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William López, personaje popular en el Centro de Barranquilla
William López, personaje popular en el Centro de Barranquilla
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A ritmo de salsa y su tumbao, ‘El Salchi’ pone el sabor en la ‘Esquina del Marquetero’

Cumple 45 años vendiendo salchichón entre clientes de los estaderos de este colorido sector.

Por Roberto Llanos Rodado

Cuando se acercan las 6 de la tarde y el crepúsculo se disuelve para darle paso a la noche, William López Hernández sale de su casa en el barrio Villa San Carlos, un sector alegre y bullicioso del suroriente de Barranquilla, a guerrear por la vida.

Con andar lento pero firme, impulsa su figura menuda y semi encorvada bajo un chaleco reluciente que destaca en la espalda un vistoso aviso que lo identifica: ‘El Salchi, la salsa’.

A pocos metros está la Circunvalar, allí aborda un vehículo que en cuestión de 30 minutos lo transporta al Centro de la ciudad, donde inicia su peregrinaje diario de vendedor ambulante.

William ofrece una peculiar merienda que se ha vuelto típica entre muchos, cuando el ansia de comer algo ligero en la calle los acosa.

Tajadas de salchichón untadas en salsas rosada y de tomate, salpicadas con gotas de limón y de un picante casero que él mismo prepara.

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A esto le agrega una o dos galletas de soda, y todo lo vende por dos mil pesos, que puede bajar a mil quinientos o mil, si el cliente es convincente en el clamor por la ‘rebajona’.

Pero William López no es un vendedor común y corriente, lo hace diferente la clientela con que cuenta en el oficio: los rumberos que acuden a diario a escuchar salsa y tomar cervezas en los estaderos de este colorido sector.

Son sus compradores fieles, ya lo conocen y él los conoce a ellos, por tanto la conexión es inmediata cuando emerge en escena bamboleando su silueta de bacán barranquillero, al compás de la melodía que esté sonando.

La llegada la anuncia, además, a ritmo de clave, que surge del choque del cuchillo que utiliza para tajar el salchichón, con la caja de madera en la que lleva la mercancía que ofrece para la venta.

Tras su aparición casi fantasmal los pedidos no se hacen esperar, es como si la gente estuviera aguardando su llegada y el recibimiento es casi que con cariño.

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El equipo de trabajo lo completa una mochila que cuelga a un costado del brazo izquierdo, con 6 u 8 salchichones que espera vender en toda la jornada.

En total pesan por lo menos 4 kilos, y lo más probable es que hayan contribuido en algo a la doblez de la columna. Gajes del oficio, que llaman.

La Esquina del Marquetero

Por estos días William López Hernández  concentra las ventas en el complejo comercial La Esquina del Marquetero, la mole que la Alcaldía Distrital construyó en la calle 38 con carrera 43 para reubicar a 150 vendedores estacionarios del Centro de la ciudad.

Allí quedaron localizados los puntos salseros que funcionaban al aire libre y congestionaban los andenes: ‘El Bembé de Alonso’, ‘Los Mellos’, ‘El Punto Musical’, ‘La oficina de William’, ‘La Titi’, que atraen la gran clientela salsera del sector.

El día de la entrega de la obra ‘El Salchi’ fue una de las atracciones, con su figura pintoresca bailando y ofreciéndo su producto.

Descresté al alcalde Alejandro Char, a pesar de que conoce mi bailado desde los tiempos de El Taboga, el hombre se mostró asombrado porque me dijo que conservo el swing de siempre”, señaló haciendo alarde de su relación de amistad con el mandatario.

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En la venta de salchichón López Hernández asegura que lleva 45 años ininterrumpidos, con descansos solo los lunes.

“Ahora me quedan más fácil las ventas, todos mis clientes están aquí junticos, camino menos”, dice con tono entusiasta, mientras lanza dos pases que siguen el ritmo de la trompeta de ‘Chocolate’ Armenteros, que inunda de salsa uno de los establecimientos.

William conecta así su pasión musical con el trabajo, es decir, la perfecta combinación, un telón de fondo salsero y la venta de salchichón que le procura el sustento del hogar que conforma con Beatriz Pacheco.

Con ella tiene tres hijos, Ingrid Beatriz, de 43 años, quien es docente; Mirelis, de 39, que estudió enfermería y William Jesús, de 41, empleado de Carnecol.

En mi trabajo he recorrido hasta el amanecer los estaderos Mi Gente, Taboga, Milán, Mickey, Costa Bella, El Rincón de la Salsa, Carruseles, siempre con la venta de salchichones, que me ha servido para sostener a mi familia, darles estudios a mis hijos y construir mi casa”, recuerda con un aire de satisfacción que no disimula.

