Monseñor Pablo Salas Anteliz, Arzobispo de Barranquilla.
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Participación de la feligresía fue masiva en Semana Santa: Arzobispo de Barranquilla

Hizo un llamado a la solidaridad y fraternidad para superar situaciones como la pandemia del Covid-19.

El Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Pablo Salas Anteliz, entregó un positivo balance sobre la masiva participación de la feligresía en el retorno a la presencialidad durante la celebración de la Semana Santa.

En declaraciones para Zona Cero, Salas Anteliz resaltó la fervorosidad con la cual los fieles colmaron las diferentes parroquias.

“Estamos muy contentos porque en esta Semana Santa, después de 2 años los fieles han retornado a sus parroquias. Los fieles han retornado a la celebración comunitaria de la fe. El balance no puede ser mejor. Todos los templos han estado completamente llenos en todas las celebraciones que hemos realizado a lo largo de esta semana”, expresó.

Señaló que, todo eso indica, “como hemos venido advirtiendo, que no es posible estar lejos de Dios. Que aquel que se aleja de Dios se pierde, que es precisamente las circunstancias difíciles donde tenemos que estar unidos, más profundamente unidos al señor. Eso es lo que hemos percibido a lo largo de estos días en todos los templos parroquiales. Esto es lo que están diciendo los párrocos a quienes hemos preguntado acerca de este balance de la Semana Mayor”.

“La participación ha sido masiva, muy buena, estupenda y como lo he señalado es reflejo de la necesidad que vamos advirtiendo de que no podemos aislarnos, no podemos vivir en la indiferencia de nuestra vida ni mucho menos a la indiferencia de Dios. Necesitamos volver a Dios, volver al Señor y eso es lo que hemos visto a lo largo de todos estos días. Nosotros vamos percibiendo que el fervor de la gente se mantiene intacto. Aún más, hemos visto mucho mayor recogimiento en estos días y en muchos sectores hemos visto más silencio y tranquilidad”, recalcó.

Sin embargo, consideró que “debemos dar un paso adelante. Ciertamente quisiéramos que estas celebraciones fueran más tranquilas, más serenas, que el ambiente externo fuera más favorable y que realmente todos estuviéramos en la actitud de recogimiento y de contemplación de los misterios que celebramos”.

No obstante, insistió en que el fervor sigue siendo el mismo y que sin dudas “la pandemia ha acrisolado nuestro corazón en el dolor, en el sufrimiento para acercarnos a Dios”.

Tras la ausencia presencial obligada por el Covid-19, Monseñor Pablo Salas Anteliz indicó que la pandemia deja muchas enseñanzas.

“Las enseñanzas que nos deja esta pandemia al mundo entero son notorias, muy objetivas, Además el Papa Francisco nos ha ayudado a hacer un discernimiento evangélico de lo que hemos vivido. Esta pandemia nos ha puesto en la verdad de lo que somos nosotros. Somos pequeños. Somos pobres, frágiles, no tenemos nada asegurado, todo lo humano es precario, es frágil y es la primera enseñanza que sacamos de esta pandemia”, opinó.

Cree que lo importante es que cada día “estamos llamados a crecer en fraternidad. Esta pandemia nos ha enseñado que solos no somos capaces de nada. Que necesitamos del otro, de los demás. En este mundo interconectado cualquier cosa que afecta a gran parte del mundo nos afecta a todos. Cualquier situación que toca al hombre en cualquier lugar del mundo es como si nos tocara a todos. Y los efectos de la pandemia han sido universales”.

En su concepto, “la pandemia también nos ha enseñado que juntos somos capaces de superar estas contingencias que escapan a nuestro deseo, a nuestro querer. Juntos podemos mejorar las condiciones para que cosas como las que hemos vivido no sucedan o al menos se mitiguen en lo posible. Esta pandemia nos ha enseñado que es en la solidaridad, en la fraternidad, en la unión y no en la separación como los hombres podemos superar las situaciones que nos afligen, que nos preocupan y que causan tanto dolor en el mundo”.

Recordó que “el Papa nos ha dicho que de esta pandemia o salimos peores o salimos verdaderamente convertidos. Si salimos peores todos vamos a perder o todos vamos a seguir perdiendo. Y si salimos convertidos todos vamos a ganar porque cuando el corazón del hombre se vuelve a Dios, cuando se transforma de egoísta en solidario y fraterno, ganamos”.

También le envió un mensaje a la feligresía: “La Semana Santa no es simplemente la repetición de ceremonias que se hacen todos los años, eso sería muy pobre y seguramente los mayores podrían decir que llevan 50 Semanas Santas vividas y de eso no se trata. Lo que se trata es que creamos la presencia viva resucitada de Cristo en nosotros y así, como dice el Apóstol San Pablo, comencemos una vida nueva. Porque si hemos muerto con Cristo creemos que también viviremos con él. Y vivir con Cristo es ya, ahora, vivir esta vida nueva, la vida propia del hombre nuevo, renovado, por el espíritu de Cristo resucitado”. 

Especificó que en los cristianos esto se traduce en obras propias del hombre nuevo. 

“No es posible seguir viviendo los egoísmos que matan, en las violencias que destruyen la vida, en las intolerancias que nos hacen cada vez menos fraternos y hermanos los unos de los otros, ni seguir legitimando las grandes injusticias en que vivimos los colombianos que hacen de esta una sociedad desigual, carente de oportunidades para la gran mayoría, y que sumen en el dolor y a veces en la desesperación o en la extrema pobreza a gran parte de nuestros hermanos”.

Monseñor Pablo Salas Anteliz puntualizó: “Vivir la Pascua, celebrar la Pascua es comenzar una vida nueva y esperaríamos que todos los colombianos, los creyentes sea eso lo que estamos llamados a vivir a partir de hoy”.

 

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