¿La bandera de Cartagena, la bandera de Barranquilla?
Edición de la conferencia del Presbítero Pedro Benito Revollo, presidente Centro de Historia de Barranquilla, con el título “La Bandera de Cartagena”. Editado y comentado por Moisés Pineda Salazar.
Por Monseñor Pedro María Benito Revollo del Castillo
Señor Director de Educación Nacional, señores miembros del Centro de Historia, señoras y señores:
1- Razón de esta bandera
Plácele al Centro de Historia de Barranquilla, reanudar su tradición, después de muchos años de interrumpida, de celebrar la efemérides clásica del Once de Noviembre, a que está obligado por reglamento, no solo en conmemoración de la data de su establecimiento, hace más de cinco lustros, sino, lo que vale más, en memoria de la fecha gloriosa de la Independencia de Cartagena, a cuyo Estado pertenecía Barranquilla desde su fundación, y siguió perteneciendo durante un siglo de vida republicana. Y si ésta ha sido una razón poderosa fundada en vínculos que pudieran decirse de lógica y de sangre, lo es más en este año en que, por ministerio de una ley del congreso actual, es ya el Once de Noviembre fiesta nacional. Toda la nación está obligada a celebrar ésta efemérides, que era antes de los Departamentos de Bolívar y el Atlántico, sucesores del Estado libre de Cartagena de Indias, ¡loor a los legisladores de la República, que así lo han ordenado!
2- Razón de este tema
La ley que acabo de mencionar me ofrece el tema de esta breve conferencia, más oportuno hoy que nunca: la bandera de Cartagena; hoy cuando por ordenación de ella se debe izar en esta fecha, en todas las gobernaciones de Colombia, en éste y en los años venturos, al lado del pabellón nacional, la insignia que adoptó el Estado de Cartagena desde enero de 1812, no ya como signo de soberanía o independencia, que no cabe en la republica unitaria, sino como un homenaje de conmemoración, digno de la historia de la ínclita ciudad, reina del Caribe colombiano, del glorioso 11 de Noviembre de 1811, y de la primera bandera creada y enarbolada en la patria libre. Tema es éste no solo oportuno, sino necesario para establecer una verdad histórica generalmente desconocida, y destruir un error sobre esta materia, asentado en esta ciudad de Barranquilla, con pena para los que velan la verdad histórica y desean mantener la buena inteligencia de las dos ciudades.
Antes de entrar en materia me es placentero hacer conocer del público los actos cumplidos por el Centro de Historia de Barranquilla y la Academia de Historia de Cartagena.
Nuestro Centro, al aproximarse las fiestas novembrinas de este año, que se sabía tendrían especial significación en la hermana ciudad, quiso unirse a ella, enviando un regalo adecuado; al efecto de pintar un óleo, de buen tamaño, el escudo colonial de Cartagena de Indias, dado por Felipe II en 1574, que es escudo propio de dicha docta Academia, para que campara en la testera de su salón de actos públicos; y nombró una comisión, compuesta de sus miembros don Fernando E. Baena, don Jorge Pacheco Quintero y de quien os habla, que se trasladara a aquella ciudad a llevar un saludo de simpatía y fraternidad y el presente mencionado. La Gobernación de este Departamento, por conducto de su Director de Educación Nacional, cooperó en este número del programa de las fiestas con recursos oficiales; y ayer a las 11 tuvieron la satisfacción el socio Baena y vuestro servidor de cumplir su cometido, participando al mismo tiempo en la sesión pública reglamentaria de dicha Academia, que resultó solemnísima.
Al mismo tiempo que nuestro Centro elaboraba su resolución, la Academia de Cartagena nos dirigía una nota invitándonos a la fiesta, y nos enviaba una de las banderas elaboradas por su Cuadro de Honor de Damas, como manifestación de aprecio y de unión: agradecemos debidamente este obsequio, y ayer, en la hora señalada, a las 11 del día, fue izada por nuestro Vice- Presidente, General Luis A Bernal, con asistencia del Honorable Concejo y del señor Alcalde, en el asta preparada en el palacio municipal.
Nuestro socio don Rafael Tovar Ariza tiene a su cargo la explicación en esta velada de los escudos de Cartagena; a mí me corresponde la de la bandera que haré con vuestro beneplácito y con el interés y amor que despierta un tan sublime ideal, siguiendo a los primeros investigadores de este tema.
