Share:

Elecciones en Perú, un espejo democrático

No hay candidatos serios en una democracia latinoamericana: La aseveración anterior pareciera una regla general y perpetua, pero jamás el asunto ha sido tan preocupante y peligroso en el Perú como ahora.

En la segunda vuelta por la presidencia, un millón de peruanos estaban llamados a votar, donde la izquierda postulaba a un exmaestro sin experiencia gubernamental y la derecha a la hija de un exmandatario encarcelado.

Realmente Perú elegía sobre su modelo económico: Continuar con las políticas capitalistas beneficiarias del poder económico tradicional, acusada de corrupción y varios delitos o virar radicalmente hacia políticas estatistas y socialistas, que recuerdan los referentes de la dictadura militar del 68, prediciendo consecuencias nefastas en el país.

Sin embargo, la disyuntiva no revela que el electorado peruano estuviera loco en su votación; según estadísticas, el 80% de los peruanos no se identifica ni con las propuestas de Fujimori ni con las de Castillo.

Desafortunadamente en muchos o casi todos los países suramericanos, llevar la pobreza con dignidad es un privilegio porque el abismo entre ricos y pobres es una vergüenza. Las votaciones, reflejaron esta lucha que por décadas es visible a cualquier habitante que visite estos lugares de cualquier otro país desarrollado de la tierra, para quienes es palpable que aquí vivimos con pocos ricos muy ricos, rodeados de muchos pobres muy pobres.

Elecciones Perú

En el Perú, la segunda vuelta fue forzada porque Castillo y Fujimori no obtuvieron más del 20% de los votos en la primera vuelta. Perú, como lo mencioné en otra columna, ha pasado por 4 presidentes y 2 congresos, una pandemia destructiva y arrasadora de la economía y el colapso total del sistema hospitalario.

Así que gane quien gane, el futuro de Perú es muy sombrío, porque quede quien quede, el descontento habitará en cada calle del país.

Al cerrar esta edición, el flash electoral daba empate técnico entre los dos candidatos, como ganador a Fujimori con un porcentaje de 50,3% y Castillo con un porcentaje de 49,7%. Esto no mejora en nada la situación del país.

El candidato elegido y que sea oficializado, debe sí o sí oír las voces disidentes que al ser tantas, no se calmarán perpetuando políticas que han afectado por generaciones a la mitad de una población descontenta.

El que quede oficializado debe renunciar a reacciones incendiarias y a llamados efervescentes.

Perú y Suramérica no pueden seguir polarizadas, la economía debe girar a un capitalismo humano, digno, que sea capaz de proveer calidad a todo ser humano, con mínimos que no haya que luchar, sino que sean intrínsecos a cada habitante del país.

Quedan los escrutinios, quedan los votos nulos, queda una guerra que podrá ser sin fin, sino se tiene madurez política en el Perú.

Por eso, si los políticos de turno no piensan más allá de sus narices, el país no tendrá estabilidad institucional y así, es imposible gobernar.

Así que Colombia, entérate: Perú puede ser un espejo democrático de nuestro futuro cercano; queramos o no, conversaremos igual y sobre lo mismo, el próximo año.