El proyecto de Reforma Tributaria que radicó el Gobierno al inicio de esta legislatura, comienza a partir de mañana lunes un rumbo decisivo en el Congreso.

Se elegirán los ponentes y la ponencia que finalmente se discutirá. 

De igual forma los congresistas deberán establecer si se acepta el pedido del presidente del Senado, Roy Barreras, para darle carácter de urgencia a la iniciativa.

Con ello lo que busca el Gobierno es agilizar las discusiones porque en este caso disminuyen los debates a cuatro debido a que se establecerá un proceso conjunto de las comisiones económicas de Senado y Cámara.

Aunque ya entraría de lleno el debate en el Congreso, paralelamente se van a realizar foros y audiencias con analistas, gremios, expertos y los mismos congresistas que tratarán de explicar los alcances de los principales aspectos del proyecto tributario, pero al mismo tiempo se espera que de estos espacios surjan contrapropuestas que pueden ser positivas para suavizar algunas de las medidas impositivas, sobre todo en lo que tiene que ver en el efecto de los ciudadanos contribuyentes como de las mismas empresas.

Tal vez una de las características que en los últimos ocho días ha despertado interés y preocupación tanto de las personas como de los empresarios, son los impuestos a las bebidas azucaradas, el de la renta y pensionados con mesadas de 10 millones de pesos en adelante, así como el de los tributos a las ganancias ocasionales sin dejar de lado el punto que hace referencia a las exportaciones de combustibles, así como el alcance mismo de la tributaria.

Según el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, la reforma tiene dos grandes objetivos: en primer lugar, contribuir a la igualdad y la justicia social, y, en segundo lugar, consolidar el ajuste fiscal. Por esas dos razones, el proyecto tiene carácter prioritario para el nuevo Gobierno.

Por tanto, subrayó, que no es una alternativa bajar la proyección de recaudo de $25 a $10 billones como resultado de los ajustes que se puedan hacer al proyecto.