3. La bandera de la patria
Tema hermoso, encantador, que es propio del hombre de fantasía, del orador político y del literato; careciendo de estas condiciones no es digno de mis labios o de mi pluma; pero lo es también del orador académico, del conferencista, el cual no necesita de dotes que entusiasmen, que levanten el espíritu, basta el relato y el frío razonamiento, y yo no sabría sobrepasar esta humilde barrera; solo sería capaz de repetir el epifonema de nuestro gran lírico:
“¡Oh, sí, la bandera de la patria es santa!”
Bien conocéis vosotros la diferencia de los conceptos de patria, nación y estado; que el primero habla del corazón, y es más accesible a todo ser viviente; al segundo habla más bien a los sentidos y a la imaginación, y forma al ciudadano; y el tercero se dirige a la inteligencia cultivada, e interesa al repúblico. La bandera en el campo moral es el emblema de la patria, en el campo legal representa a la nación, y en el campo jurídico es divisa del estado. Después de la Edad Media, en el Derecho Internacional, todas las naciones desde que son Estados libres y soberanos han creado sus banderas; ellas son su distintivo, el signo de su existencia y la majestad de su ser.
4- Las primeras banderas nacionales hispano-americanas
Toca a Venezuela el honor de haber sido la primera que enarboló bandera propia en la América Española. Fue el precursor Miranda quien la izó en el mástil del “Leandro”, en 1806: la tricolor famosa que por feliz coincidencia, se abrillanta con los colores del iris . Fracasada la primera empresa patriótica de Miranda, resurgió la República de Venezuela, cinco años después, y volvió a lucir el tricolor venezolano en Caracas, desde el 5 de Julio de 1811, que se conserva incólume.
A Caracas sucedió Cartagena en la declaración de independencia absoluta. Así como el 19 de Abril de 1810 en la Capitanía General de Venezuela, sucedió el 22 de Mayo y el 14 de Junio del mismo año en Cartagena de Indias, fechas verdaderamente iniciales de la implantación de un gobierno civil propio, independiente de la Regencia de España; así, el 11 de Noviembre fue culminación de los ideales y movimientos patrióticos del año 10. No la ciudad, sino la Provincia de Cartagena, se adelanta después de Caracas a todas las otras provincias de la Nueva Granada, y de toda la América Hispana, para declarar su independencia absoluta de la Madre Patria y constituir su soberanía territorial; eso fue el onceno día del mes undécimo, del año 11 del siglo pasado.
Hecha esta egregia proclamación, procedió la Provincia libre a constituir su estado soberano, y los hizo por el Congreso Constituyente que se reunió en el mes de Enero del año subsiguiente, con el nombre de Estado Libre de Cartagena. Es atributo de la soberanía del Estado, como apunté antes, la bandera nacional: el de Cartagena no demoró en decretarla y decretó una, formada por tres cuadriláteros concéntricos y los colores respectivos, gules o rojos, oro o amarillo, y sinople o verde. Fue esta, pues, la primera bandera territorial en nuestro país y la segunda de la América hispana. Bandera de tierra y agua, del ejército y la marina, cual la tenéis presente.
Para que no quede duda de las revelaciones hechas por los historiadores Samper y Grau y Otero D’Acosta, corrobora la tesis el documento gráfico poseído por don Jeneroso Jaspe, ilustre anciano, historiador cartagenero que da siempre gran importancia a la tradición historial con su arte pictórico. Existe en el Museo de Cartagena (Nº 332 del Catálogo) un cuadro pintado por el benemérito señor Jaspe, hace años, que es la copia exacta del original que perteneció al General Rafael Tono, uno de los héroes de la guerra magna, y representa la bandera cartagenera de los cuadrilongos. “El origen o procedencia de esta insignia, díjome con razón don Jeneroso, en carta que recibí hace siete años, conocido su primer poseedor, parece indicar, sin lugar a dudas, que fue la primera bandera levantada por Cartagena republicana” .
Cuál el significado de los colores no lo dicen los citados historiadores, ni consta en alguna parte; si queremos interpretar el valor que tienen en las reglas de heráldica, diremos que el de gules (rojo) simboliza la valentía, magnanimidad, honor, y vencimiento con sangre; el gualda (amarillo) riqueza y poderío; y el sinople (verde) el valor y la lealtad de la causa que se defiende.
