por parte del Estado lo que viene ocurriendo con estas instituciones.
Es imposible que el Gobierno, el Ministerio del Deporte, el Ministerio de la Salud y los organismos regionales y locales de salud y de deporte, no supervisen, como es debido, la labor de estos centros de salud que se pueden convertir en zonas de muerte y en zonas de delito porque, a la final, esos comportamientos negligentes, de estar guardando plata a costa de la salud de los clientes, se convierten en una actitud aprovechada y delictiva.
Agradezco a mis colegas de la Universidad del Atlántico el apoyo que me han brindado en este momento difícil de mi vida. Agradezco a mis hijos todo el apoyo irrestricto que me han ofrecido, al echarse al hombro mi problema. Margarita Rosa y su señor esposo en Bogotá, Javier; Milton José, aquí en Barranquilla, quien ha asumido todas las responsabilidades de la casa y quien ha frenteado la situación como un guerrero.
Hago esta denuncia pública para que se tomen los correctivos del caso y para que una situación como la mía, en la cual pude perder la vida, y la que hasta ahora me ha dejado secuelas difíciles de resolver (no puedo mover bien los brazos, no tengo disponibles las manos, no tengo facilidad para movilizar mi propio cuerpo y estoy golpeado por todos lados), no se repita por la negligencia, mala fe o por el simple deseo de ganancia de ciertas empresas privadas.
Gracias a todos por la atención.
Este texto fue transcrito, de un mensaje de voz, por mi hija Margarita Rosa. Y fue pulido en el computador con la ayuda de mi hijo Milton.