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El iluso no deja de soñar

En esta época de precarnaval en Barranquilla, y gran parte del Caribe colombiano, salen a desfilar desde carros antiguos y toda clase de extravagancias que recrean nuestra realidad y la lanzan a la calle, escenario natural de la fiesta, en forma jocosa para el disfrute colectivo.

Pero este anuncio del exgobernador del Atlántico, Eduardo Verano De la Rosa, de candidatizarse a la Presidencia de la República, no sabemos cómo ubicarlo en este aquelarre surrealista: ¿disfraz o sueño perpetuo?

El anuncio, más que un hecho político, no deja de ser otro de los episodios oníricos, pesadilla para nosotros, que acostumbra tener el exmandatario del Atlántico. Quien a lo largo de su vida de ‘servidor público’, (‘de burocracia’ dirán otros), el susodicho ha ocupado diversos cargos públicos, sin dejar un legado de su gestión institucional.

Tras ocupar la Gerencia de la entonces Empresa Municipal de Teléfonos, Dirección de Inravisión y de Corelca, así como el Ministerio del Medio Ambiente, llegó a su primer período en la Gobernación del Atlántico en medio de una coyuntura política y electoral, que le favoreció en votación.

Para nadie es un secreto que Verano De la Rosa resultó electo para el período 2008 - 2011, no propiamente porque contaba con la mayor simpatía y respaldo. La elección reflejó que los electores votaron a favor de Verano, para ir en contra de su rival, José Name Terán (Q.E.P.D.). Lo que significa que fue una típica elección de ‘carambola’.

Igualmente ocurrió para el período 2016 - 2019, contando con el amplio respaldo que le brindó la candidatura a la Alcaldía de Barranquilla de Alejandro Char Chaljub. Las cifras no mienten.

Independientemente del factor electoral, valdría la pena analizar el ‘modelo presidencial’ que el exgobernador Verano De la Rosa pretendería aplicar en su nueva incursión burocrática.

¿Un ‘modelo’ lleno de ‘comités’ para prolongar la toma de decisiones y dispersar las responsabilidades?

¿Un ‘modelo’ con ‘sanedrín’ a bordo?

La gestión administrativa de Eduardo Verano De la Rosa en los dos períodos al frente de la Gobernación del Atlántico muestra más dilaciones que pertinencia, oportunidad, eficiencia, eficacia e inmediatez en la toma de decisiones.

Como resultado, basta con recordar las demoradas decisiones tras la inundación del sur del Atlántico, el 30 de noviembre de 2010, cuando el propio Verano había vendido la idea, con bombos y platillos, que esa zona del departamento se encontraba ‘blindada’.

Al final, Verano recibió un departamento completo y lo entregó por la mitad, ya que la otra parte quedó bajo agua, en medio de una tragedia social y económica.

Más recientemente, el ‘modelo’ tuvo resultados funestos. Primero con la Universidad del Atlántico.

En sus últimos 67 días de Gobierno no fue capaz de encarar la ‘toma’ y cese de actividades iniciada el 25 de octubre. Dejó prosperar la situación, de manera inexplicable, con graves perjuicios para la comunidad universitaria. No funcionaron los eternos y prolongados ‘comités’. Con su estilo genuflexo y permisivo, facilitó que pusieran en jaque el estado de derecho en la alma máter. Mucho sueño y nada de realidad.

Más grave aún fue lo ocurrido con la multimillonaria contratación realizada por el Gerente del Cari, Ulahy Beltrán.

En este escandaloso episodio le faltó autoridad. Mejor dicho, se dejó perratear por quien aparentemente era el remedio para el Cari, pero terminó peor que la enfermedad. Lo mismo ya le había ocurrido con Rocío Gamarra.

Al final, Verano recordó la vieja frase de su amigo político, el expresidente Ernesto Samper Pizano: “Todo fue a mi espaldas”, lo que podría convertirse en su ‘modelo presidencial’.

Los dos problemas anteriores, que parecían no tener solución a la vista, fueron resueltos por su sucesora. Elsa Noguera De la Espriella, con tino, carácter y consenso, logró encontrar la luz al final del túnel y ponerle fin a la guachafita en ambas instituciones del Estado.

Con la nueva intentona del susodicho iluso, habrá comités ‘pre-presidenciales’ para soñar, soñar y soñar. Pero no precisamente con quienes lo acompañaron en su más reciente gestión en la Gobernación, ya que la mayoría quedaron estresados y fastidiosos con tantos, prolongados e infructuosos ‘comités’.

Con el eterno retorno de Joselito y como Zeus, bajó del Olimpo para postularse. Sin que nadie se lo hubiese pedido o aclamado. El iluso no deja de soñar. Como si no tuviésemos memoria.