'El salchi salsa' tirando pase

Un personaje popular y querido

Con este sello comercial William López, de 67 años, barranquillero nacido en el barrio La Manga, se ha convertido en otro de esos ‘personajes’ populares y queridos que orbita alrededor de la corriente musical salsera del Centro de la ciudad.

En el ambiente salsero que palpita por aquí, compuesto por bailarines, fonomimicos, timbaleros (como el desaparecido ‘Pecos’), cantantes, vendedores de discos, picoteros, entre otros, también se destaca ‘El Salchi’, a quienes todos identifican, aprecian y relacionan con la salsa”, comenta Didier Ariza, reconocido comerciante de acetatos y CD.

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Y es que a la par de la venta diaria de salchichón, William también le agrega a su actividad shows de baile.

Por lo general a pedido de sus clientes, o por el impulso de un tema “que me de por la cabeza”, dice con una risa cargada de picardía.

Lo del baile le puede generar un ingreso adicional de propinas, y trae a la memoria el episodio de un turista norteamericano que le regaló 20 dólares tras verlo bailar en El Taboga.

En concursos

Lo aprendido en las pistas de los estaderos donde vende sus productos, lo ha convertido en participante activo de varios concursos de bailadores de salsa en la ciudad.

He estado en ocho competencias profesionales, las tres primeras las perdí, pero mi amigo, el locutor de Emisora Atlántico César Páez, me recomendó que en el baile hay que sonreír permanentemente y jamás agachar la cabeza. Eso es fundamental”, afirma.

William, cuyo segundo nombre es Diomedes, que no cita mucho porque lo considera incompatible con su perfil salsero, se define como un bailador de la vieja escuela.

Salsa al piso mi llave, sin volteretas de maromero, solo siguiendo el golpe del disco, el tumbao de la orquesta”, dice.

William Diomedes López Hernández lleva 45 años vendiendo salchicha y bailando salsa

Viral en redes

Por los días prenavideños del año pasado, en medio de la suave brisa que golpeaba la ciudad, la figura de ‘El Salchi’ agitó las redes sociales y se hizo viral entre los salseros.

Fue mostrado por Ítalo Gallo Jr. mánager del picó El Coreano, cuando en plena calle, a la vista de todos, se lanzó a bailar ‘Ajiaco Caliente’, el clásico del maestro Palmieri, que ponía a sonar un local de discos.

Ítalo subió las imágenes en redes sociales y escribió: “El Internacional ‘Salchi de la Salsa’, realizando su exposición musical, un verdadero personaje del ambiente salsero de la ciudad, tremenda calidad humana, vayaaaaaaaa que sabrosuraaaaa adulta, viejo”.

Los comentarios de la gente no se hicieron esperar.

Lo conozco, estudió en el Meisel…excelente bailador”.

Vendedor del Romelio Martínez,con Armando”.

“Salchi”, mi llave, qué tumbao bravo”.

Vamos, así se agita baldosa ‘Salchi’”.

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En estos mensajes que sacudieron las redes, le recordaron a William momentos de sus inicios en el negocio, muchos de los cuales tenía olvidados.

Uno, los primeros pasos al lado del célebre Armando (QEPD), reconocido vendedor de butifarras en las graderías del viejo estadio Romelio Martínez en los partidos de Junior.

“Comencé con Armando en las butifarras, pero después me cambié a los salchichones, porque él acaparaba toda la clientela, la gente lo quería mucho”.

También mencionó: “Se les olvidó decir o porque no lo conocían, que alcancé a estudiar dos años de derecho en la Universidad del Atlántico, pero tuve que dejar los estudios para trabajar porque comenzaron a llegar los hijos”.

William Diomedes López Hernández dice que siente el paso de los años, pero que aún conserva energía para seguir guerreando la vida.

“Viejo, pero no cansado”, es su consigna, sin embargo, por consenso familiar los hijos y su compañera le han puesto freno y decidieron que trabaje solo los fines de semana, incluido el lunes, si es festivo.

“Ya tiene problemas en la vista, le hemos pedido que descanse los otros días y disfrute a sus nueve nietos, que ya está bueno, pero él es terco”, explica la señora.

‘Salchi’ acepta a regañadientes la sugerencia familiar, y lanza una propuesta, “eso sí, me gustaría conseguir un patrocinio en los chalecos que uso para redondear mis ingresos”.

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