¿Quién responde por el derrame en el río que dejó sin agua a Barranquilla y Soledad?
Se requieren sanciones ejemplares para los responsables de la emergencia.
Lo ocurrido este sábado en el río Magdalena con el hundimiento de una draga que produjo un derrame de combustible en la proximidad de la bocatoma del acueducto de Barranquilla, no debe quedar en simples anuncios de “exhaustas investigaciones”.
El hecho ocasionó la suspensión inmediata del servicio de acueducto tanto en Barranquilla como en Soledad, cuyos son abastecidos por el sistema Triple A.
Si bien es cierto que los siniestros son impredecibles, lo inexplicable de la situación es que al momento que ocurran no se adopten los planes de contingencia inmediatos para minimizar su impacto.
Fue lo que ocurrió con la draga ‘Puerta de oro’, de propiedad de la empresa Dragados Colombo Americanos Ltda, representada por Enrique Pimienta.
¿Qué pasó? ¿Por qué se produjo el hundimiento de la draga? ¿Cuáles fueron sus consecuencias? ¿Qué tipo de trabajos realizaba?
Lo que quedó de manifiesto fue que el contratista no tenía en cuenta ningún tipo de plan de contingencia. Por lo menos así lo indicó la Corporacion Autonoma Regional del Atlantico (CRA).
“Personal de la C.R.A. se encuentra con la empresa Dragados Colombo Americanos, verificando que se cumpla con el plan de contingencia para superar la emergencia, por cuanto se evidenció retraso por parte del contratista presuntamente responsable, teniendo en cuenta que pasaron ocho horas del incidente para la puesta en marcha de las acciones de contención”.
¿O sea que pasaron 8 horas para que un irresponsable contratista pusiera en riesgo la salubridad de Barranquilla y Soledad? Sin hacer nada. Sin tener un plan de contingencia.
Tanto el Director de la CRA, como el de Cormagdalena y de la misma Capitanía de Puerto anuncian “exhaustivas investigaciones”, lo que mínimo se espera son sanciones ejemplares, contundentes, para el responsable del hecho.
Sin contemplación alguna hay que castigar ejemplarmente a quien puso en riesgo la salud de barranquilleros y soledeños.
No hay derecho para que una ciudad padezca la falta de agua y se ponga en riesgo a sus habitantes por una situación que ni las propias autoridades son capaces de entregar una explicación concreta.