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¡Junior: ahora, más lejos…!

En fútbol, se dice que el juego acaba cuando se acaba, es decir cuando el árbitro da el pitazo final. Los seguidores del equipo Junior, seguramente igual que la de Millonarios y Nacional, que no creo ya en posibilidades para el Bucaramanga, seguirán seguramente con la ilusión puesta en llegar a la finalísima del campeonato colombiano.

Es importante mantener el optimismo y el ánimo arriba como factor de motivación, aunque en el caso nuestro, también hay que ser realista y entender que las posibilidades están cada vez más lejos tras los resultados del miércoles en el grupo A. El empate frente a Millonarios restó enormes posibilidades, especialmente al cuadro rojiblanco. La ventaja indudable es para Nacional que hizo la tarea y superó de visitante al Bucaramanga para colocarse líder con 8 puntos.

Millonarios, considerado gran favorito en el grupo antes de comenzar la competencia, declinó parte de sus posibilidades, pero mantiene aún mejores ilusiones que Junior, teniendo en cuenta que los bogotanos enfrentarán a los antioqueños en El Campín y culminará de visitantes ante un Bucaramanga que se cree, no tendría mayores posibilidades.

De los tres con vida todavía, Nacional es el gran favorito, seguido de Millonarios y después por el Junior que deberá vencer a los Búcaros el sábado en Barranquilla y luego ir a Medellín en procura también de vencer a Nacional en la última fecha, pero dependiendo además que Millonarios en caso de vencer a Nacional, cierre en Bucaramanga sin triunfo.

Dados los resultados, cumplidas las cuatro primeras jornadas, nos aumenta la creencia de que el empate frente al Nacional en el Estadio Roberto Meléndez es la ventaja que desperdició Junior en el cuadrangular. Porque más allá de la derrota en Bucaramanga, el triunfo frente a los antioqueños nos tendría arriba con 7 puntos, a Nacional con igual puntaje y Millonarios con 5 puntos, pero a los verdolagas más comprometidos en el choque próximo ante Millonarios en Bogotá. Sin duda el abanico de posibilidades en las dos fechas finales se vislumbraría con mejor panorama.

El optimismo y elevado grado de ilusión que nos abrigó al inicio del campeonato, dada la conformación de una nómina considerada la de mejor muestra futbolística por la calidad de sus protagonistas, se fue diluyendo poco a poco. Y en ello, cuerpo técnico y jugadores tienen la gran responsabilidad. Quedar eliminados del cuadrangular significaría sin duda otro gran fracaso como lo fue ya el de la Copa Suramericana.

Muchas dudas en el rendimiento y mucha deuda con la afición por los malos resultados envuelven sin excusa a los protagonistas del plantel. Fútbol improductivo y mandado a recoger con el toque insulso y devolviendo el balón repetidamente defensivamente ha sido la constante, sin que se haya vislumbrado modificación en el planteamiento táctico que han dado al traste con mejores resultados. La última muestra en Bogotá frente a Millonarios corrobora la intención de un equipo que no fue a proponer, sino simplemente a no perder, cuando la responsabilidad era ir a atacar para conseguir los tres puntos.

Mucho verbo del cuerpo técnico que en cada juego se excusa y excusa a sus dirigidos por factores distintos al rendimiento. Si bien la mano del árbitro en Bogotá fue cargada con ablandamiento de tarjetas amarillas y una poco razonable expulsión en un saque de banda, no fue por esta razón la falta de contundencia ofensiva que dio al traste con las contadísimas jugadas de gol. He ahí la razón inequívoca de los resultados: la falta de gol teniendo supuestamente a dos de los goleadores del fútbol como Borja y Uribe, es lo que tiene al Junior en déficit de anotaciones. Sumado a ello las falencias defensivas y como valor agregado, la falta de actitud en la cancha. 

Y, aunque no pretendemos mostrarnos como pesimistas ni negativos, lo cierto es que, faltando dos fechas, solo un milagro-creemos nosotros-podría llevar al equipo a la gran final del campeonato. Apreciación que fundamentamos en el fútbol de poca monta que nos muestra el plantel. Ojalá pudiéramos estar equivocados y que, al término del camino, el equipo nos devolviera, con fortaleza el golpe de gracia para lograr el objetivo trazado.