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QEPD Duque de Edimburgo, consorte de la Reina y poder detrás del poder

El palacio de Buckingham anunció: “Su alteza real falleció pacíficamente esta mañana en el Castillo de Windsor”. Su madre, la princesa Alicia de Battenberg, enterrada en Jerusalén, es honrada en el Memorial del Holocausto de Yad Vashem como "Justa entre las Naciones" por la protección que dio a los a los judíos en Atenas durante la Segunda Guerra Mundial.

Su padre era el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca, hijo menor del rey Jorge I de los helenos.

El Príncipe Felipe asumió su rol con estilo, tacto y diplomacia extraordinarios, intentando jamás eclipsar a la reina en ningún modo y en ningún caso. Felipe era un gran deportista, sirvió en la marina, participó de la segunda guerra mundial y fue el consorte de la Reina.

Duro casado más de 70 años con la Reina Isabel, 73 para ser exactos. Tuvo con la reina cuatro hijos, ocho nietos y 10 bisnietos. Felipe nació el 10 de junio de 1921 en Corfú en Grecia, una isla que ha sido ocupada por británicos y venecianos, para volver luego a sus orígenes,

Grecia, isla vital para la mitología griega y en especial para Poseidón. Se casaron el 20 de noviembre de 1947, en la abadía de Westminster, maravillosa iglesia que al igual que Windsor, donde se despedirá y donde vivía, son dignas de visitar y nunca olvidar, como tuve la oportunidad de hacer en el 2019; a Felipe no se le hará un funeral de Estado ni se le instalará una capilla ardiente.

¿Nos sentimos extraños los hombres por darnos cuenta que podemos dejar que nuestras mujeres lideren y ejerzan la función de liderar y tomar decisiones? ¿Es extraño que no nos incomode ser segundones amables, discretos y políticamente correctos?

Así se molesten mis amigos británicos, este pequeño párrafo resume la vida e historia del Duque de Edimburgo, que como muchas mujeres, pasó a un segundo plano debido a la preponderancia de su esposa, la Reina Isabel II. El Reino Unido, admirado por su administración estatal y la verdad, por su Reina, que de por sí ha visto pasar por su reinado más presidentes y Papas que cualquier otra monarquía en el mundo, ha sido liderado en las peores crisis y de manera sublime por una mujer.

Su esposo, era la primera dama de la Nación, en nuestra jurisdicción. Esta mujer, sabia, capaz, astuta, pasará a la historia como tal y sin igual en el mundo.

La Reina Isabel es sinónimo de liderazgo, paciencia y diplomacia en medio de todas las crisis económicas, políticas y sociales que ha tenido que afrontar, en un país con protagonismo mundial y determinante en la historia de la humanidad.

Y por eso, me cuestiono que en nuestro país, no se le haya dado la oportunidad a una mujer capaz, no por irreverente ni impopular ni revolucionaria el hecho de liderar el país, sino por tener todas las capacidades de liderar este terruño tercermundista.

Cientos de mujeres colombianas capaces, que han luchado contra nuestros prejuicios y los del mundo, hacen historia hoy en nombre de Colombia.

En la música, en el deporte, en la moda, en la televisión, en las ciencias, en la Nasa, en todos los aspectos humanos, ¿Y la política? ¿No me confirmarán mis compatriotas hombres que tal vez, una Policarpa Salavarrieta, hubiera liderado mejor nuestro país?

La discriminación de género también existía en el Reino Unido en el inicio de su reinado, pero esta mujer, la Reina Isabel II, ha sabido difuminarla por completo, sin tanta bulla, sin tantos gritos, sin tanta algarabía, con inteligencia, trabajo y resultados. ¿Y aquí qué? ¿Cuándo tendremos el primer caballero o “damo” de la nación (para evitar ofensas)?

A ver si por fin, re-figuramos ese cargo tan servil, inútil y machista que funge entre los otros tantos cargos estatales, pasando a ser más parecido a una Reina de Belleza que a una Reina de la Monarquía como Isabel II.

A ver si los hombres, siendo segundones, comprendemos por fin qué significa ser apartado, ignorado y relegado a funciones discretas y sociales; para que por fin descubramos que lo que han logrado las mujeres a pesar de nuestra discriminación, ha sido con una sapiencia, un sacrificio silencioso, una prudencia y un trabajo sin aplausos, que sólo el interés loable y legítimo, permite seguir y conseguir.

Frida Kalho en México, Manuela Sáenz en Ecuador, Eva Perón en Argentina, Violeta Barrios en Nicaragua, Jeanine Áñez Chávez en Bolivia (a pesar de sus criticas), Michelle Bachelet en Chile, Dilma Rousseff en Brasil, han sido ejemplos de feminismos cruciales en cada Nación; y ¿Colombia?

Aquí seguimos en deuda en dejar liderar las riendas del país a una mujer, no porque sea mujer, sino porque querámoslo o no, les evitamos y negamos los verdaderos cargos de poder; que al final da igual y escoger los mejores, sin importar el género es lo importante, estoy de acuerdo, pero, si es así, no pasa nada que sea mujer u hombre.

Es un acto político de reivindicación necesario. Así que reflexionemos y que los partidos nos propongan no sólo hombres capaces, éticos y decididos a dirigir esta dura situación post-pandemia, sino que también nos ofrezcan opciones femeninas que sean capaces de solucionar los problemas sociales, políticos y humanos que subyacen a nuestra sociedad democrática. ¿Si no los tienen, no reflexionan? ¿Si no los hay, no amerita un cambio?

Amanecerá …. ¿Y las veremos? 

La reina de Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo