La memoria de ‘El Descabezado’ no pierde la cabeza
Dos generaciones del tradicional disfraz, que cumple 64 años participando del Carnaval cuentan su historia.
En las calles de los barrios El Concorde en Malambo y El Santuario, entre los meses de enero y febrero, renace la marcha torpe y vacilante de ‘El Descabezado’, que con su desafiante machete cada año viene a vengar su muerte en el reino de los vivos.
Cuatro generaciones reviven este disfraz y están encarnadas en Ismael Escorcia Medina, con 84 años y creador original del atuendo, Wilfrido Escorcia Salas, heredero de la tradición, junto a Wilfrido Escorcia Camargo Jr. de 34 años y Wilfrido Escorcia Ramírez con tan solo 2 años de edad. En total tienen 64 años ininterrumpidos de estar participando en el Carnaval de Barranquilla.
Un trágico origen
‘El Descabezado’ que vemos en los principales desfiles y que hace reír al público con sus versiones de Pedro El Escamoso, El Chavo o hasta Diomedes Díaz tuvo una creación que surgió en tiempos manchados por la división política del país. “Mi padre veía bajar por el Canal del Dique los cuerpos de la matanza que se vivía por las contradicciones sociales de esa época, por la disparidad que existían entre los trapos rojos y los trapos azules. Entre liberales y conservadores”, cuenta Wilfrido Escorcia.
Al igual que un abuelo narrando una saga de ficción en su mecedor, Ismael Escorcia, a sus 84 años reúne a vecinos y visitantes para contar su vida, que él mismo califica con humildad como una “corta experiencia del Carnaval”, pero que con su ingenio ha hecho grande esta fiesta. “Para empezar la pequeña historia, esta una vivencia de Ismael Escorcia. Yo soy de la población de Calamar. Nací un 17 de febrero de 1930. Cuando vino algo que no ha suceder en 1948, que fue la muerte Jorge Eliécer Gaitán”.
Antes del magnicidio del líder político, la niñez de Ismael estuvo enmarcada con historias donde los personajes de terror como La Llorona Loca, El Burro sin Cabeza, o el famoso Coco cobraban vida en su memoria.
Pero su encuentro con el cine, en especial, con las cintas de Los Tres Chiflados activó su creatividad carnavalera. “Fue así como vi en las películas vi que pasaron allí al Hombre sin Cabeza y después supe que eso eran maniobras de la cinta cinematográfica”.
Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado el 9 de abril de 1948 dando inicio a un sangriento periodo histórico del país que se sido denominado ‘La Violencia’. “Cuando matan a Gaitán empezó la violencia liberal y conservadora. En aquella época solo estaban esos partidos no más pelando entre ellos y pasó lo del crimen. Cuando pasaron unos días venían cadáveres sin cabeza en el río Magdalena. Yo los veía flotando”, cuenta Ismael cómo abstraído en aquel pasado, sobre todo porque uno de sus familiares, su hermano, Manuel Medina, quien se identificaba con los trapos rojos terminó asesinado en medio de la violencia política que vivía el país.
Ese recuerdo jamás se borró de la mente del creador de ‘El Descabezado’. “Como dominaban los azules pues estos le cortaban la cabeza a los trapos rojos y los lanzaban al río y él veía cómo venían los tronquitos humanos y eso algo que lo tenemos que repetir como algo real y patético. Y él veía a la gente sin brazos, sin cabezas, sin piernas a los tronquitos humanos”, recuerda su hijo Wilfrido.
El disfraz comenzó como búsqueda personal para Ismael, quien a partir de un pantalón color caqui regalado por un compañero, ya fallecido, Pedro Saavedra en las Empresas Públicas, donde trabajaba el creador, empezó a confeccionar este irreverente atuendo durante sus horas de descanso y en el almuerzo. “Yo quería hacerle un homenaje eterno a Jorge Eliécer Gaitán, por una parte y por otra, para que los jóvenes de hoy en día se estén dando cuenta por medio del disfraz como quedaba el pueblo contra el mismo pueblo”, contó Ismael.
