El diablo arlequín, Miguel Padilla González.
El diablo arlequín, Miguel Padilla González.
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Juan Pablo Mercado

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¡Migue!: un sorbo de gas, aprieta los pulmones y escupe fuego como el diablo

El diablo arlequín que tiene la llama encendida desde los 16 años.

"!Vamos diablo!". Se escuchó desde uno de los palcos del Cumbiódromo de la Vía 40.

Era un grito de guerra y de aliento para los Diablos Arlequines de Sabanalarga que regresaban a la Batalla de Flores después de año y medio, y serán homenajeados este domingo en la Gran Parada de Tradición. La Reina del Carnaval 2022, Valeria Charris Salcedo, lucirá un vestuario especial.

Y en ese grupo que participó este sábado, el cual fue dividido en dos partes, venía un veterano de "mil desfiles", Miguel Padilla González.

Según los fundadores del grupo, los Diablos Arlequines llevan más de 45 años desfilando en el Carnaval de Barranquilla. La agrupación está conformada por más de 70 integrantes. Ellos mismos fabrican las máscaras de diablo, con madera y pintura roja.

La coordinadora de los Diablos Arlequines de Sabanalarga y el diablo arlequín, Miguel Padilla González.

'Migue', como le dicen sus amigos, escuchó ese grito de la grada y sintió un 'corrientazo' en todo su cuerpo. Venía siguiendo el ritmo del grupo 'e millo, sonando la castañuela en su mano derecha.

Los diablos que tenía de compañeros le abrieron espacio y quedó solo, con el sol hirviendo en la máscara de satanás que tenía como sombrero.

De uno de sus bolsillos sacó la botellita plástica con gas líquido mezclado con ACPM, tomó un sorbo, apretó los pulmones tomando aire, sacó la caja de fósforos, con tres bien unidos.

'Migue' se arrodilló, ante la mirada de los espectadores, los lentes de las cámaras profesionales y celulares de alta gama. Prendió los fósforos y botó fuego como un dragón enfurecido.

El diablo arlequín, Miguel Padilla González.

La llama salió disparada y los aplausos no se hicieron esperar. Mientras tanto este diablo arlequín con 10 años de experiencia, uno de los más veteranos en la danza, se secaba el sudor y volvía a la coreografía con el grupo 'e millo sonando.

Una pasión

A los 15 años, Miguel recibió la oportunidad de pertenecer a los Diablos Arlequines de Sabanalarga, danza de relación fundada por Apolinar Polo Morales. Era la primera parte de uno de sus sueños. La segunda, escupir fuego como los grandes.

"Esto no es para todo el mundo. Es para el que le gusta", expresó a Zona Cero de manera tajante. Es una pasión para él, pese a que sus allegados la consideran arriesgada.

De hecho, él lo reconoce, pero no le importa porque simplemente le encanta.

El diablo arlequín, Miguel Padilla González, con la castañuela.

Sus compañeros volvieron a abrirle espacio y Migue se acostó en el pavimento de la Vía 40, sin importarle el vapor que salía de esta arteria vial.

Esta vez escupió fuego estando acostado y después lo volvió hacer agachado y una más arrodillado.

La primera botellita de gas líquido se iba acabando y la coordinadora de los Diablos Arlequines de Sabanalarga, le daba otra botella de color marrón. No era gaseosa, era leche.

El diablo arlequín, Miguel Padilla González y la máscara del diablo en su cabeza.

"A uno siempre se le va un poco de gas y la leche corta el daño, al final del desfile viene el dolor de barriga", contó entre risas.

El sueño de escupir fuego llegó un año después de entrar a la agrupación, es decir, cuando tenía 16 años, en un evento de la Plaza de la Paz en Barranquilla. Fue un privilegiado porque en la actualidad no dejan que los menores de edad realicen está acción.

Si las quemaduras no pudieron pararlo, menos el virus

Estar escupiendo fuego y bailando en la Vía 40, fue un desahogo para Miguel. Lo vivió de manera personal porque el año pasado, cuando el Carnaval fue virtual, él sufrió depresión. La pandemia del Covid-19 había limitado todo.

"Fueron dos años pensando en la Vía 40. El año pasado me decían "hoy es Sábado de Carnaval" y yo me imaginaba en la Batalla de Flores", aseguró el hombre que trabaja en oficios varios.

Recordó con nerviosismo y alegría dos anécdotas, cuando empezó a ejecutar está locura de escupir fuego.  

Ocurrió en el Carnaval Educativo de Sabanalarga. Migue era adolescente y atrevido. Escupió el fuego, pero la brisa le jugó una mala pasada. Le devolvió la llama y se quemó la cara. Sus compañeros lo auxiliaron.

Lo atendieron en el Hospital y cuando muchos pensaban que iba a dejar de tirar fuego, él adquirió más valentía y al día siguiente se presentó a la Batalla de Flores de Sabanalarga.

El diablo arlequín, Miguel Padilla González.

Volvió a escupir fuego y la brisa le dio otra bofetada. Esta vez, el fuego le incendió su disfraz de Diablo Arlequín.

"Mis compañeros me lo quitaron de encima y por fortuna, no me quemé", aseveró.

No se fue del desfile. Por el contrario, buscó una aguja y varios hilos, cosió el disfraz y siguió participando y escupiendo fuego.

"Escupir fuego no es para todo el mundo. La gente en las gradas le pide a uno que escupa fuego, pero no saben el tema de la brisa. No siempre se puede", añadió el hombre, quien está comprometido y que no tiene problema si sus hijos aprenden la peligrosa técnica.

Migue está dispuesto a enseñarles, pues como él mismo le afirmó a Zona Cero, seguirá tirando fuego al aire hasta que el cuerpo diga basta. Es un digno representante de los Diablos Arlequines de Sabanlarga, quienes serán homenajeados este domingo en la Gran Parada de Tradición. Y desde el cielo estará Apolinar Polo, aplaudiéndolos.

Miguel Padilla González, diablo arlequín de Sabanalarga, escupiendo fuego desde el asfalto de la Vía 40, en medio del inclemente sol.

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