"Mis sueños de prosperar quedaron reducidos a escombros": damnificado de la Loma de La Manga

A Ricardo Jaimes, un santandereano de 53 años, el sueño que tenía de prosperar en Barranquilla se le desplomó en cuestión de horas.

Este comerciante, que llegó a la ciudad en el 2019, es uno de los damnificados de los deslizamientos en la Loma de La Manga luego de que el negocio en el que invirtió 200 millones de pesos quedó reducido a escombros.

Como todo santandereano de empuje, don Ricardo quiso abrirse paso en el comercio local y arrancó distribuyendo huevos y quesos en tiendas.

Primero se instaló en el barrio Los Robles del Municipio de Soledad, luego se mudó hacia El Edén, en Barranquilla, y en enero de 2021 vio la oportunidad de lo que aparentemente sería un buen negocio en la Loma de La Manga, en el suroccidente de la capital del Atlántico, porque desconocía la inestabilidad de los terrenos.

En junio del año anterior se mudó al lugar, con su esposa y sus cinco hijos, y allí invirtió sus ahorros con la esperanza de salir adelante, como lo han hecho ciudadanos de ese Departamento que se han instalado en Barranquilla y otras ciudades de la Costa. 

Cuenta que su negocio era el que faltaba en la transitada zona de la Loma de la Manga, al punto que se convirtió en el más visitado en la vía.

En diálogo con Zona Cero dijo que compró el negocio en 120 millones de pesos y le invirtió otros 80 millones para ampliarlo.

Fue así como en los 630 metros cuadrados que tuvo hasta el miércoles, además de autolavados, abrió un taller de latonería y pintura, parqueadero, cafetería e incluso construyó el apartamento en el que vivía.

Hasta esa fecha, tuvo seis empleados que le ayudaban en el día a día.

Sin embargo, por efectos de la naturaleza y quizás por el desconocimiento de los riesgos en la zona y de lo que ha ocurrido años atrás, Jaimes invirtió "a ojo cerrado".

Esto quedó en escombros, se acabó todo, quedó inservible” dijo a Zona Cero mirando con tristeza los escombros de lo que fue su negocio.

Son en realidad 630 metros cuadrados de escombros y la tierra que se levanta está sobre los 5 metros. El área de lo que fue su negocio, en 24 horas, se rodó más de 50 metros.

Este comerciante pidió apoyo a la administración distrital, por lo que lamenta no haber podido hablar con el alcalde Jaime Pumarejo quien visitó la zona del desastre porque el cansancio y el dolor de perderlo todo lo vencieron.

Solo espero una ayuda para volver a empezar”, dice, sin dejar de mirar los escombros de lo que era un próspero negocio.

 

 

 

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