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La importancia de la amistad

La amistad se define como el afecto, transparente y desinteresado, compartido entre una o varias personas, el cual nace y se fortalece mediante el trato. Este sentimiento humano involucra el aprecio, la confianza y la sinceridad como valores o principios que regulan el intercambio amistoso.

Emerson solía definir al amigo “como una persona con la que se puede pensar en voz alta”. Gabriela Mistral, la gran poeta chilena, aseguraba que la amistad implicaba “…entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria; es decir, fidelidad”.

Horacio, el gran poeta latino, alargaba la relación amistosa de esta manera: “Mientras la razón no me abandone, nada encontraré comparable a un amigo cariñoso”. Y William Shakespeare solía escribir: “Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba engánchalos a tu alma con ganchos de acero”.

Aristóteles puso el dedo en el punto esencial del problema que definimos al escribir esta frase: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”. Parece que García Márquez tenía en mente esa idea del filósofo griego pues, cuando le preguntaron que para qué escribía, respondió con esta expresión rotunda y llena de sentido: “…para que mis amigos me quieran más”.

Más allá de lo que piensen los poetas o los filósofos lo cierto es que la amistad es el sentimiento más maravilloso que puede cosechar un ser humano. No está mediado por el simple interés por algo, por el dinero o el sexo, sino por valores o principios que no son tan comunes, como la franqueza, la honradez, la integridad, la transparencia y el afecto desinteresado.

La amistad nunca puede ser asediada por la envidia, pues se desvirtúa, deja de ser amistad sincera. Tampoco es dirigida por la hipocresía, el cinismo o el engaño, ya que eso enturbia la transparencia que la asemeja a un riachuelo cristalino a través del cual se observa al amigo sin muchas distorsiones.

Aunque el afecto mutuo sea el hilo rector del fenómeno de la amistad, esta no se agota en el simple cariño. La lealtad, la confianza y la franqueza también integran un cuadro que nunca está completo sin alguna de sus partes. Por esas razones, algunos suelen tener aliados, socios o compinches, pero jamás amigos.

La amistad implica el respeto o la tolerancia por el pensamiento del amigo, aunque sea hasta ciertos límites. Ser ateo y rodearse de pares creyentes (verbigracia), aplicando los valores democráticos, permite la construcción de amistades sólidas que están más allá de las creencias individuales, siempre y cuando el proceso transcurra por los canales ya enunciados.

Si se observa bien, esta situación representa una expresión del espíritu democrático vivo, que siempre está por encima de cualquier fanatismo o dogmatismo, pues, aquél que encuentra amigos solo entre quienes imitan su forma de pensar, realmente carece de amigos, al estar rodeado de integrantes de una secta unida por la creencia o la ideología, pero jamás por la amistad sincera.

El afecto, el aprecio y el respeto suelen estar muy por encima de las creencias o desacuerdos conceptuales, así como de las diferencias de género o sexo, que no siempre tienen la capacidad de destruir los cimientos acerados de una buena amistad. Por algo Calderón de la Barca escribió esta frase tan profunda: “Es parentesco sin sangre, una amistad verdadera”.

Debo finalizar destacando que la amistad es el sentimiento más puro que existe sobre la faz de la tierra, aromatizado por el afecto, pero construido alrededor de los valores y principios más excelsos de todas las generaciones de seres humanos que han pasado por la historia de este planeta.

Sin amistad la vida sería más árida, agresiva y triste. No existe ninguna duda acerca de esto.Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez