'Taccola', otra draga dañada en el puerto de Barranquilla.
'Taccola', otra draga dañada en el puerto de Barranquilla.
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Cormagdalena

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‘Cuento belga’: las dragas no funcionan y tampoco sancionan a los contratistas

El calado operacional sigue bajando y con tendencia a continuar disminuyendo.

El ‘cuento belga’ en el que ahora han convertido el puerto de Barranquilla, sigue de fracaso en fracaso.

Bien sea a través de una filial como la European Dredging Company Sucursal Colombia (EDC) o directamente como matrix, la compañía belga Jan De Nul sigue dejando nefastos resultados en los dragados de mantenimiento del canal de acceso que han sido contratados con una y otra.

El común denominador ha sido la falla en los equipos asignados, la consiguiente falta de continuidad en los trabajos contratados y, como consecuencia de todo lo anterior, la recurrente disminución en el calado operacional, con graves perjuicios económicos para la capital del Atlántico.

Aun así, lo que más llama la atención es que en ninguno de los casos ni Cormagdalena ni el ahora Patrimonio Autónomo que conforma con Findeter, han procedido a aplicar las cláusulas pecuniarias por incumplimientos y daños causados en el canal, por no ejecutar las metas de profundidad estipuladas.

El nuevo episodio de este ‘novelón portuario está ocurriendo con la draga ‘Taccola’, de la matriz Jan De Nul, traída desde Jamaica con el aparente propósito de remover 140 mil metros cúbicos de sedimentos, mientras supuestamente el Patrimonio Autónomo surte el proceso de contratación para el dragado de mantenimiento en lo que resta del año.

Sin embargo, desde que inició trabajos a las 4:30 de la mañana del 16 de julio, los resultados no han sido satisfactorios. Pese a que inicialmente hubo mejoría en las condiciones del canal, actualmente la situación es crítica, con otro bajón de calado y una tendencia a seguir disminuyendo.

Y la historia parece repetirse luego que la draga ‘Taccola’ registró una falla eléctrica en su motor que obligó a suspender las actividades de remoción de sedimentos.

La falta de dragado produjo un primer hecho: una baja en el calado operacional y con la incertidumbre sobre cuándo reiniciará operaciones la draga.

En este sentido, llama poderosamente la atención las expectativas de Cormagdalena y Findeter frente al hecho.

“De acuerdo con lo previsto en el contrato para este tipo de situaciones, el contratista cuenta con hasta 8 días para solucionar los problemas técnicos que se presenten y/o en este mismo plazo disponer de un equipo de respaldo, para continuar con la ejecución de las labores de dragado”, sostienen las entidades del Patrimonio Autónomo.

Y agregan: “El contratista actualmente trabaja en dos líneas para superar la actual situación. Primero, se está buscando el repuesto y la reparación de la draga actual dentro de los 8 días que estipula el contrato. Segundo, el traslado de un nuevo equipo que reemplace al existente, lo cual estaría a más tardar el 26 de agosto en Barranquilla”.

Un simple ejercicio matemático no cuadra con el término de los 8 días establecido en el contrato para superar este tipo de situaciones. Desde el 15 de agosto cuando suspendió actividades hasta el 26 cuando supuestamente estaría el equipo reemplazante, no dan 8 días. Y quizás el término podría extenderse dependiendo de la disponibilidad del equipo, el lugar en que se encuentre, su desplazamiento a Barranquilla y la reanudación de los trabajos.

La situación actual recuerda lo sucedido con las dragas ‘Francis Beaufort’ y ‘Medway’, de propiedad de la empresa Jan de Nul Group, casa matriz de European Dredging Company Sucursal Colombia.

Es decir, los mismos con las mismas.

La primera de ella sufrió una avería sobre la punta del tajamar oriental, zona próxima a Bocas de Ceniza. Fue llevada a inspección técnica en zona marina y finalmente no pudo seguir el trabajo, cuando apenas lo iniciaba.

Con ello el dragado quedó suspendido y los contratistas dispusieron una segunda draga de reemplazo, la ‘Medway’, que ni siquiera alcanzó a ingresar al puerto por fallas en su maniobrabilidad cuando se aproximaba a la zona de Bocas de Ceniza.

Fue entonces cuando los contratistas decidieron llevarse la draga a dique seco para revisión técnica y dejar tirado el trabajo, con los consiguientes perjuicios para el canal navegable y la economía local.

Pese a que el grave hecho ameritaba, incluso, la aplicación de las sanciones pecuniarias, el Director Ejecutivo de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado, aceptó una solicitud de los contratistas de dar por terminado el contrato “por mutuo acuerdo”, con lo cual esas empresas quedaron libres de toda responsabilidad y con una “hoja impecable” para seguir contratando con el Estado, como si nada hubiese ocurrido.

Y así pasó, el Patrimonio Autónomo Cormagdalena - Findeter volvió a contratar este año con la filial European Dredging Company Sucursal Colombia, que dispuso la draga ‘Bartolomeu Dias’ y en el caso más reciente con la misma Jan De Nul que trabajo la ‘Taccola’, la misma que acaba de sacar la mano y tiene enlodado el puerto de Barranquilla.

Como conclusión de todo este ‘novelón’, la Ministra de Transporte, paradójicamente la barranquillera Ángela María Orozco, ni el Director Ejecutivo de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado Durán, también oriundo de esta capital, pueden seguir ‘sacando pecho’ en el sentido de que el Gobierno “ha hecho la mayor inversión de la historia” en materia de dragado en el puerto de Barranquilla.

Si bien eso es cierto: ¿Cuál ha sido el resultado efectivo para sostener las condiciones de navegabilidad en el puerto de Barranquilla?

¿Acaso con esa multimillonaria inversión se ha logrado la meta de 12,49 metros de profundidad para un calado operacional de 10,20 metros?

¿Por qué medir el resultado por la inversión realizada y no por la efectividad del dragado con un calado operacional de 10,20 metros?

Tampoco se puede ‘sacar pecho’ sobre la movilización de carga porque ello obedece a la gestión comercial (importación y exportación) del sector portuario local y no precisamente por las condiciones del canal. Es más, si el calado fuera el óptimo, el movimiento de carga sería superior.

¿O acaso se le olvida a la Ministra y al Director de Cormagdalena que hoy el calado operacional está, en máximo, de 7,2 a 7,5 metros para embarcaciones de 180 a 200 metros de eslora (longitud), luz día, con 30 centímetros de asiento positivo, en condiciones océano - atmosféricas favorables., bajo el análisis de condiciones adicionales y con marea positiva?

Definitivamente, demasiadas cuentas alegres y el puerto sigue enlodado.