¿Se atuvieron a esos significados los patriotas que inventaron la bandera de los cuadrilongos? No lo sabemos. ¿Quisieron quizá conservar el rojo y el gualda del pabellón de la madre patria, interpretando en el cuadro verde la esperanza de una nueva patria? No es creíble en aquellos días. ¿Tomaron acaso los esmaltes de la bandera de Miranda, cambiando el blanco por el sinople para diferenciar? Es mucho suponer.
La estrella es posible represente la condición marina de la ciudad capital del Estado, pues según interpretación del ilustrada colega Tovar Ariza, proclive al arte del blasón, las ocho puntas de la estrella aluden a los cuatro puntos cardinales y los cuatro secundarios intermedios de la rosa de los vientos, que es el adminículo de los nautas. O podría creerse que simboliza el fulgor de la libertad del Estado, en un principio, como figuran estrellas en la bandera de los Estados Unidos del Norte y en las de Paraguay y Chile; más tarde en la de los Estados Unidos de Colombia, y posteriormente en las de Cuba y Panamá.
La estrella no ha sido empleada en las banderas europeas.
5-Primer abanderado
¡Feliz coincidencia! La piedad filial y el honor patriótico de un descendiente de prócer cartagenero en esta ciudad y las investigaciones de un apasionado de la Academia de Cartagena han revelado quién fue el primer oficial del ejército que se honró con el cargo de alférez de esta bandera. Se llamó Francisco Vilches. Ayer tuvimos el regocijo de asistir en Cartagena al descubrimiento de una lápida conmemorativa en su loor, junto con uno de sus tres nietos sobrevivientes.
6- La primera campaña
Ya está creada la bandera del nuevo Estado, ya ordena el Gobernador de Cartagena la marcha del primer cuerpo de ejército al campamento de Barranca del Rey , a defender el río Magdalena, bajo el mando de Labatut y reprimir el realismo de la Provincia de Santa Marta. Ya el alférez Vilches enarbola el nuevo oriflama en Zambrano; ya en Mompós, que un año antes se había anticipado de su cuenta a proclamar la independencia y había vuelto a la unión con la capital de la Provincia, flota el pabellón de los tres colores concéntricos y la estrella rutilante, avanza el año y el ejército español de la banda oriental del río avanza hacia Mompós, el 12 de Octubre de 1812; pero es defendida por sus valerosos hijos, al mando de Pantaleón Germán Ribón, Nicolás Valest y otros héroes, y la bandera permanece enhiesta, los enemigos comprenden que está bien de- (falta una línea en el documento original) día merece y recibe los títulos de Ciudad y de Valerosa, va recorriendo triunfadora, con Labatut, las poblaciones ribereñas del Cerro, de Guáimaro, Sitionuevo y Barranquilla.
Va a finalizar el año 12 con augurios espléndidos para Cartagena y su Estado; preséntase en sus puertas el caraqueño Coronel Simón Bolívar , ofrece sus servicios al Nuevo Estado, que lo destina a defender la bandera en el tedioso destacamento de la Barranca. El águila no puede estar enjaulada, el león no puede estrecharse en un cercado; pro su propia inspiración enardecido, y alumbrado por esa estrella en el campo sinople, atraviesa el río, se lanza sobre Tenerife y allí enarbola la bandera de Cartagena, el día de la Navidad del Señor; rápidamente la pasa por Plato, donde el Alférez Vilches, herido por cupido, vendrá después a fijar su residencia y constituir su hogar, y la lleva a Mompós, que lo recibe con entusiasmo, lo comprende y le abre los brazos. No espera amanecer allí, el Año Nuevo del 13 lo coge en marcha, combatiendo y triunfando, sobre Guamal, El Banco y Chiriguaná; sube hasta el Puerto Real de Ocaña y penetra hasta la bella ciudad de Hacarí (12 de Enero) donde encuentra magnífica acogida. Ha terminado el primer paseo triunfal de la bandera de Cartagena y la primera etapa de la primera campaña libertadora de Bolívar.
Sin pérdida de tiempo sigue la segunda etapa recorriendo territorio granadino, más allá de la jurisdicción de Cartagena, pero con su misma bandera, que vence en el combate y toma de Cúcuta, el último día de Febrero.