¿Cómo se crea un Descabezado?
Con ayuda de un espejo que cargaba consigo comenzó a hacer las formas de un cuerpo, pero no se atrevía todavía a ponerse el atuendo. El primer prototipo de ‘El Descabezado’ fue creado con unas varillas, pita de bollo y forrado con papel, pero su creador solo se atrevía a lucir el disfraz frente al espejo. “Cuando yo vi que parecía un monstruo me gustó”, afirmó el hacedor.
La primera cabeza, el toque fundamental del atuendo, fue elaborada en tela de franela, de retazos y virutas que hacían crear el peso. “Con el tiempo se van modernizando las cosas, por lado viene el icopor y por el otro lado la esponja y eso me ha convenido a mí bastante, porque yo he estado en una escuela o en una universidad que se llama la universidad de la vida y he ido aprendiendo esto con una enseñanza que me ha dado nuestro señor Jesucristo, porque yo no he ido a ninguna escuela de Bellas Artes”, asegura Ismael.
Para terminar el primer Descabezado, Ismael volvió a recibir la ayuda de sus compañeros de trabajo quienes le donaron dos camisas que fueron descosidas y vueltas a coser para sacar una nueva y más grande en 1954. “Yo saqué el primer Descabezado en Batalla de Flores y eso fue una admiración tremenda. En ese entonces el desfile salía por la carrera 46 no era la Vía 40. Es esa época el Carnaval era un poco diferente”, rememora Ismael.
Una de las anécdotas que cuenta, Ismael sobre los inicios y la razón por la que decidió sacar ‘El Descabezado’ todos los años, radicó en que “la misma policía me llamaba porque en ese entonces ponían unas cabuyas alrededor de los desfiles, pero eso no lo respetaba la gente y la policía me llamaba para echar a la gente hacia atrás y eso a mí me regocijaba”.
Un atuendo de este disfraz lleva 8 metros de lino en el vestido entero y la camisa tres metros de dacrón. “Esto es muy dispendioso por eso cuando la gente nos dice “te lo compro” no sabemos cómo responder porque su precio es incalculable. No nos gusta entrar a vender algo de mi papá que es de él”, indica Wilfrido.
Sin embargo, algunos fanáticos del disfraz y extranjeros han logrado llevarse alguna pieza, pero llenando serie de documentos y requisitos para obtener el atuendo original.
La casa de Ismael Escorcia es como un taller donde este ingenioso artista en medio de sus pinturas, pegante, pinceles y diseños han hecho de su propio hogar un museo creativo de sus propias invenciones.
La llegada del icopor modificó el disfraz y comenzaron a integrarle agua perfumada que asemejaba a la sangre mediante unas venas arterias. Sin embargo esta innovación trajo problemas a su creador y desencuentro entre ‘El Descabezado’ y un hombre al que le lanzó una anilina. “El man se le marió y como era del interior sacó revolver, sacó cuchillo, sacó machete de verdá, verdá, pero menos mal que abogó un sobrino y eso se tranquilizó y juntos hasta terminaron mamando ron y todo”, comenta Wilfrido, en medio de risas.
Desde ese entonces solo algunos descabezados están integrados con fluidos en sus disfraces. “Es un disfraz original y único del Carnaval que replica a Pedro El Escamoso, Fidel Castro, Edgar Rentería, García Márquez, entre otros personajes”.
En 2009 llegó uno de los momentos cumbres de Wilfrido Escorcia como Descabezado cuando fue coronado como Rey Momo durante el Carnaval de Marianna Schlegel Donado. "Fue un gran honor porque desde ese momento hasta ahora el disfraz tomó un reconocimiento que no se ha borrado con el tiempo".
Al principio el atuendo era de camisa y pantalón y corbatín y según fue pasando el tiempo le integraron un vestido entero con su corbata como un caballero al estilo de Jorge Eliécer Gaitán. “Mi padre, mientras él esté vivo llora y muere por su Descabezado y los hijos en segunda, tercera y cuarta generación le seguimos la cuerda al viejo”, concluyó Wilfrido.