Share:

El mejor regalo para el buen padre: La ampliación de la Ley María

Cuando digan que mamá sólo hay una y papá cualquiera, díganlo por ustedes. Tengo mucha suerte al tener a mi papá, promotor, crítico, amigo y socio de sus hijos.

Es increíble que, en nuestra cultura, la paternidad siga siendo un hecho aparente y la maternidad uno cierto.  Normalmente, el humor como reflejo de una sociedad, sigue dibujando a la paternidad como un karma, un “mal” que tocó asumir, un rol que fue impuesto por una mujer que metió en problemas al hombre, quien prefiere divertirse, gozarse la vida y disfrutar de las cosas buenas de la existencia, las cuales, obviamente, no incluyen el ser papá.

Entonces, ¿quiénes van a aprovechar mejor la Ley María?

La ampliación de la Ley María de Licencia Compartida permite que los papás que crían, forman y quieren ejercer la paternidad, la disfruten más tiempo.

Que trasnochar no es chévere, lo sabemos. Que dormir al bebé en sus siestas quitan tiempo del trabajo, es verdad. Que envejecemos mientras ejercemos la paternidad y vemos que nuestros hijos ganan esa vida que se nos va, es cierto.

Sin embargo, es tan gratificante ser papá, que algunos no dudaríamos en extender el privilegio que nos ha permitido esta nefasta pandemia de pasar 24/7 con nuestros bebés. Agradecemos, esos buenos papás, a Juanita Goebertus y a todos los participantes y legisladores que aprobaron esta esperanzadora Ley, que como fue formulada era más conveniente, pero algo es mejor que nada.

Porque de ahora en adelante, no nos toca sólo fungir como proveedores, el rol del macho clásico, bravo y cabrío que nos separábamos a la fuerza a la semana de ganarnos el título de “padre”, sino que gracias a la Ley podremos sentir, vivir y compartir con nuestros hijos más tiempo, unas 5 semanas en casa.

Es más, podemos convencer a nuestras parejas, de cedernos semanas, unas 6, para permitir que ellas vuelvan pronto a sus trabajos, mientras nosotros disfrutamos más tiempo con nuestros bebés, compartir responsabilidades, ejercer la crianza, cuidar, respetar y amar a nuestros hijos.

Esta Ley, es un incentivo para ser un buen padre, un buen compañero, un buen aliado familiar y para disfrutar, sufrir y ejercer mejor la paternidad. Ya no es “encárgate tu de la niña, yo traigo la comida” sino que, como un equipo, sepamos que la corresponsabilidad es el pilar fundamental de la paternidad; que dar amor público, vivo y sentido, con besos sonoros, abrazos fuertes y juegos públicos, no nos quita ni un céntimo de masculinidad; que saber el momento adecuado de cambiar un pañal, de dar un tetero no es una cuestión sólo femenina; que hacer reír a tu hijo, no es algo banal.

Todos estos hechos no son para descubrir al pasar de los años, sino en el comienzo de la vida de nuestros niños, porque esta Ley traerá mejores seres humanos, si los padres, la aprovechamos. Un buen padre es eso, es el que quiere ejercerlo, el que apoyó, apoya y apoyará en todo a su co-equipera para criarlo, el que entiende su rol primario en el cariño y afecto, el que asume su responsabilidad conjunta y solidaria, su ejemplo como pilar formativo, su buen trato como forjador de un buen ser humano.

Feliz día a los tres: A los buenos padres por darnos mejores seres humanos; a los buenos congresistas, que aprueban buenas leyes y, por último, a los hijos que tenemos buenos padres, agradezcamos y brindemos por ellos. Salud.

Imagen referencial