Mientras sube victoriosa el Río y penetra en Ocaña, veámosla en Barranquilla presidiendo los preparativos de la campaña a Santa Marta, cotejada por Eugenio Macías, Blas de Barros, Joaquín Vallejo y otros patriotas, con Labatut al frente; parten de aquí, eluden el obstáculo de los españoles de La Ciénaga han interpuesto en el Caño de Clarín, ganan la otra entrada a Cuatro Bocas, avanzan por los caños, ocupan a Pueblo Viejo, combaten en La Ciénaga, y el 12 de Enero del año 13 entran en Santa Marta, que ha sido abandonada por las autoridades españolas; la bandera de Cartagena independiente se enarbola en el morro de la ciudad de Bastidas, como signo de liberación.
El sitio de Barranquilla, que había cooperado notablemente a la limpia del río de enemigos y la defensa de la bandera del Estado, fue recompensado por el Gobierno, decretándolo el Congreso y cumpliéndolo el Presidente Rodríguez Torices, el 7 de abril de aquel año, con el título de Villa y el uso del escudo, en cuyo centro campea la bandera de Cartagena.
8- Campaña libertadora de Venezuela
Volvamos a buscar en los valles de Cúcuta a Bolívar, que ya tiene el grado de Brigadier, dado por el Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, y reúne los recursos de tropas que éste le entrega, por conducto de Camilo Torres; el cuadro brillante de oficiales, que le envía Cundinamarca; los soldados del Estado de Cartagena, de las cuales casi todos son de Mompós y el contingente generoso de los ocañeros, hasta completar 550 hombres.
Con permiso de los gobiernos de Cartagena y de la Unión Granadina, para cumplir su ideal de salvar a Venezuela, se apresta a la tercera etapa de su primera campaña, su campaña gloriosísima del año 13.
Allá va enarbolando la bandera de la Libertad; con ella penetra en San Antonio del Táchira, pelea en Bailadores, ocupa la importante ciudad de Mérida, vence en el combate de Caracho, pasa a Trujillo, triunfa en Taguanes y entra finalmente en Caracas el 6 de Agosto, tercer aniversario del acto de independencia proclamado en Mompós.
Refiriéndose el Libertador a esta última ciudad, a la que atribuye especial gloria, por su ayuda, en el mensaje que rinde al Congreso de la Nueva Granada, habla de haber clavado “la bandera de la Unión en la cumbre del Ávila, llena de triunfos y de gloria”.
¿Cuál es esta bandera, que quizá por primera vez se menciona en los anales militares de Colombia? No parece que fuera la bandera de Cundinamarca, porque este Estado, antes de la expresada campaña, no había declarado su independencia absoluta, lo que no ocurrió hasta el 16 de julio de aquel año, y por consiguiente probablemente no tenía, ni podía tener bandera; tiempo después adoptó el Congreso de la Unión la que aquel Estado había creado: tres bandas horizontales, en este orden: azul, amarillo y rojo: la que llevó Nariño a la campaña del Sur, y reconquistada la nación por el ejército “pacificador” fue a ocultar sus pliegues con Serviez y Santander en el yermo de Casanare, para regresar, cambiando el orden de los colores, igual a la de Venezuela, triunfadora en Pantano de Vargas y Boyacá.
No era tampoco propia de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, porque hasta la fecha el Congreso no la había decretado. Era la del único ejército que la llevaba, la que tenía además la primacía del tiempo: la del ejército del Estado de Cartagena, compuesto en su mayor parte de momposinos y ocañeros.
Esa misma la que después de la entrada triunfal de Caracas es clavada por el ínclito Girardot en Bárbula y le sirve de esplendida mortaja.
El benemérito académico de la Historia General Pedro Julio Dousdebés, en su estudio sobre las “Insignias de Colombia “ publicado en el “Boletín de Historia y antigüedades” (Volumen XXIV, Nº 274, Agosto de 1937) supone que Cundinamarca tuvo, enseguida después del 20 de Julio de 1810, su bandera propia, formada en dos bandas horizontales iguales: amarilla arriba y roja abajo, colores de la escarapelo de los patriotas de la Junta Suprema, del brazalete de los vocales y de la Banda del Presidente. Dice así el ilustre historiador: “En el lapso comprendido entre 1811 y principios del 13 tuvieron lugar varios hechos de guerra intestina en que actuaron tropas granadinas, no es creíble que dichas tropas carecieran de bandera”
Este argumento podría valer para la primera campaña de 1811 hacia el Cauca, en que se dio el combate de Palacé (28 de marzo), primer triunfo de las armas republicanas. Y, muy probablemente también que fuera la bandera en la siguiente campaña del Cauca en el año 12, en los combates de Juanambú y Cebollas. Pero no creo que el supuesto o probable pabellón bicolor flotara en la campaña libertadora de Bolívar del año 13; el 1º, porque el Libertador no lo menciona en su informe al Congreso, no nombra sino la bandera del Gobierno de la Unión; y 2º, porque en aquella campaña no iba tropa de Cundinamarca, aunque sí un lucido cuadro de oficiales cundinamarqueses, como Ortega, Ricaurte, D’Eluyard, París, Vélez, etc.
