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El hardballing se abre paso entre centennials y millennials

Cada vez hay que ser más consciente de la manera como los jóvenes se relacionan en este siglo. No es cuestión de alarmarse o asustarse, es sencillamente si tienes un hijo adolescente y es sexualmente activo. Debes entender que no es la misma época en la que muchos vivimos.

No es una tarea fácil, pero es necesario, sí o sí, que la comunicación con sus hijos sea más fluida, o al menos la escucha, con empatía y sin juzgamientos; como usted quisiera que lo traten con respeto y afecto. Ser padre es complicado, desgastante y exigente, pero también podría llegar a ser motivador, edificante y memorable.

Aunque este no es el tema sobre el que les iba a escribir, lo encontré por casualidad y me pareció interesante compartirlo. Todos aprendemos, a eso vinimos. Hoy les hablaré del ‘hardballing’, que suena a exótico, pero es una tendencia para relacionarse los centennials y los millennials, en la actualidad.

Es una tendencia que va en ascenso y consiste en ser muy sinceros desde la primera vez que sales con una posible pareja, con respecto a lo que se busca en una relación; quiere decir, que aquí no puedes decir me engañaste, o yo si iba en serio. Se trata de establecer qué tipo de relación van a tener y evitar malentendidos y corazones rotos.

Lo anterior en términos #sinrecato es que, si van a tener una relación solo sexual, o van a ser novios, o ‘amigos con derechos’, o la relación que vayan a entablar. Lo positivo es que desde el inicio se ponen las cartas en la mesa.

Este afán de sinceridad contrasta con otras tendencias, desagradables, como el goshting, en la que la persona no da la cara y desaparece de la relación sin ninguna explicación, o sin señal alguna, como un fantasma; o el breadcrumbing, en el que la persona envía señales a su pareja, para que esta sepa que sigue en la relación, pero no quiere decir que va a ser duradera, o sea con un pie adentro y otro afuera.

Expertos afirman que esta es una cultura de la inmediatez que ha llegado a la manera como los jóvenes se relacionan, porque muchos tienen muy claro qué es lo que quieren y no es, propiamente, perder el tiempo.

La responsable de marketing de Bumble, una aplicación para conocer hombres y mujeres, Alba Durán describe esta tendencia: “Hemos visto que las personas en Bumble están dando prioridad a identificar y articular claramente sus límites. Estos límites pueden ser emocionales, como ser honestos con lo que quieren o reconocer banderas rojas y verdes; físicos, como asegurarse de no comprometerse en exceso o fomentando conversaciones sinceras sobre temas que antes eran tabú”.

Relacionarse de esta manera podría ser un avance positivo para las nuevas generaciones que quieren encontrar pareja; sin embargo, también aplica, perfectamente, en otro tipo de relaciones como las familiares, de amigos e incluso en la vida laboral.

Es preferible acabar con la tendencia de las personas cuando se conocen que prefieren un “vamos a ver qué pasa” o el famoso “dejar fluir”, y apostarle más bien al “ser sinceros con lo que queremos”

Muchos jóvenes manifiestan que no es tan fácil encontrar una pareja y por lo que se ha hecho más fácil encontrar relaciones superficiales y de momento que tener una relación estable.

La honestidad también debe tener una alta carga de empatía no quiere decir que cuando vas a una cita y vas a hacer un ‘check list’ de los requisitos del otro y que si este no los cumple, de inmediato queda descartado (a). De eso se trata, conocerse y encontrar esos puntos en común que los hacen compatibles.

El hardballing debe ser flexible para evitar incomodidades que dan la sensación de que la cita está bajo un libreto y que no hay espontaneidad para hablar de otros temas que permitan conocerse.

Sin embargo, otros prefieren establecer los requisitos porque los hace fijar los límites para saber hasta dónde llegar en una relación. Por supuesto que no hay nada mejor que ser sinceros con las intenciones, y saber expresarlas.

Una verdad sin empatía y sin sensibilidad hacia otro podría ser más hiriente que una mentira. Por lo tanto, para no caer en el exceso de sinceridad lo mejor es comunicarse de manera asertiva.

Esta manera en cómo se relacionan los jóvenes debería replicarse en todas las personas, y nos enseña que si se pueden llevar las riendas de una relación y entender que si se pueden tener relaciones sanas y coherentes con lo que somos y con lo que sentimos.

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