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El fracaso: la “Cruz Real” del Junior

Solo quince minutos duró la ilusión. El gol de Hinestroza a los 14 de juego nos trajo a la mente aquel gol que dos días antes Campbell en el partido de Costa Rica le había marcado frente a Nueva Zelanda por el cupo al Mundial de Catar. Los costarricenses que marcaron a menos de tres minutos, aguantaron y soportaron todo el andamiaje ofensivo y físico de los neozelandeses que impusieron ritmo y fuerza, pero sin poder conseguir el empate.

Lo del Junior no fue posible. Sus falencias tradicionales defensivas hicieron mella en el arco rojiblanco a los 29 minutos. Una vez más, el sistema posterior pagó tributo y bien caro a la falta de capacidad para soportar los embates antioqueños. Primero con Gabriel Fuentes que perdió el balón en el medio, luego Jorge Arias quien trastabilló inoportunamente dejando que Dorlan Pabón cruzara la pelota y para completar ni Rosero ni Pacheco tuvieron la capacidad para evitar el cabezazo de Jerfferson Duque para igualar el marcador. Allí se desvanecía gran parte de las aspiraciones.

Aquellos recuerdos del gol costarricense ante Nueva Zelanda, fue en Junior, apenas una ilusión de poco tiempo. Porque a los 37 minutos, de nuevo Nacional castigó la inoperancia rojiblanca. Un centro desde el costado izquierdo fue concretado por Jhon Duque para marcar la diferencia. En el primero del Nacional para el empate, el arquero Viera se quedó petrificado bajo el arco cuando pudo haber salido a cortar el centro. Y en el segundo la baja estatura del autor superó la estatura de los zagueros rojiblanco.

Hay que anotar, claro, dos jugadas previas que merecieron castigo, que pudieron haber cambiado el partido y que fueron pasadas por alto por el árbitro bogotano Andrés Rojas que nuevamente dio muestras de complacencia localista. Primero, el cabezazo de Enmanuel Olivera a Freddy Hinestroza, que mereció expulsión y luego, el violento pisotón de Jonh Duque a Carlos Esparragoza, que ni siquiera recibió tarjeta amarilla. En ambas faltas el VAR brilló por su ausencia. Era de esperarse, en Medellín estamos y Nacional sabemos, es gran protegido por Dimayor, árbitros y el propio VAR en manejo de puros interioranos.

Los narradores y comentaristas de Win Sport -como era de esperarse-tampoco hicieron hincapié en las acciones y se limitaron simplemente a lánguidos apuntes diferente asi las faltas las hubieran cometido los junioristas. Así las cosas, y como habíamos anticipado horas previas al encuentro, sabíamos que la misión sería sumamente compleja: Nacional en su casa, con toda la parafernalia de humos verdes y juegos pirotécnicos para “meter miedo” tendría a su favor además el sesgo árbitral y los ojos vendados de los señores del VAR.

Junior en el segundo tiempo intentó por todos los medios llegar rápido a la igualdad, desplegó fuerza, técnica y capacidad y superó en manejo a su rival; pero, como siempre, faltó el puntillazo final, la claridad meridiana para anotar en el arco del joven Kevin Mier, quien se convirtió en figura de su equipo para sortear momentos difíciles.

Nacional ganó con menos fútbol, con menos manejo, pero con mejor disposición anímica, con ímpetu para defender la ventaja y soportando de cualquier manera las intenciones a veces desordenadas pero impetuosas de los barranquilleros. 

Junior pagó caro su falta de gol y la deficiencia para defender. Dos razones importantes para no llegar al objetivo propuesto. Al final de la contienda, una nueva ilusión frustrada y un fracaso más al hilo que nos aqueja desde hace tres años. Ni en competencia internacional (fracaso en la Suramericana) ni en la liga en la que desde comienzo del torneo se daba como el gran favorito para el título.

Nuevas lamentaciones, nuevos propósitos vendrán y nuevas ilusiones seguramente reverdecerán cuando se anuncien nuevas contrataciones si es que las hay.  Queda claro sí, que Junior no rindió lo esperado. Sus refuerzos Borja, Uribe, Cabrera, Sambueza, Arias, Giraldo, Pajoy, Castrillón, Albornoz, entre otros, quedaron en deuda. Y otros como el capitán Viera y Fuentes tampoco estuvieron a la altura de lo esperado. Quizás la única salvedad como positivo, sea la aparición del mediocampista Carlos Esparragoza, salido de la cantera y vislumbrado como promisoria figura del fútbol colombiano.

Del técnico Juan Cruz Real, mucho parlamento y disposición para responder críticas, pero con muchas equivocaciones en la conformación de su nómina y con muestras de poca experiencia para dirigir y exigir a un club considerado grande como es el Junior. Del entrenador, habría que decir que de su nombre fue apenas, una “Cruz Real” para el club rojiblanco.

Junior la noche del miércoles pretendió conseguir lo que no pudo ni quiso a lo largo del torneo. Su pésimo desempeño en condición de visitante con solo dos victorias y muchas derrotas incluyendo equipos de menos condiciones, le restó mejores posibilidades para haber quedado mejor situado a la hora de posicionarse en la clasificación. Y, esa garra y vehemencia frente al Nacional fue la que le faltó a lo largo de las competencias. Seguramente las cosas hubieran sido distintas.