Los tres textos que el general Dousdebés invoca en apoyo de su insinuación quedan infirmados con estas consideraciones:
1º- Las palabras del general Ortega en sus Memorias, al describir la muerte de Girardot: “clava en lo alto de la trinchera enemiga la bandera granadina y cae muerto al pie”, se refieren con más razón a la bandera de los cuadriláteros, la cual por entonces era la de la Unión Granadina, y por consiguiente la granadina; no a la de Cundinamarca, que no estaba incluida entre las Provincias Unidas de la Nueva Granada.
2º- Las expresiones del Congreso Granadino a principios de 1813, cuando a la sazón no estaba representado en su seno el Estado de Cundinamarca, copiado por O’Leary: “venezolanos, reuníos bajo las banderas de la Nueva Granada que tremolan ya en vuestros campos”, no pueden referirse a otra que a la bandera de la Unión, adoptada provisionalmente, no a la de un Estado que no había ingresado aún en la Unión de la Nueva Granada.
3°- Por último, la frase del Libertador.” Clavando la bandera del gobierno de la Unión en la cumbre del Ávila”, ¿cómo es posible que se refiera al otro gobierno que no nombra, y al cual no se dirigía?
8- Bandera de marina
Terminada aquella campaña gloriosa libertadora, terminó también la vigencia del oriflama de Cartagena, como la bandera de la Federación Granadina, y ésta adopta la bandera del Estado de Cundinamarca, azul, amarillo y rojo. Pero siguió siendo la de Cartagena el pabellón de la marina nacional, por decreto del Congreso de las Provincias Unidas de 26 de Abril de 1814.
Ya lo contemplamos adolorido, plegado. Mustio, y abatido por el infortunio del “Hombre Grande”; pero glorioso y prometedor, partir oculto en la noche de la evacuación de la heroíca ciudad, con la emigración patriótica (6 de Diciembre de 1815) y recorrer mendiga el mar Caribe, cual las naves de Eneas, que abandonaron a la incendiada Troya y fueron a refugiarse a la antigua Cartago:
Errabant acti fatis marina omnia circum;
así nuestros padres de la Nueva Cartago de Indias salen errantes, agitados por la mano de la Providencia, para hacerse merecedores de volver a su bahía enarbolando de nuevo la bandera naval.
Tantae molis erat romanam condere gentem .
O parodiando al Mantuano:
“Tamaño sacrificio requería
fundar la patria soberana y grande”
Y volvieron, como los hijos de las espartanas con ella ufana; tras la noche célebre de San Juan (24 de Junio de 1821), pasado el estrecho de la entrada, surcada la hermosa bahía, la alzan victoriosa en sus mástiles el Coronel Tono y el Comandante Padilla, y la clava en el Castillo de San Fernando el Comandante Obregón , para no ser arriada nunca por la fuerza.
¡Avanza bandera marítima, hacia Barlovento!
Allá con José Prudencio Padilla a cooperar por mar a la toma de La Ciénaga, donde combaten y triunfan con el tricolor colombiano Carreño y Carmona (del 22). Avanza más, hasta flotar de nuevo en la plácida bahía de Santa Marta. Y viene la culminación de la victoria y terminación de la guerra de Venezuela y Nueva Granada unidas, con la batalla naval del Lago de Maracaibo, en que el hijo de Riohacha , el Nelson colombiano, se cubre de gloria, bajo la sombra de esta misma bandera. (1823)
Bien haya el Congreso del presente año que de justicia ha decretado un homenaje de recordación a esta bandera de Cartagena en este día clásico. Completa sería la obra de tradición si el Gobierno o el Legislativo adoptaran, o mejor dicho, restableciera, esta misma bandera para la marina colombiana, poniendo en vigor el Decreto Legislativo citado de Abril del año catorce, para la Marina Nacional, que está en pañales, y que en esta misma fecha ha graduado sus primeros guardamarinos en la estación naval de Cartagena.
