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Fue sin querer queriendo, ‘Ñoño’ Elías

Se volvió a prender el ventilador de Odebrecht a manos de un testigo clave. Acaba de salir el testimonio de quien hasta ahora, a pesar de estar condenado hace un par de años no había sido escuchado de manera tan atenta como ahora, situación que por supuesto podemos endilgar, de manera inocente, a la mera casualidad.

La re-elección presidencial del Presidente de la Paz se puso en duda por estas acusaciones. Como es natural en Colombia, todos los testigos clave arguyen amenazas en su contra y para la gran mayoría de personas creerle a estos corruptos es un acto de fe en el mísmismo diablo pero ¿Y si todo lo que cuenta el Ñoño es verdad? ¿Y si realmente este es el momento de conocer lo que pasó en la re-elección?

En estos procesos judiciales, sigue siendo tan preponderante los testimonios casi como en la inquisición la confesión. Los abogados se enfrascan en debates sobre la contradicción milimétrica del testimonio, las imprecisiones de fechas, lugares y personajes con colores y sabores exactos, como si las personas recordaran lo que hicieron siquiera tres días atrás pero sí se le exige en un juicio a un testigo, reacordar con detalle lo ocurrido hace años.

Esta preponderancia del testimonio hace que nuestros jueces sean manipulables, ignorando que dicha prueba hace parte de todo un acervo probatorio y no suma valor por la perfección o exactitud de su dicho sino, por el contrario, por su lógica, razonamiento, credibilidad y su verificación por otros testimonios o medios de prueba que afirman y manifiestan casi lo mismo. El ‘Ñoño’ quien se excusa de que es utilizado por la mal sana clase política central, habla que en el caso Odebrecht hay muertos, amenazas contra su vida, riesgos contra otros testigos, presiones judiciales y traslado de votos, y otras cosas que Colombia ni se imagina que suceden a sus espaldas.

Y es que ahora el ‘Ñoño’ se pinta como si el hubiese aprendido esas mañas sólo ahí, en ese momento, en la re-elección de Santos; los abogados del ex presidente, por su parte, nos cuentan como si Santos no supiera nada, que todo ocurrió a sus espaldas, una “Samperada”; ¿Y el pueblo? Creyéndole a todos y sufriendo de exceso de información, desinformándose por completo. Al defender cada acusado su versión, dejan a Colombia en la ignominia. Y así, repetidamente, otra vez, la víctima es Colombia, somos todos.

El ‘Ñoño’ como un peón más, otro elemento útil de la historia política colombiana, víctima de su propio invento, la politiquería, da a entender que “fue sin querer queriendo” que se vio metido en este entramado de corrupción, como si todo lo hubiese hecho de gratis, de chévere, sin contraprestación a cambio, “yo mismo entregué 800 millones a Prieto” afirma el ‘Ñoño’, pero ¿Con qué le pagaron? ¿A cambio de qué? ¿De dónde sacó todo ese dinero un político de provincia? ¿Es que todos tienen de a 800 millones en efectivo para entregar sin soporte? ¿Y si los dio, no pidió soporte? ¿Quién va a hacer algo legal y no pide soporte del dinero que entrega? ¿Y si entraron a la campaña, Santos vio el saldo y dijo “Ay mire, me consignaron”? ¿Cómo podemos esconder, sin realizar un acto malicioso, 800 millones en una campaña? ¿De qué denominación eran los billetes que andaban por ahí sin consignar? ¿Será que los bancos todo lo saben, sí se consignaron y hacen parte de todo esto? ¿Con cuánto iban a devolverle semejante favor al Ñoño Elías y sus secuaces?

Y aquí es donde los corruptos la saben todas. Como es un tema cultural, detrás del Ñoño debe haber un sinnúmero de corruptelas que, auspiciadas por socios, mafiosos, empresarios y ciudadanos de bien que reciben sus mandados, que guardan sus secretos, que administran sus bienes y que no dan sus nombres, pero seguro están en el mismo Estado, en nuestro mismo barrio, en las mismas universidades o en la misma prensa, callados, sin que nadie sepa, esperando que todo pase.

Porque ahí es donde los corruptos prefieren pagar penas que ajustaron para hacerlas desproporcionadamente bajas para que sus actos no sean verdaderamente castigados y no se vean obligados a devolver los dineros y sobornos que reciben por sus corrupciones. Porque ellos se han blindado en este país y obvio, sus sanciones, no están puestas allí para eliminarlos sino sólo para desincentivar el descaro, el robo frenteado, la malsana charlatanería; porque el sistema legal de este país no está hecho para perseguir corruptos sino para aguantarlos o poder frenarlos cuando se descaran, cuando se les zafa la cadena.

Ni Ñoño hizo todo sin querer queriendo ni al parecer Santos lo hizo todo por la paz de Colombia, pero como todo denunciante tiene rabo de paja, no nos van a decir dónde están los bienes con que le pagaron, las coimas y sobornos con que lo enlodaron en todo esto, porque ya mucho es que lo hayan usado como desechable de la re-elección como para informar a la justicia dónde están los bienes que le entregaron para lograr que hiciera todo lo que hizo. ¿O alguien cree capaz al ‘Ñoño’ de dar 800 millones, producto de su actividad legal y emprendedora, sin recibir nada a cambio? ¿O alguien cree que no los dio? Ya, seguro que fue sin querer queriendo, seguro, como decía el Chavo.

Entonces estos casos, sólo reflejan lo dicho: Los corruptos capturados todos son mansas palomas, sus aliados son bestias malvadas que, por su inocencia, los metieron en problemas y los acusados pro dichos corruptos, sólo deslegitiman a aquellos que por idiotas útiles y medios para lograr un fin, ya perdieron toda la credibilidad y así digan la verdad, nadie creerá en ella, por pastorcitos mentirosos.

Me preocupa sobremanera que en este país, de círculos viciosos, se empiece a pone de moda cuestionar todas las elecciones presidenciales; me preocupa sobremanera que además de todas las maldades que cargamos a diario por ser colombianos, seamos el único país sin condenas serias que demostrarían sólo un poco de independencia e imparcialidad de la judicatura de importantes políticos.

Me preocupa terminar como los que no hicieron nada, como los más herméticos, como la democracia más sólida de América Latina, solapados y corruptos, dentro de una Suramérica muy corrupta. Me preocupa cada vez más ver que la justicia aquí es para los de ruana. ‘Ñoño’ Elías, ¿sí fue sin querer queriendo?