Oraciones y llanto acompañaron la velatón cumplida en el Colegio Biffi de Cartagena para rechazar el asesinato de la estudiante Alejandra Llorente Salazar, de 11 años, y de su padre, Jaime Llorente.

El doble homicidio ocurrió el jueves en horas de la tarde cuando el comerciante acababa de recoger a sus tres hijas en el plantel a bordo de una camioneta blanca de placas JHU 754.

Testigos narraron que dos sujetos armados que se desplazaban en moto, lo interceptaron a pocos metros del colegio, situado en el barrio La Providencia, para dispararle en varias oportunidades.

Dos de las menores, entre ellas Alejandra, que cursaba sexto grado, resultaron heridas a bala.

Por este hecho, el más reciente en medio de una ola de inseguridad, hay consternación y rechazo en Cartagena.

El colegio suspendió la jornada académica del viernes en señal de duelo, y anoche, las directivas, docentes y estudiantes junto a sus padres se unieron en un solo clamor: rechazar la muerte violenta de la menor y de su padre.

“Son niños con ganas de jugar, pintar, bailar, reír y sobre todo con ganas de vivir”, se leía en algunos de los mensajes que llevaron a la puerta del colegio.

El alcalde William Dau, para tratar de frenar los homicidios y atracos, firmó un decreto mediante el cual prohíbe el parrillero hombre en moto, medida que comenzó a regir desde este viernes y se extenderá hasta el 5 de diciembre próximo.