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Los enredos de Nicolás Petro

Es muy grave la situación en que está enredado Nicolás Petro Burgos, el hijo mayor del presidente de la república. Parece no tener salida por ninguna parte, pues las denuncias divulgadas por su expareja, Daysuris Vásquez, contienen abundante evidencia difícil de refutar.

No se ve por dónde sea posible desvirtuar todo lo que ha salido, lo cual incluye grabaciones y chats escritos con sindicaciones terribles. La más importante de esas sindicaciones quizás sea la que se refiere a que Nicolás recibió dinero de personas vinculadas al narcotráfico y a la corrupción para apoyar la candidatura de su padre, dinero que nunca entró a la campaña, pues el señor Petro Burgos se lo apropió.

Esta situación debió ser un golpe muy fuerte para el presidente, una persona que ha luchado con todo contra el paramilitarismo, el narcotráfico y la corrupción por décadas. Recuérdese los grandes debates liderados por Gustavo Petro contra esos flagelos y su papel en el esclarecimiento del Carrusel de la Contratación en Bogotá.

No creo que haya nada que le haga tanto daño al presidente como el escándalo en que está metido su propio hijo. Ni la oposición a sus reformas es equiparable al efecto desestabilizador de las gravísimas denuncias que tienen en problemas a Nicolás.

Tratando de quitarle argumentos a los opositores y de defender su propia posición, el presidente pidió que la justicia procediera con diligencia contra su hijo, enfatizando que él aceptará cualquier decisión. También les soltó a los leones a su vástago para enviar el mensaje de que él no protegería los comportamientos indebidos de su familiar, como sí lo hicieron otros presidentes.

Los argumentos entregados por Nicolás a los medios para defenderse son muy endebles. Expresó que todo era el fruto de las patrañas de los opositores y de una mujer que estaba resentida con él porque la había abandonado por otra. Además, sostuvo que no conocía a ninguna de las personas del mundo del narcotráfico que ella mencionaba.

Con esta estrategia tan pobre jamás podrá desvirtuar la avalancha de indicios aportados por la denunciante, entre los cuales el haber recibido dinero en efectivo de aquellos personajes es el más potente y, tal vez, el de más fácil demostración, pues parece haber varias personas implicadas en el traslado de grandes cantidades de billetes.

Gustavo Petro, su hijo Nicolás y Day Vásquez

Hay plata guardada en los bancos, una casa lujosa de por medio y otras personas vinculadas al hecho que entregarán, es muy seguro, versiones contrarias a las de las coartadas simplistas de Petro Burgos. Esto abre múltiples hipótesis que seguirán los investigadores. 

Ya empezaron a conocerse los extractos bancarios del sindicado, en los cuales se revela que es muy difícil vivir como él lo hacía con el sueldo recibido por ejercer como diputado del departamento del Atlántico. Las pruebas que van saliendo no parecen desvirtuar la versión de su expareja.

Es creíble pero insuficiente que Day Vásquez actuara por mero resentimiento. Lo más probable es que sí. Pero ahí no se agota el problema. Las grabaciones y los chats publicados revelan que ella fue cómplice de Nicolás en el manejo de abundante cantidad de dinero en efectivo de dudosa procedencia. Tan dudosa que nunca entró al sistema bancario.

Y si la señora Vásquez fue cómplice de los delitos que se le imputen a Nicolás, también deberá pagar a la justicia por su participación en los hechos. Quizás trate de quitarse de encima alguna pena al servir de informante, de testigo, contra Petro Burgos, dentro de las alternativas que maneja la Fiscalía.

Si las cosas están de este color, el futuro de Nicolás Petro es bastante lamentable, pues está rodeado de indicios que terminarán hundiéndolo. Es claro que su porvenir también afectará al de su padre, al de la Colombia Humana y al del Pacto Histórico. 

Ya se produjo una primera reacción de dolor y de rechazo por parte del presidente hacia el hijo. Pero eso no bastará para calmar la furia y el deseo de venganza de sus opositores, que querrán sacarle el jugo a este talón de Aquiles buscando réditos electorales para octubre próximo. Quizás los enredos de Nicolás no sirvan para desestabilizar y tumbar al gobierno de su padre, aunque el daño provocado sea terrible. 

Pero sus andanzas sospechosas (y el posible castigo legal) sí representan una carga de profundidad de consecuencias impredecibles contra la Colombia Humana y la parte de izquierda del Pacto Histórico, que han denunciado toda la vida los reales o supuestos comportamientos corruptos de sus adversarios. 

Ya en las redes sociales empiezan a aparecer las críticas contra Nicolás, sobre todo destacando que su comportamiento indebido sabotea los proyectos reformistas de la izquierda y pone en entredicho los principios anticorrupción que siempre ha pregonado.

Algunos militantes de la Colombia Humana ya empezaron a levantar la voz, aduciendo que mientras ellos entregan la vida por unas ideas otros se enriquecen utilizando el poder. Así mismo, otros hasta le pidieron hacerse a un lado a un aspirante a la gobernación del Atlántico, mencionado en los chats por Day Vásquez.

En fin, lo que se ve venir es un incremento de los ataques de la oposición al gobierno valiéndose de las metidas de pata de Nicolás Petro, una investigación y un juicio para este político y un incremento de la lucha interna en la Colombia Humana, causado por este vergonzoso incidente. 

Está por verse cómo toreará Gustavo Petro la avalancha que se le avecina y cómo impactará el evento en el sistema de alianzas al interior del Pacto Histórico. Días movidos le esperan al país debido a la puñalada asesina y envenenada de Nicolás contra su propio padre. 

El fuego amigo del hijo del presidente mantendrá en la zozobra al gobierno por un buen tiempo. Nadie se imaginó que algo así pudiera suceder, pero aquí estamos. Que se haga justicia, por el bien de la nación, es lo único que cabe pedir.