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Toni Negri, el de 'La Multitud'

Murió Toni Negri en París a los 90 años. Filósofo y pensador militante del obrerismo italiano y protagonista destacado de la renovación marxista de finales del siglo XX.

Como filósofo político, fue catedrático de la Universidad de Padua sobre la Teoría del Estado y profesor invitado de la École Normale Superiore.

Toni Negri.

En su momento del furor político italiano fue acusado de ser el ideólogo de las terroristas Brigadas Rojas Italianas y al cumplir su condena de 4 años en la cárcel, se exilió en Francia, donde enseñó en la Universidad Vincennes y en el Collége Internationale de Philosophia bajo de la dirección Jaque Derrida. Era un pensador de referencia para los movimientos alternativos y de la nueva izquierda.

En sus obras, se destaca la originalidad y el rigor de sus trabajos sobre los pensadores Descártes, Spinoza y Marx.

Entre sus obras podemos destacar ‘Spinoza’, ‘La Anomalía Salvaje’ y ‘Giacomo Leopardi, en Lenta Ginestra’ y su notable ‘Marx más allá de Marx’. Y la trilogía investigativa con Michael Hardt que conforman: Imperio, Multitud y Commonwealth (Mancomunidad). Y Spinoza Ayer y Hoy (2021).

Sus últimas investigaciones se desarrollan en torno a la figura del común, orientadas a un programa de investigación que rehabilite y problematice la emergencia y actualidad de experiencias de lucha -y de vida- comunista.

Una de sus investigaciones donde el más común de los mortales puede entender la teoría política y filosófica de Toni Negri es: Del Retorno. Abecedario Biopolítico (Debate).

En este Abecedario Biopolítico se recoge tanto sus reflexiones sobre su ideario pasado como actual. Plantea las nuevas condiciones del trabajo, el nuevo rol de la política revolucionaria, las implicaciones de la globalización sobre los actuales Estados, los instrumentos de la transformación presente hoy en la escena política; así como su propio papel histórico en los acontecimientos culturales y políticos de la historia más reciente.

Un ejemplo de este Abecedario Biopolítico lo podemos argumentar con palabras clave como estas dos: Multitud y Job

M de Multitud...

“Multitud” es una palabra que le viene frecuentemente a los labios...

La Multitud debe entenderse en tres sentidos. El primero es filosófico y positivo: la Multitud se define aquí como una multiplicidad de sujetos. Aquí, a lo que se desafía es a la reducción al uno, a esa tentación permanente que envenena el pensamiento desde la metafísica clásica. La Multitud es, al contrario, una multiplicidad irreductible, una cantidad infinita de puntos, un conjunto diferenciado, absolutamente diferenciado.

¿Realmente piensa que el conjunto de los ciudadanos puede reducirse a la unidad? Es absurdo.

La Multitud de las singularidades no puede reducirse a la idea de pueblo. El pueblo ha representado durante el periodo moderno, una reducción hipostática de la Multitud. La soberanía ha reconocido su base en el pueblo y ha transferido su imagen en el pueblo. El engaño de la representación política se ha tejido a través de esos conceptos de soberanía y de pueblo.

Pero, ¿a dónde ha ido a parar ese pueblo soberano? Está perdido en la bruma del imperio; su composición ha sido anulada por la corrupción de la representación, solo queda ante nosotros la Multitud.

En el segundo sentido, la Multitud es un concepto de clase: la clase de las singularidades productivas. Una clase que no es una clase, pero que es el conjunto de la fuerza creativa del trabajo. Multitud es el nombre de una realidad económica, todavía sujeta a lo aleatorio de un poder al que le gustaría ignorar la transformación de la fuerza del trabajo: los patronos dicen en efecto que solo la guerra les permite garantizar y asegurar un horizonte productivo...

Tercer aspecto: La Multitud es una potencia ontológica. Porque encarna un dispositivo que intenta representar el deseo y transformar el mundo. Mejor: quiere recrear el mundo a su imagen y semejanza, es decir, convertirlo en un gran horizonte de subjetividades que se expresan libremente y que constituyen una comunidad de hombres libres.

