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Que no sea un día más

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha que estuvo marcada por la violencia y la lucha de ellas por hacer sentir su voz, y aunque el camino recorrido, durante muchos años tiene algunas rosas, aún conserva muchas espinas.

A pesar de las dificultades las mujeres han logrado sobresalir en muchos campos que antes eran exclusivos para los hombres y en este avance, contrario a lo que podría creerse, es cuando más situaciones de violencia ocurren en contra de ellas.

Y surge la inquietud, ¿Cree usted qué, entre más sobresalen, son más acalladas con violencia?, al respecto la experta politóloga, Angélica Bernal Olarte (*), describe el fenómeno:

“La reacción conservadora no se da apenas en el ámbito familiar o el de las relaciones de pareja. En política cada vez más estudios muestran que, en la medida que las mujeres avanzan en sus carreras, aumentan las agresiones físicas, el acoso y el abuso sexual, entre otras violencias que vulneran el derecho de las mujeres a ejercer el poder político”.   

En el 2022, el DANE reporta el nacimiento de unos 3.500 bebés de madres-niñas entre los 10 y los 14 años. De acuerdo con Medicina Legal, en 2022, cada 8 horas fue asesinada en Colombia una mujer y 8 de ellas, cada hora, son víctimas de violencia intrafamiliar o sexual.

También revela el organismo que, entre enero y octubre del año pasado, 827 mujeres fueron asesinadas, mientras que 5.8117 sufrieron violencia intrafamiliar o fueron abusadas sexualmente. En lo que va del 2023, han sido registrados 10 feminicidios.

Sin embargo, el silencio sigue siendo la constante de las víctimas, muchas no reportan las agresiones por miedo, falta de información o porque creen que la violencia no es una conducta que debería ser denunciada. Por el contrario, consideran que es una situación vergonzosa y que deben ocultarla porque ellas la provocaron y creen que merecen sufrir y ser castigadas.

La experta afirma que, frente a esta situación, el término de violencia de género tiene sentido: “Muchas víctimas ni siquiera son capaces de identificar que lo son, porque somos parte de una cultura que normaliza el control sobre las mujeres, sus cuerpos, sus decisiones y su sexualidad por parte de los varones de sus familias y sus parejas”.

Otros expertos confirman que la violencia se origina de las relaciones de poder, basadas en el concepto de la superioridad masculina romantizada con “el mito del amor romántico”, lo cual se traduce en la noción de misoginia y patriarcado.

La buena noticia es que las nuevas generaciones de mujeres se sienten libres, empoderadas y autónomas al compararse con la vida que llevaron sus abuelas e incluso sus madres y que, al hablar de discriminación, opresión o marginación por cuestión de género, va en contravía con la realidad, pero es la constante en la manera como las mujeres aún se relacionan con los hombres.

La politóloga explica que el avance de las mujeres ha sido extraordinario y si no hay violencia de por medio para acallarlas, los detractores se valen de fórmulas discriminatorias para no dejarlas progresar: “Si una mujer enfrenta dificultades para ejercer una función pública se debería juzgar, precisamente, su capacidad y no el hecho de que es una mujer. Pensar que la razón de sus errores es por el hecho de ser mujer es discriminación”.

Ninguna situación justifica que las mujeres se violenten, torturen o asesinen: “Una mujer pudo ser infiel, cometer delitos, se equivocó en el ejercicio de un cargo público o aceptó un contacto sexual no deseada para acceder a un trabajo, pero nada de lo anterior es razón para violentarlas”.

Al respecto la experta explica: “Las mujeres tenemos dignidad humana y los castigos que se impongan a nuestros crímenes deben ser establecidos por las autoridades judiciales en un proceso con garantías y sin sesgos sexistas. Las faltas de las mujeres no son excusas para atentar contra su integridad y menos para quitarles la vida”.

Y como bien lo dice Angélica Bernal: “La violencia contra las mujeres, por ser mujeres, sigue presentándose en la sociedad colombiana, pese al reconocimiento legal de sus derechos. Un cambio cultural es urgente”.

Disfruten este día y cada día siéntanse orgullosas de ser mujeres.

(*) Politóloga de la Universidad Nacional; Magister en Estudios Políticos del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internaciones (IEPRI) en la misma universidad; Doctora en Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona; y profesora de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).

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