La fotomaratón cumplió 18 años.
La fotomaratón cumplió 18 años.
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Fundación Mira al Centro

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Mira al Centro contó con más de 700 fanáticos a la fotografía en su '18 cañonazos'

Fotógrafos, artistas y curiosos se encontraron en el centro de Barranquilla para captar con sus lentes un sector histórico de la ciudad.

Ni siquiera el inclemente sol o la fuerte lluvia pudo dañar la fiesta de la Fotomaratón Mira al Centro, una experiencia que ya tiene 18 años, que se celebraron con sus '18 cañonazos Volumen I'.

Fotógrafos, artistas y curiosos se unieron por las calles del centro de Barranquilla para captar con sus lentes la riqueza de la ciudad con sus edificios centenarios, callejones olvidados y, lo más importante, su gente.

Fue un día especial para aquellos que participaron, como fue el caso de David Lombana, un realizador audiovisual que ha participado de forma intermitente en la Fotomaratón.

Pero esta vez no fue solo, ya que pudo recorrer el centro de Barranquilla con su esposa e hijo de siete años, Sergio. Fue un momento no solo para explorar la ciudad, sino para compartir conocimiento con su retoño.

La Intendencia Fluvial fue uno de los espacios recorridos.

Después de capturar con una foto a dos ardillas en una palmera, el pequeño Sergio aseguró que "fue la foto que más me gustó. Me acerqué bastante y tomé la foto”.

Así como David, la artista plástica y gestora cultural, Clarita Spitz, disfrutó de la jornada y destacó la importancia de que un evento como Mira al Centro llegue a su mayoría de edad. 

No se trata solamente de venir al centro a comprar en este momento álgido del comercio; el centro es un lugar mágico que guarda la historia de nuestro país y de nuestra ciudad”, apuntó Spitz.

En esta travesía, la fotografía se convierte en el lenguaje elegido, según Eybert Cortina, estudiante del Programa de Comunicación Audiovisual de la Uniautónoma. A sus 19 años, Mira al Centro le brinda la oportunidad de demostrar sus habilidades y de seguir construyendo su portafolio. 

Participantes de la fotomaratón.

“Esta experiencia es bastante enriquecedora, de mucho alcance e impacto; tiene un significado social bastante amplio. Te da la oportunidad de ver tu propia ciudad, en la que has crecido, en la que has estado toda tu vida, desde otro punto de vista, desde una perspectiva más técnica, especialmente si se trata de conocer la historia y saber de dónde vienen las cosas de las que has estado rodeado toda tu vida”, señaló.

En las calles del Centro, la fotografía se erige como una forma de preservar la memoria colectiva, de rescatar la historia oculta entre edificaciones desocupadas y bancos que atestiguan la grandeza pasada. 

Desde Mira al Centro catalogaron al evento como “un acto de amor por la ciudad, una declaración de identidad, de pertenencia y una oportunidad de tejer, con cada disparo, la crónica visual que define a Barranquilla”.

Con información de Mira al Centro

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