J de Job

¿Por qué Job?

Porque la historia de Job es verdaderamente la teoría de la visión en el interior del deseo, es un deseo que contiene su objeto: Dios mío, te he visto, por lo tanto, te poseo. Ese acceso a Dios, ese sufrimiento tan terrible que permite paradójicamente poseer el objeto de su deseo en la tensión, en la pasión, eso es lo increíble. Hay un momento en que Job dice: “hasta ahora, has hecho de mi lo que has querido, me has arruinado, ya no tengo nada, y todo el mundo me pregunta si todavía creo en ti. Pues sí, todavía creo en ti, porque te deseo, porque te deseo verte”.

¡Es un acto de orgullo formidable, una fábula ejemplar! Es lo contrario del Job desecho y anonadado que a veces nos cuenta la iglesia: si soporta su sufrimiento y su decadencia, es porque tiene esa formidable capacidad ética y sobre todo teórica para construir el objeto de su deseo. Es una manera de apreciar la historia del judaísmo o del cristianismo, hasta para una moral atea. Es lo mismo que dice Spinoza en el Tratado Teológico Político, cuando describe la religión de los judíos como la construcción de un deseo, como la inversión de forma de comunidad.

Esa invención humana que describe podríamos construirla en todas las religiones. Si hay un interés en estudiar las religiones, desde luego es para comprender como un objeto de deseo puede ser construido, generalizado.

De ahí que terminamos Imperio con una referencia a San Francisco, porque nos parecía encarnar la figura del militante de los nuevos tiempos. ¡Y todo el mundo exclama que todas esas referencias a la religión son un poco new age (nueva era) …!

Pero la religión no es el new age, porque nunca he tenido nada en contra de la religión, estoy sencillamente en contra de la trascendencia. Rechazo absolutamente cualquier forma de trascendencia. Pero ciertos aspectos de la religión y sobre todo ciertas experiencias religiosas tienen verdaderamente la capacidad de construir, no ya de forma mística si no de forma ascética.

La ascesis es un estado constituyente, una transformación de los sentidos y de la imaginación, del cuerpo y de la razón. Para vivir bien y para construir lo común, la ascesis siempre es necesaria.

La encarnación de cristo en cierta manera es una indicación ascética; mejor: una pista para una vida virtuosa, como recomendaba Spinoza. En la ascesis laica es probablemente donde las singularidades y la sensualidad mejor se entrecruzan para construir un mundo por venir.

La amistad de Negri y Moncayo

El pensamiento político de Negri ha sido estudiado en América latina y más exactamente en Colombia por Víctor Manuel Moncayo. Dos veces rector de la Universidad Nacional de Colombia. Amigo de Negri a quien conoció en Italia en el año 2002. Desde entonces mantuvieron una relación alrededor de lo que ha sido la producción teórica política.

“Que se hizo explícita al acompañar con las reflexiones de sus publicaciones: El Leviatán Derrotado (Moncayo 2004) y luego enriquecida con la ocasión de mi visita a Bogotá en noviembre de 2012 a propósito de un encuentro académico y político sobre mi obra y la edición de algunos textos míos no conocidos en lengua española”.

Prólogo de Toni Negri sobre Éxodo de Víctor Manuel Moncayo (2018)

En Éxodo Moncayo plantea la categoría de Multitud realizada por Negri donde se tropieza con los escritos de Paolo Virno; que lo influenció notablemente en sus investigaciones posteriores como Éxodo. Moncayo retomó aquí el concepto de Multitud y el principio de Individuación y así de esa forma reactualiza el debate de los pensadores Hobbes y Spinoza, porque la Multitud ha sido un concepto de la filosofía y, en particular de la filosofía política que poco se ha estudiado en nuestro medio y menos por nuestros políticos que en su mayoría son profesionales neoanalfabetos funcionales.

Toni Negri ha partido hacia el mar infinito de la muerte.  Pero nosotros nos quedamos con la Multitud.