El jueves, en las noticias nacionales, veía como en Barranquilla copiaban la estrategia de los “motoladrones” que implementan desde meses atrás en Bogotá. Las declaraciones del Alcalde Jaime Pumarejo, donde insinúa que debido a que la ciudad le va bien, entonces es atractiva para los ladrones, me dejaron estupefacto. La muerte de conductores de buses, los robos a plena luz del día, el sicariato, los fleteos, ahora hasta cabezas cortadas ¿Qué pasa con la institucionalidad?

Detrás de todo esto, pareciera que la inteligencia criminal existe y la institucional reacciona. Siempre he confiado en las Fuerzas del Orden y creo que tienen toda la capacidad tecnológica y humana para capturar a quien se propongan; pero huele a que la descoordinación de las entidades distritales, la falta de una unidad de gobierno, la percepción de una medusa de mil cabezas liderando la ciudad, genera desconfianza y percepción de improvisación.

El viernes tuve una cita médica con un conocido doctor internista, quien sin problema me confirmó que siente que los medios no están denunciando lo que realmente pasa; que siente que lo de la ciudad se está saliendo de control y que nadie hace nada.

Si eso siente un médico, en la Portoazul, que llega en su carro que aún huele a nuevo y trabaja en una de las clínicas más seguras y famosas de la ciudad ¿Qué puede sentir el transeúnte en las calles de la ciudad?

Los empresarios están siendo extorsionados, sienten que el Gaula no hace mucho, pero como mencioné, el problema no es de la institución policial sino de otras instituciones que descoordinadamente, impiden que estos números y situaciones se sepan.

Desde la cárcel siguen cometiendo delitos estos maleantes y la Policía hace allanamientos, pero mientras sigan trabajando funcionarios internos del INPEC que toleran por par de pesos la entrada de celulares, visitas no deseadas, salidas nocturnas, la Policía puede ir cien veces, las extorsiones seguirán. La gente debe olvidarse del efectivo, aconsejan, porque te siguen, te sapean, se venden por parte del botín y te roban a plena luz del día, porque saben de tus retiros, los montos y el dinero que llevas.

Sin embargo, las instituciones financieras no pueden excusarse simplemente en que la policía puede acompañar a sus clientes cuando se llevan sumas de dinero, debe brindar total confianza en que acudir a sus instalaciones, no es ir a la boca del lobo.

La ciudad es la que menos grave está en el país, pero es un podio de tristeza. El país está sumido en una inseguridad citadina que no se soluciona con más armas, licencia para portarlas o mano dura.

Se necesita el apersonamiento de los líderes locales y nacionales, el trabajar 24/7 en los problemas de calle, del ciudadano de a pie y la franqueza institucional de corregir las cifras que hoy nos afectan y no sólo maquillar el papel, porque el papel aguanta todo.

Barranquilla será escenario de grandes eventos, nuestra ciudad reclama una realidad como la de las revistas que la presentan, como la de los publicistas que la venden.

Sin embargo, la ciudadanía camina con miedo en sus calles, transita con prevención en su transporte público, camina mosca ante cualquier asalto desprevenido de uno o cinco ratas, busca armas traumáticas, seguridad en exceso.

Y esto no es vivir en la capital de vida que es Barranquilla. Apoyo total a nuestra Policía Nacional y a nuestras fuerzas del orden y por favor Alcalde, como dice la canción de Richie Ray & Bobby Cruz, “Siento una voz que me dice, agáchate, que te están tirando……porque uno tiene que estar mosca por donde quiera, y ese individuo no sabe en qué se metió”. Alcalde, en Barranquilla queremos seguir siendo la Puerta de Oro de Colombia.