El nuevo oso de anteojos del Zoo: de mascota de familia en Serranía de San Lucas a Barranquilla
Jugaba con niños de una familia de un minero que lo rescató.
Es conmovedora la historia del oso de anteojos, de un año aproximadamente, que desde este viernes se exhibe en un hábitat especial en el Jardín Zoológico de Barranquilla.
El osezno fue encontrado en 2021 por mineros en la Serranía de San Lucas y llevado a casa de uno de ellos.
Se hizo pública la historia del oso de anteojos, especie en vía de extinción, cuando la Corporación Autónoma Regional del Sur de Bolívar conoció del animal.
En noviembre en esa entidad ambiental se recibió una llamada desde la Serranía de San Lucas en la que se les informó por parte de unos nativos sobre la tenencia de un pequeño oso, el cual no sabían cómo manejar en la medida en que iba creciendo en una zona de bosque húmedo, en los límites de Bolívar y Antioquia.
Personal de la CRA supo que el lugar exacto era la vereda de Guamocó, de Santa Rosa del Sur, en el sur de Bolívar. El lugar está a unos 106 kilómetros de la cabecera municipal.
En efecto, la delegación de la Corporación Autónoma encontró el animal de 3 o 4 meses, cuando fue visto por primera vez por los funcionarios de la entidad ambiental.
Enrique Núñez, Director CRA Sur de Bolívar, contó que se pudo evidenciar que “la alimentación que recibía el animal, era prácticamente como si fuera un bebé, ellos tenían un hijo de 4 años y lo que le daban al niño, también se lo daban al osezno como alimento".
Los tenedores del animal confirmaron a los funcionarios de la CRA del Sur de Bolívar que en desarrollo de la tarea de exploración, “encontraron a un animal como llorando”, contó. En el mismo lugar “encontraron a la mamá tirada en una quebrada y el osezno al lado de ella”.
Los mineros examinaron a la mamá del pequeño oso y no le encontraron señales de herida o golpe por lo que se cree que fue muerte natural.
Fue entonces cuando los nativos “se llevaron al animal”.
Ante las dificultades de tener al oso en un hábitat, los funcionarios de la Corporación Autónoma del Sur de Bolívar contactaron a la Fundación Zoológico de Barranquilla con la que se concretó después de un tiempo su traslado a la capital del Atlántico por la experiencia con otros osos, uno llegado de Antioquia en 1999 y otro (Chucho) en 2017.
Mientras se adelantaba ese trámite, la dirección de la CRA del Sur de Bolívar se preocupaba porque el animal fue creciendo y al llegar a los cuatro meses de edad, aproximadamente, sus juegos eran demasiado bruscos con los pequeños hijos de las personas que lo tenían como mascota.
"El oso en la medida en que iba creciendo jugaba con el hijo,la persona que lo tenía, el niño de cuatro años, cuando empezó a crecer, ya lo abrazaba y lo abrazaba muy duro, entonces el niño empezaba a llorar. Fue cuando ellos decidieron contactarnos a nosotros", dijo Enrique Núñez.
El osezno llegó a Barranquilla en diciembre pasado después de una serie de trámites y el complejo traslado por ser la vereda una zona de conflicto en la que operan grupos irregulares, a unos 1.800 metros sobre el nivel del mar.
El complejo trazado se hizo a Barranquilla y según, Cristian Olaciregui, Jefe de Biología del Zoológico de Barranquilla, el traslado fue “muy responsable”.
Lo define como “una historia de vida” de un animal que va a ser protegido para su perpetuidad. Toda esta crianza de vida que va. Los testimonios de quienes lo rescataron, deciden regresarlo a la vida silvestre. Contactan al zoológico. Nosotros tenemos más de 30 años en la crianza de osos de anteojos. Para ver si podíamos ayudarlo en la crianza del individuo".