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Amaury Díaz falleció este sábado 20 de febrero en Barranquilla. Foto derecha Javier Marrugo y Amaury Díaz.
Amaury Díaz falleció este sábado 20 de febrero en Barranquilla. Foto derecha Javier Marrugo y Amaury Díaz.
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Archivo particular

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'Escrivivencias': Amaury Díaz

El escrito de un amigo que refleja el dolor de la partida por el escritor.

Por Javier Marrugo Vargas

Todas las mañanas de domingo mi amigo Amaury me tenía acostumbrado a sus escrivivencias, donde tocaba con  la agilidad de un experimentado malabarista  las cuerdas de variados temas,  columna que, me llegaba vía  WhatsApp, vía correo, y vía Facebook, la cual luego de disfrutar gustoso por el detalle de mi amigo, la reenviaba a mis contactos invitándolos a degustar la dominical prosa, de un amigo, de un hermano, de un colega, que conocí en los ya lejanos días de nuestra Cátedra de Cafetería en la sede antigua de la Universidad del Atlántico. 

Amaury Díaz Romero, parafraseando al personaje de Ramón Molinares Sarmiento era un hombre destinado a escribir… y Amaury escribía a borbotones: 'La cachucha Bacana', 'Venus', 'Marzo negro', 'La noche tiene piernas de mujer', 'De qué se ríe señor alcalde', 'Grotescas criaturas dentro de ti'.

Su prosa fue merecedora de varios premios. Disfruté mucho de su amistad y su aprecio, siempre bien atendido en su casa, un acogedor sitio de encuentros, donde Nudis, su esposa, le tocaba soportarnos, pues el hombre destinado a escribir siempre mantuvo abierta las puertas de su casa para todos sus amigos. La última vez que lo visité, hablamos de su más reciente obra en ese momento, 'El secuestro de la esposa del cónsul', de un premio reciente proveniente de la Argentina y el proyecto para presentar a un candidato a la Alcaldía sobre la oficina del libro el cual no le secundé. 

Amaury  siempre escribiendo, y lo hacía con un afán y energía incontenible, como un niño que en sus juegos nunca se cansaba, como un verdadero condenado que si suspendía su labor caería  sobre su cabeza la temible espada. No se lo llevó ningún virus, se agotó como la punta de un lapicero, se quedó seco ya no pudo escribir más. Y ahora ya todo es silencio en su estudio, ubicado en el segundo piso de su casa, siempre repleto de libros, papeles y más sueños que ahora su hijo Ivanov debe recoger y cuidar. 

Se nos fue Amaury…parecía que no, parecía que él jugaba al enfermo con nosotros como en una más de sus ficciones  o sus escrivivencias,  porque sus notas que el enviaba desde la clínica respiraban mucha vida… y yo estaba tranquilo y seguro que volvería a verlo para continuar esa conversación que iniciamos en las mesas de la cafetería de la U, y que luego seguíamos por sus alrededores  y que algunas veces  perseguíamos  hasta el amanecer  con otros amigos, en mi casa de Las Nieves hasta que Adelita, luego de prepararnos café y desayuno los manda a todos para su casa a buscar oficio. 

Pero es triste y es verdad y me duele en todo el alma esta p*** nota que esribo, cuanto diera por la ficción y que fuera otro domingo más de escrivivencias desde tu pluma... y no esta despedida tan dura como la piedra.

Febrero 21 2021        


 

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