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Otro “Parto de piña”

Como se dice en el argot popular, el de anoche fue otro Parto de piña; pero así nos tiene acostumbrado el Junior cada vez que le toca definir algo de importancia bien en el concierto del fútbol colombiano o más allá en eventos como la Copa Suramericana. La victoria solo fue posible en la definición desde el punto penal (4-2). Y más allá de lo que podríamos calificar como “discreto”, en el desempeño  anoche frente a la Unión La Calera, el equipo rojiblanco al final consiguió clasificar a la siguiente ronda.

El gol de camerino” de Miguel Borja en el primer minuto nos hizo sentir altamente optimista pero conscientes de que no sería definitivo frente a un rival de fuerza y constancia que no dejaba espacios y que con base a la presión en todas las líneas vendería cara la derrota. En efecto, no fue suficiente el tempranero gol. Unión La Calera, se esforzó al máximo para vencer en los 90 minutos 2-1; marcador igual al conseguido en Barranquilla por los “Tiburones”. La definición desde el punto penal nos devolvió el aliento confiando plenamente en la experiencia tradicional del arquero Viera atajando desde los doce pasos.

Independiente de la clasificación, la actuación de anoche no fue la mejor. Junior estuvo sometido y sin mentalidad para salir del “encerramiento” al que lo condujo el rival chileno. Contadísimas las posibilidades de gol, sin manejo en la zona medular y con muchas imprecisiones en los pases.  En este juego, el equipo de Amaranto Perea mostró la cara contraria de lo que habían sido encuentros anteriores frente al mismo rival en el Estadio Roberto Meléndez y los cotejos frente al Deportes Tolima en el concierto colombiano.

Porque en el partido de ida frente a Unión La Calera jugado en Barranquilla una semana antes y frente el mismo Deportes Tolima Junior pareció recobrar su memoria futbolística. Dejó el jueguito  de toque insulso hacia atrás, de cansino transitar y poca actividad hacia el frente. Aquel equipo que prefería llegar al área rival con demasiado tránsito de toques al balón y cuando se esperaba un centro desde los costados o un remate al arco por el frente, preferían sus protagonistas devolver la pelota, parecía quedar en el pasado. 

Tal vez por eso, Junior hizo renacer la ilusión en sus seguidores. En las instancias importantes ante los tolimenses y  ante el Unión Calera  en la Suramericana, el fútbol resultó fluido y armonioso, con más entrega y decisión de los jugadores y con mejor estado anímico. Con esa idea se presagiaba este último partido que si bien se creía arduamente disputado, mostraría a un Junior con mejor disposición técnica y futbolística ante los chilenos la noche de este jueves.

No fue así. Y tras el segundo gol chileno,  “El parto de piña” se hacía cada vez más dramático. Y ante las arremetidas de los rojos en busca del tercer gol, nos abrigaba solo la esperanza de que el marcador no fuera más abultado. Porque en el cobro de los penaltis confiábamos firmemente en las mejores posibilidades con arquero Sebastián Viera.

Sin oficiar como “Abogado del diablo” para justificar la actuación del equipo ante los chilenos, se me antoja pensar que en parte, esa deficiencia futbolística de anoche se debió al maltrato físico de los jugadores. Junior ha estado sometido a partidos seguidos cada tres o cuatro días y sin el tiempo necesario para la recuperación tras las intensas y agotadoras jornadas que incluye desgaste por largos viajes como este a tierras chilenas.

Cumplida una de las metas, como es avanzar un paso más en la Copa Suramericana, el equipo  deberá concentrarse ahora en la liguilla colombiana cuya próxima gran prueba la tiene el domingo en el Pascual Guerrero frente al América. Junior por fortuna cuenta con una amplia y reconocida nómina capaz de hacer frente a cualquier rival en Colombia.

Confiemos en la recuperación de la memoria futbolística tal como nos venía acostumbrando el Junior. América, sabemos, es un  rival complicado; pero con la ilusión intacta, los hinchas rojiblancos mantienen grandes esperanzas como para ver llegar al equipo a la disputa de un título más en el profesionalismo  colombiano.  

Junioristas celebrando en territorio chileno.