El Papa Francisco en su mensaje a miembros de la CELAM.
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"La esperanza en América Latina tiene un rostro joven, de mujer y de pobre": Papa

"Si queremos servir desde el Celam, a nuestra América Latina, lo tenemos que hacer con pasión", dijo Francisco.

Un largo discurso leyó el Papa Francisco al Comité Directivo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM),reunido este jueves en la Nunciatura Apostólica de Colombia en la que primó como tema la esperanza.

Para el Papa, la esperanza tiene el rostro de los jóvenes, de la mujer y de los laicos. Cada uno es importante para el papel de la Iglesia y cada uno lo entrega a todo para la unidad de la iglesia.

"La esperanza en América Latina tiene un rostro joven" 

El Papa les pidió a los miembros del Celam no dejarse llevar por "noticias sobre su presunta decadencia y sobre cuánto estén adormilados, otros aprovechan de su potencial para consumir, no pocos les proponen el rol de peones del tráfico y de la violencia. No se dejen capturar por tales caricaturas sobre sus jóvenes. Mírenlos a los ojos y busquen en ellos el coraje de la esperanza. No es verdad que estén listos para repetir el pasado. Ábranles espacios concretos en las Iglesias particulares que les han sido confiadas, inviertan tiempo y recursos en su formación".

Pidió a la Celam proponer "programas educativos incisivos y objetivos pidiéndoles, como los padres le piden a los hijos, el resultado de sus potencialidades y educando su corazón en la alegría de la profundidad, no de la superficialidad". 

El Pontífice habló de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 que será celebrada siguiendo el ejemplo de la Virgen que proclama: "He aquí la sierva" y "se cumpla en mí" (Lc 1,38).

"La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino": Papa

Jorge Bergoglio habló del rol de la mujer. "De sus labios hemos aprendido la fe; casi con la leche de sus senos hemos adquirido los rasgos de nuestra alma mestiza y la inmunidad frente a cualquier desesperación. Pienso en las madres indígenas o morenas, pienso en las mujeres de la ciudad con su triple turno de trabajo, pienso en las abuelas catequistas, pienso en las consagradas y en las tan discretas artesanas del bien. Sin las mujeres la Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente. Son las mujeres que, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe", dijo.

Dijo que ellas "acompañaron a Jesús misionero; no se retiraron del pie de la cruz; en soledad esperaron que la noche de la muerte devolviese al Señor de la vida; inundaron el mundo con su presencia resucitada. Si queremos una nueva y vivaz etapa de la fe en este continente, no la obtendremos sin las mujeres".

Añadió que la esperanza en América Latina pasa a través del corazón, la mente y los brazos de los laicos y mucho más a través de los ojos de los pobres y desde la situación de los pobres. 

Y concluyó su encuentro en la Celam, con el siguiente mensaje: "Si queremos servir desde el CELAM, a nuestra América Latina, lo tenemos que hacer con pasión. Hoy hace falta pasión. Poner el corazón en todo lo que hagamos, pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables, pasión en el trabajo de nuestras manos, pasión que nos convierte en continuos peregrinos en nuestras Iglesias como —permítanme recordarlo— santo Toribio de Mogrovejo, que no se instaló en su sede: de 24 años de episcopado, 18 los pasó entre los pueblos de su diócesis. Hermanos, por favor, les pido pasión, pasión evangelizadora".

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