Arzobispo: “No nos quedemos con la ramita batiéndola: Es hora de descubrir a Cristo”
Los fieles llevaron las tradicionales palmas, en vía de extinción; ramos de olivo y de otros árboles.
El Arzobispo de Barranquilla, Pablo Emiro Salas, entregó un contundente sermón en el Domingo de Ramos con un llamado a los fieles a despertar y vivir la pasión de Jesús.
Con una procesión solemne que rodeó los alrededores de la Catedral María Reina comenzó la celebración del Domingo de Ramos acompañada por cientos de fieles.
La procesión ingresó al templo entre aplausos de júbilo y batidas de cientos de ramos para recibir el espíritu de Jesús evocando el pasado descrito en las Sagradas Escrituras.
“Damos inicio a la Semana Mayor. Hemos comenzado esta liturgia con esta procesión de Ramos como lo hizo Jesús a entrar a Jerusalén”, dijo Monseñor Salas durante su sermón.
El Arzobispo recordó como Jesús fue proclamado como Rey y Mesías siendo aplaudido, batiendo las palmas y cómo el pueblo de Jerusalén puso sus capas en el camino pedregoso de entrada para recibir al señor.
“El mesías era el nuevo Rey que venía a restaurar el Renio de David y era también el enviado de Dios que ellos estaban esperando”, explicó Monseñor.
El Arzobispo Salas evocó que los primeros cristianos sufrieron de una “metamorfosis” que los ayudó a profundizar en la verdad de Jesús y ellos pasaron a comprender que Jesús era más que un simple Rey era además el enviado de Dios en la tierra.
“También muchos incrédulos le dijeron: Si tú eres el Mesías, bájate de la Cruz y sálvate a ti y los que están contigo y fue solo un Centurión el que creyó y dijo esto: Verdaderamente este hombre era hijo de Dios . Ese Centurión dio el paso siendo el único que se transformó en aquel momento”, sostuvo.
Monseñor Salas envió un mensaje a los católicos del departamento enfatizando en no dejar pasar estos días “observando” sino “siendo partícipes” de la pasión de Cristo.
“No nos quedemos con la ramita batiéndola sino que este sea el paso para descubrir a Jesucristo. Él está vivo y está resucitado en nuestro corazón. En la actualidad somos como ese pueblo de Jerusalén que se quedó mirando y no hemos vivido la experiencia. Cada uno sigue la vida que lleva, nuestras palabras se las lleva el viento y seguimos viviendo con las mismas costumbres que no son conformes a lo que dice el Señor”, recalcó.
El sacerdote invitó a transformar las vidas de los feligreses entorno a estos días de guardar.
“Estamos llenos de orgullo y de soberbia y de amor propio que nos impide amar, que nos impide perdonar. No nos quedemos en la mitad, con una idea de Jesús por la mitad sino que vayamos más allá. En la Semana Santa la invitación es que le pidas al señor que te enseñe a escuchar”, afirmó.
Animó a los creyentes a que comenzarán a abrir sus sentidos hacia las enseñanzas de Jesús. “El que no escucha no tiene ojos ni oídos para entender la pasión de Cristo y te puedas unir a la pasión de Cristo y que también puedas participar de su Resurrección gloriosa”.
Pidió a los fieles en esta Semana Mayor que vivan más “unidos a Cristo quien nos ha dado su vida quien se ha entregado por nosotros y viviendo como hombres resucitados por él. No podemos seguir siendo unos espectadores sino partícipes de su sacrificio. Que Dios sea quien nos mueva a vivir con una mayor humildad y caridad. Visitemos los templos y pidamos de rodillas diciendo: Estoy aquí porque necesito de ti. Ayúdame a encontrar el camino”.
Finalizó su sermón recordando a María Reina, quien estuvo con su imagen presente en la Eucaristía.
“También recordamos a María, ella creyó en él y lo guardó en su corazón así cómo nosotros debemos recordarlo y llevar a Cristo en nuestros corazones”, agregó.
La ceremonia concluyó con la tradicional bendición de ramos que fue aplaudida por todos los asistentes.