Jaime Saade, su fuga y la historia de un asesinato que captó la atención internacional
El prestigioso diario El País de España desplegó a Brasil a una periodista a conocer el caso. Resumen de su versión.
Los abogados del condenado Jaime Enrique Saade Cormane, asesino de la joven Nancy Mestre, buscan cualquier coyuntura en Brasil o Colombia para evitar que sea extraditado al país a purgar la pena de 27 años que tiene pendiente con la justicia.
Así lo pudo determinar el diario El País de España, que se interesó en la escabrosa historia y desplegó al gigante suramericano a una reportera a conocer en profundidad el caso, y establecer en qué términos se encuentra en estos momentos, luego del escándalo mediático que provocó la nueva captura de Saade y la decisión del Tribunal Supremo de Brasil de extraditarlo a Colombia.
En un exhaustivo trabajo periodístico El País pudo contactar en Belo Horizonte a la esposa de Saade, a quien identifica como M.D.
En esa ciudad Saade Cormane, bajo la falsa identidad de Enrique Dos Santos Abdala, supuestamente oriundo de la Amazonía brasilera, manejaba con su cónyuge un próspero negocio de lavandería industrial en el que sus principales clientes son hoteles y moteles.
La señora M.D. confesó estar al tanto de lo que a su esposo responsabilizaban en Colombia, pues él mismo le narró su versión en cuanto construyeron un romance enfilado al matrimonio.
“Siempre creí en su inocencia”, expresó la dama al diario español, al tiempo que está convencido que “buscan a un culpable” que no es su marido, y que hay una confabulación para su extradición, porque según afirma, estas solo se hacen de estado a estado, y en este caso fue por intermediación de una de las partes del proceso.
En su labor de reportería, la periodista Naiara Galarraga Cortázar, enviada especial a Brasil, también dialogó con la investigadora de la Policía Federal Brasileña que manejó el caso, Fátima Bassalo, quien aseguró que el caso fue sencillo de resolver y no tuvo los ribetes cinematográficos que le endilgaron muchos medios.
Si bien fue una larga búsqueda de 26 años, la ubicación de Jaime Saade se logró a través del registro de nacimiento de su primogénito, al que inscribió con su apellido real, y de ahí comenzaron a halar el ovillo que los condujo al negocio de la lavandería y luego a una mansión de 1.000 metros cuadrados que la familia tenía en un exclusivo sector de Belo Horizonte.
Cuando le preguntaron por qué había dejado ese cabo suelto que llevó a su ubicación y captura, Saade respondió que lo hizo para garantizarle la herencia a que tiene derecho por los bienes que familia posee en Colombia.
La investigación no logró determinar que ruta tomó Saade para llegar a Brasil, lo que sí saben es que escogió ese país porque allí reside un hermano que es médico y posee una prestigiosa clínica oncológica.
Una vez establecida la plena identidad de Saade, la oficial Bassalo recomendó a sus hombres que la captura, la primera, fuera discreta, sin espectacularidad, y que no se hiciera ni en su casa ni en su sitio de trabajo, por lo que se practicó en una vía pública cuando conducía su vehículo.
Algunos extrabajadores de su negocio de lavandería lo definieron como un patrón de buen trato con el personal, pero no dijeron lo mismo de su esposa, dueña de un carácter más fuerte.
Jaime Saade trató de ocultarse tras quedar libre de su primera detención en una zona costera, pero fue localizado por la tenaz Inspectora Fátima Bassalo.
Empezó una metódica labor conjunta de la Policía Federal con los servicios de inteligencia de la Policía Militar de Minas Gerais. Mapearon a familiares de M. D., los movimientos de sus vehículos y empezaron a rastrear placas de matrícula captadas por radares en las autopistas a partir de Belo Horizonte y hacia estados vecinos.
“Descubrieron que en sus últimos días como hombre libre visitó Uberlandia, donde la esposa tiene familia, y regresó un par de días a Belo Horizonte antes de que otro pariente lo llevara por carretera a Alagoas, un estado costero”, dice el relato del diario ibérico.
Siguieron a tres sospechosos antes de dar con él. “Dejamos que se acercara a la casa, para localizarla. Justo antes de entrar, se percató de que lo seguíamos. Intentó correr, tiró la bolsa que llevaba y lo atrapamos. No reaccionó”, dice la comisaría. Y apunta con satisfacción: “Lo detuvimos el 1 de mayo. Estuvo fugado 13 días”.
“Me llamó y me dijo ‘me han atrapado’. En ese momento, la vida se desmoronó. Le dije, ‘no te vamos a abandonar. Lucharemos por tu inocencia”, relató la pareja de Saade al diario El País.
Mientras tanto la Inspectora Bassalo está a la espera de recibir la orden de llevar al condenado por asesinato al aeropuerto para entregarlo a agentes colombianos.
Su esposa M.D. lo visita en prisión y entre tantas vicisitudes, el octogenario padre de Nancy, don Martín Mestre, suspira por concluir pronto su misión. Y por fin descansar.
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