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La pandemia de los no vacunados

En un grupo de Whatsapp a los que me han invitado y adherido sin avisarme, hay una señora joven, que parece de edad, que envía permanentemente enlaces sobre el problema grave que implica vacunarnos.

Otro colega, en Medellín, comparte enlaces de cómo el plan de vacunación hace parte de una jugada judeomasónico de confabulación mundial, que busca la dominación de la humanidad. En otro grupo familiar, mi prima la esotérica, no hace sino enviar noticias que supuestamente informan de cómo, si nos vacunamos, moriremos todos en 365 días, contados a partir del primer síntoma que nos genere cualquiera de los biológicos puestos, ya que todos, son parte de una mano negra mundial.

Los más arriesgados, como Boris, que no sé por qué lo tengo en mis contactos, son capaces de difundir sin pena ni vergüenza que Bill Gates creó todo, el virus, la vacuna, la guerra digital y el sol, con el propósito de dominar su preciosa vida, la vida de todos, ya que según el difusor, a mi amigo Bill no le bastan los miles de millones de dólares en efectivo que tiene en su pequeña cuenta de ahorros, si no logra dominar la existencia del mencionado servidor y sus allegados.

Estas noticias, como muchas otras, se propagan de manera increíblemente rápida, eficaz y persuasiva. En Estados Unidos, un país con todas las vacunas, tantas que ha vacunado porcentajes importantes de poblaciones latinoamericanas para no dejar perder los biológicos, se encuentra en una crisis muy grave debido a la cantidad de personas no vacunadas, voluntariamente, que han decidido por razones (diría yo “ignorancias”) personales, no vacunarse.

Hoy en día, el 99% de las muertes por COVID19 son de esta población, quienes ponen en riesgo su vida con base en la propagación de información sin fundamento, que absorben sin filtro alguno. Cuántos familiares están en riesgo por culpa de estas personas. Cuántos niños en peligro, por sus razones sin base científica alguna. Leen y se creen cualquier pendejada que pulule en redes sociales con tanta facilidad, que hasta una vez, a la señora del grupo que les mencioné, mandó al grupo un atardecer con una súper luna editada digitalmente, que supuestamente ocurría en la Antártida. La luna era tan enorme, que, a simple vista, era un video editado. Pero ella lo compartía maravillada del espectáculo natural.

Prueba de covid-19

¿Será responsabilidad de Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram y demás redes que no tienen filtros idóneos para las fake news, para la información falsa y los chantajes informáticos? ¿Será responsabilidad de los Estados por permitir la intolerancia de los intolerantes y no obligar a una vacunación masiva, so pena de excluir de beneficios sociales, legales y económicos a los no vacunados? ¿Será culpa nuestra, de convivir y no aislar socialmente y permitir la vida común de estos personajes, que, bajo una creencia errada, continúan mutando, variando y propagando el virus?

Es responsabilidad de todos diría yo. Sin embargo, el hecho de que muchas vacunas estén presentando efectos secundarios mínimos, de que las farmacéuticas no respondan ante ninguna institución por sus errores en la vacunación y los biológicos, el misticismo que se ha tenido por entidades estatales con los contratos y precio de las vacunas, son elementos que aportan falsos argumentos al caldo de cultivo de este grupo de desinformantes. Estados Unidos cree que la desinformación sobre vacunas, mascarillas y medidas de distanciamiento social está arruinando los esfuerzos para hacer frente a la pandemia, convirtiendo a la desinformación en internet sobre las vacunas en el principal motivo de las bajas tasas de vacunación en algunas comunidades.

¿Y entonces? Vacúnese y deje de creer en pendejadas. El Gobierno debe abrir ya, a todo el que quiera vacunarse, la opción de poder hacerlo, sin importar edad o comorbilidad. No podemos esperar que estos crédulos personajes, decidan vacunarse. Eso sí, debemos empezar a pedir como requisito para obtener beneficios a cualquier derecho público, privado o estatal, el hecho de estar vacunado. Necesitamos mano dura contra la ignorancia, sin contemplación.