El Alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, al hacer este martes una invitación a una celebración en paz, reveló un hecho inédito de su vida, la época cuando estuvo a  punto de perder la visión por la pólvora.

El episodio fue hacia las 11 de la noche de un 7 de diciembre, día de velitas, cuando el hoy mandatario contaba con apenas 13 años de vida.

Este fue su relato:

“Muy joven, creo que tendría menos de 13, 14 años. Estaba corriendo, abajo de mi casa. Con un amigo, persiguiéndolo con una caja de “Cebollitas”. Dentro de esa caja habrían 100, 200, 300 cebollitas, no recuerdo. Pero el correr hizo que esa fricción hiciera que una explotara y explotaron todas. Las tenía muy cerca a mis ojos, mis ojos y ambos ojos se vieron afectados. Fui a la Clínica del Caribe, y quien me atendió en emergencia le dijo a mi madre que iba a perder un ojo. El ojo izquierdo. Después de horas de cirugía, que un médico me atendió por horas, pudieron salvarme el ojo y duré dos semanas con los dos ojos vendados, y hoy puedo ver pero ha podido ser muy distinta esa historia. En ese momento supe el respeto que había que tenerle a la pólvora. Por eso desde mi propia vivencia les puedo decir que hay que tener mucho cuidado”.

Tras este episodio que no se había hecho público en la vida del Alcalde, al hacer un llamado a la prevención, Pumarejo indicó que “la pólvora es un elemento que puede causar daños irremediables para nuestra juventud. Por eso debe estar lejos de nuestros niños, en manos de profesionales”.

“La pólvora que tiramos de niños: el tote, la 'matasuegra', los voladores, inclusive las chispitas de bengala tenemos que evaluarlas y hacerlas en entorno seguro y con la supervisión debida”, dijo.