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Gaza y el Derecho Internacional

En la guerra, no todo se vale.

Tras milenios de barbaries, poco a poco, algunos usos se fueron imponiendo en el mundo occidental con el fin de humanizar (en lo posible) la guerra. De estas costumbres, surgió el “derecho internacional humanitario” (DIH) como el conjunto de reglas que rigen en la guerra. Reglas como la prohibición del uso de armas químicas o de ataques indiscriminados contra la población civil buscan, aunque suene al principio ridículo, que la guerra sea algo civilizada.

Gaza tras los ataques aéreos

Hacia principios del siglo pasado, estas reglas y usos comunes habían sido recogidas por los Convenios de Ginebra. Actualmente, el Estatuto de Roma (el “código” de la Corte Penal Internacional) es el principal referente. En concreto, su artículo 8 contempla como crímenes de guerra:

Art. 8.2.b (v) Bombardear edificios civiles

Art. 8.2.b. (viii) Trasladar a la propia población civil al territorio de la otra parte, como forma de ocupación,

Art. 8.2.b. (xii) Declarar que no se dará cuartel,

Art. 8.2.b. (xxiv) Atacar unidades sanitarias,

Art. 8.2.b. (xxv) Impedir el suministro de bienes y servicios esenciales a la población civil

Daños en los ataques a la franja de Gaza

Entre otros.

Israel no solamente está vinculada a los convenios de Ginebra por ser “derecho común de las gentes”, sino que también está sometida a la Corte Penal Internacional. Esto, por cuanto -aunque nunca ha reconocido la competencia de la CPI- buena parte del conflicto ocurre en el territorio de un Estado parte del Estatuto de Roma (Palestina, desde el 2015). Por eso, actualmente la CPI ya se encuentra investigando varios hechos en la Franja de Gaza y Cisjordania ocurridos desde entonces y, seguramente, lo que ahora suceda se sumará a ello.

Hamas es un grupo terrorista, y se espera que los grupos terroristas cometan actos de terror. Sobre eso, no hay mucho más que decir: deberán ser perseguidos, procesados y castigados por los crímenes que han cometido (y siguen cometiendo).

Israel, en cambio, es un Estado de Derecho.

Por eso, es muy preocupante que, en medio del calor (y, con toda seguridad, de un profundo dolor) el Ministro de Defensa del Estado de Israel, Yoav Gallant, haya afirmado lo siguiente:

“Ordené un asedio total sobre la franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni gas, todo esta cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos de la misma manera”.

Por su parte, el primer ministro Benjamín Netanyahu exclamó que “lo que vivirá Hamás será difícil y terrible… Los destruiremos y vengaremos enérgicamente este día oscuro sobre el estado de Israel… Todos los sitios en los cuales Hamás está desplegado, escondido y operando en esa maldita ciudad, lo convertiremos en escombros”.

Y no son solo palabras. Los noticieros del mundo muestran un crudo asedio a la Franja de Gaza, que impide el acceso y salida de sus habitantes, de equipos de asistencia a la población civil y de suministros y servicios esenciales. Esta práctica es especialmente atroz, si se considera que milenios atrás los propios israelitas e, incluso, sus antepasados en Mesopotamia lo padecieron de forma especialmente cruel.

Ataques a la franja de Gaza

Ahora bien, en temas tan polarizados como este, no está de más expresar lo que es obvio: Que del Estado de Israel se espere que no cometa crímenes de guerra, no se desprende una “toma de partido” a favor de Hamas, Palestina o, en general, el pueblo árabe. Esto, por innumerables razones. Cierro con unas cuantas:

1. Lo de esta semana NO es un conflicto entre los árabes y los judíos. Estos no son Estados, sino pueblos hijos de un mismo padre (en Colombia, en donde tenemos ambas culturas profundamente arraigadas, lo sabemos muy bien).

2. Este NO es un conflicto milenario, ni está motivado por la fe. Es un conflicto político del siglo veinte.

3. Hamas NO es el pueblo árabe. Es un grupo terrorista.

4. El actual gobierno de Israel NO es el pueblo israelí. Es un partido político.

5. Esto NO se resuelve acudiendo a promesas y derechos históricos. El conflicto es hoy y debe resolverse con arreglo a las normas que hoy nos permiten solucionar conflictos de forma civilizada.

Pero, especialmente: Esto NO es un debate entre derecha e izquierda. Es una crisis internacional que marca una tragedia en nuestra historia y, en vez de dividir a la opinión pública, debería unir al resto del mundo en la vergüenza colectiva de la degradación humana.

Ataques a la franja de Gaza