9- Errores
Fenecida la era de la Independencia y disuelta la Gran Colombia, puesto que no teníamos Marina, cayó en desuso, luego en el olvido la bandera cuadricular.
Esta circunstancia, y quizá la de ser dispendiosa y poco práctica la hechura de los cuadriláteros, hizo que, a mediados del siglo pasado, los cartageneros formaran privadamente una bandera de tres bandas horizontales con los mismos colores en este orden: amarillo arriba, verde al medio y rojo debajo, con ancho igual los tres, que se usaba como adorno en las fiestas del Once.
La Asamblea Constituyente de Bolívar en 1857 la ordenó así: verde, amarillo y rojo.
“Aun vienen a mi memoria, me dice el mencionado señor Jaspe en la carta citada, esos recuerdos íntimos de familia en que se fijaba en las ventanas de mi hogar, ese pendón, el que, pasadas las fiestas novembrinas y venidas las de Navidad, ¡las más tiernas! , volvían a verse las mismas ventanas engalanadas con los mismos colores, fijados en ellas por los sencillos moradores del clásico Chambacú , antiguo barrio netamente conservero, ya desaparecido, en los más clásicos aun fandangos, fandangos que acuden a la memoria con el próximo ambiente de Diciembre, trayendo consigo el peculiar olor de los hachones.”
Al terminar el Siglo XIX se había borrado también el recuerdo de esta otra bandera, nunca la vi en el último cuarto de siglo, ni oí hablar de ella.
Volvió a aparecer en los balcones del Club Cartagena, en el cuatrienio de 1904 a 1908, gobernado la República el General Rafael Reyes. Por cierto, que este mandatario, sumamente celoso o espantadizo, prohibió la izada de tal pabellón atribuyendo su uso tendencia separatista, que no había entrado en el magín de sus gobernados.
Todavía más: en la edición extraordinaria de “El Porvenir”, el centenario del 11 de Noviembre, se editó en colores la misma bandera variada, con el agravante de consignar al pie el error del letrero: “Concedida por la Convención Constituyente de 1812”.
A este error cartagenero sucedió el error barranquillero, que ha venido prevaleciendo desde hace 25 años: el de llamar a ésta bandera de Barranquilla, inducido por el hecho de campear ella en el escudo que el Presidente del Estado de Cartagena, en 1813, concedió a esta ciudad, como “Premio al Patriotismo” de sus habitantes en la defensa del Río Magdalena. Desde el 7 de Abril de 1913, en que celebró este lugar el centenario de su exaltación a la categoría de Villa, el Club Barranquilla la enarbola como de la ciudad.
Cese ya este error, Barranquilla nunca tuvo bandera, ni podía tenerla, porque la bandera, como declaré al principio, es la enseña de la soberanía del Estado; las ciudades que no son libres no tienen bandera.
Si yo tuviera voz en ciertos estrados pediría que se corrija ese error, que no vuelva a izarse esa insignia en el Club Barranquilla, ni en el Colegio de Barranquilla, ni en ningún centro cultural o deportista, excepto el 11 de Noviembre de cada año.
Bien podría el Club adoptar por insignia un pabellón de franjas verticales iguales, con estos mismos colores: Rojo al lado del asta, verde en el centro y amarillo afuera. Así ambos clubes guardarían analogía y diferencia con la bandera de Cartagena
Las ciudades tienen escudo, pero no bandera.
10- Conclusión
Conservemos y veneremos la bandera de Cartagena, con generosidad de alma y reconocimiento del corazón, no solo los cartageneros, sino lo que somos de la misma estirpe, y aún los barranquilleros descendientes de aquella Villa, que como “Premio al Patriotismo”, creó la Cámara de Representantes de Cartagena y puso en vigor el Gobernador- Presidente Rodríguez Torices. En nuestros labios y en nuestros pechos resuene el verso del poeta mejicano:
“Bandera que adoraron mis mayores y que aprendía a adorar cuando era niño”
A ella dirijamos los efluvios de nuestras mentes, las palpitaciones de nuestros pechos y los ósculos de nuestros labios. Y haciendo coro, exclame el colombiano, orgulloso de las glorias patrias, de las cuales fue exponente magnifico la heroica Cartagena, con el magno poeta boyacense:
“Mientras haya patria y haya gloria,
sin mancha flotarás sobre la historia”.
Nota del comentarista: Con la firma del Presidente Alfonso López, de sus Ministros de Gobierno Alberto Lleras y de Educación José Joaquín Castro M, se firma la Ley 50 del 22 de Abril de 1938, se declara el 11 de Noviembre como Fiesta Nacional.
El primero que promovió este pleito fue el General Tulio Samper Grau, eminente investigador historial, uno de los fundadores de Este Centro, a quien no hemos rendido el debido homenaje. Desde Abril de 1913 comenzó a agitar esta cuestión, y por su empeño publicó la casa J. V. Mogollón & Co, en su Boletín bibliográfico y comercial, el diseño en colores de la bandera en referencia. Más tarde don Enrique Otero D’Acosta, distinguido historiógrafo, publicó la conferencia (que) sobre la bandera nacional pronunció en Manizales en 1918, y el informe que sobre “La Bandera de Cartagena en la Independencia” rindió a la Academia Nacionalde Historia, a petición de Samper y Grau. Es preciso seguir de cerca de estos dos maestros.
La fantasía fácil y la exaltación patriótica inventó felizmente que los tres colores significaban: amarillo, el oro que en abundancia posee la América; azul, los océanos que la rodean; y el rojo la sangre derramada para libertarse. Otros, fantaseando más, pretendieron que el tricolor de esta bandera significa la rica América separada de la sangrienta España por el azul de los mares. Pura imaginación poética. Tampoco significa lo que enseñan las reglas de heráldica, que no era plato de nuestros libertadores republicanos. El venezolano doctor Vicente Dávila, editor esforzado del enorme archivo de Miranda, que constará de de más de 24 tomos, de lso cuales lleva 15 publicados, encontró que el Precursor venezolano tomó los colores para su bandera del uniforme de una guardia burguesa prusiana, cuyo desfile presenció en Altona, ciudad de Alemania, en 1788. Con esto se acaban las leyendas a este respecto, aunque es sensible para la bizarría de la imaginación.
Nota del comentarista: Existe la versión según la cual los colores de esa bandera obedecen a la petición de Catalina- La Grande- Zarina de todas las Rusias, quien le solicitó al joven militar Granadino, que nunca olvidara el dorado de sus cabellos, el azul de sus ojos y el rojo de sus labios. A fe que Miranda le cumplió aquel Imperial deseo.
Piensa el Señor Otero D’Costa que desde el mismo mes de Noviembre del año 11 hubo bandera y que debió ser blanca y verde: lo uno, porque aparece en un relato del día 17, que ese día hubo jura de bandera; y lo otro, por ser los colores de la escarapela que usaron los patriotas desde un principio. Pero esa bandera fue efímera, así como el blasón que la completaba de una granada y tres cangrejos en alusión al nombre de nueva granada y de Calamarí, que quiere decir cangrejo. Estas insignias cambiaron o se suprimieron a los dos meses.
Del General Tono pasó el cuadro a Don Miguel Macaya, quien la donó al expresado señor Jaspe y este lo cedió a don Enrique Otero D Costa. El mismo Jaspe, con su generosidad congénita y homónima, me remitió un diseño, “copia exacta reducida del original del cuadro”. Al pie de ella escribió: “El singular aspecto de la base sobre la cual ondea este pabellón, induce a suponer que el ingenuo dibujante intentó reproducir uno de los baluartes de la Heroica”
Los Campos Vilches; subsisten también en esta ciudad los Manotas Wilches y los hijos de los Carbonelles Wilches.
Después Calamar
12 de Noviembre.
Hoy Puerto Nacional
Era Gobernador de la Provincia de Santa Marta el Coronel Josef Castillo, bisabuelo del que esto escribe; vióse forzado materialmente a evacuar la plaza por escasez de recursos para defenderla y a peticiçon de los Padres de Familia. Después de la toma de Cartagena por Morillo, se le siguió juicio por un tribunal militar (1816), que duró muchos años; aunque murió en la misma Cartagena, donde había vivido (1818), su viuda pidió continuara el juicio, se trasladó a España, después de la ocupación de Montilla en 1821 y allá reclamó que terminara por honra de su marido, cuya memoria le interesaba. En efecto fue sobreseído en la causa que se le seguía. El biznieto de Castillo que hace estos apuntes posee el expediente del juicio.
De aquí se originó, un siglo después, el error de creer que la bandera de los cuadriláteros concéntricos era de Barranquilla.
Se vanaglorian los hijos de Mompós, y no sin razón de que su ciudad valerosa hubiera dado a Bolívar cuatrocientos momposinos para esta campaña: así lo sostienen varios escritores fidedignos de aquella ciudad. Escritores de Santander aseveran que los de ese número (cuatrocientos) no pasaron de Ocaña, que algunos volvieron a Cúcuta, pero que todos se devolvieron de la frontera venezolana; que ningun documento, ni ningún historiador venezolano menciona nombres conocidos de momposinos en la entrada a Caracas, o en los combates antecedentes en Venezuela. Los señores Sánchez N y Molina López, en el artículo “Llegada de Bolívar a Ocaña de 1813”, publicado en Hacaritama, órgano del Centro de Historia de Ocaña, número 49, dicen lo siguiente: “Luego que llegó la licencia del gobierno de Cartagena, Bolívar comunicó a sus oficiales la necesidad de seguir a Cúcuta y éstos a su vez lo hicieron saber a la tropa, noticia que originó una deserción muy grande”. El investigador imparcial cae en duda o suspende su juicio ante esta contradicciones; pero, por una parte, los mismos escritores citados agregan esta explicación adcalcem: “Esta deserción no puede atribuirse de ningún modo a falta de valor ni mala voluntad de los momposinos, pues ellos habían dado ya abundantes pruebas de lo contrario. Lo que indudablemente ocasionó la fuga fue el no creerse ellos obligados a prestar servicios en otra parte, quedando como quedaba insegura la paz en su terruño, pues Santa Marta se hacia cada vez más temible”. Y por la otra, no se puede desechar de plano la tradición de la Ciudad Valerosa, ni desconocer el significado de las palabras del Libertador. “Si a Caracas debo la vida a Mompós debo la gloria de haber libertado a la ciudad de mi nacimiento, clavando la bandera de la Unión en la cumbre del Avila, llena de triunfos y de gloria”, y las otras más auténticas de su proclama de 1827 a los cartageneros: “El valor de Cartagena y de Mompós , me abrió las puertas de Venezuela en el año 13”.
Dejemos quieto a cada uno en el goce de su felicidad y cerremos esta digresión.
La Constitución de 1821 adoptó para la Gran Colombia la bandera primitiva de Venezuela, amarilla, azul y roja; disuelta la gran República trinitaria, la de Nueva Granada formó la suya con los mismos colores, pero en fajas verticales. Transformado después el país en su aspecto político, el General Mosquera impuso la vuelta a las fajas horizontales, pero haciendo la amarilla doble de cada una de las otras dos, como hasta el presente. En un óvalo central mandó pintar nueve estrellas en representación de los nueve Estados Soberanos; acabada la soberanía de estos, en 1886, se mandó suprimirlas y pintar una sola.
Eneida, Libro 1º.
“Tan grande empresa y tan difícil era fundar de Roma el colosal imperio”. (Miguel Antonio Caro)
Abuelo del Actual Gobernador de Bolívar y Presidente de la Academia de la Historia, Doctor Manuel F Obregón.
Don Jeneroso Jaspe (que no ha dejado de firmarse conforme a la ortografía que le enseñó don Antonio Benedetti) nació en el año de 1857.
Mompós si la tuvo propia porque la decretó el mismo Cabildo que denodadamente proclamó la Villa Independiente de España, aunque aquella declaración no tuvo resultado práctico y fue efímera, solo duró seis meses; el orden pedía que quedara incorporada a la Provincia. Pero los cabildantes patriotas decretaron una bandera roja, que ostentara en el centro una Cruz Griega blanca. Esta efímera bandera tuvo que desaparecer al volver la unión con Cartagena, en Febrero del año 11. Cuando se celebró el centenario del 6 de Agosto, todas las ventanas de la patriótica ciudad fueron adornadas con tal enseña recordatoria. A la sazón vivía en ella el que esto escribe.
Juan de Dios Peza. La Bandera