Share:

El baile del ‘Indio’ a la tripulación del Agatis

Si no hubieran nacido en Nueva Delhi sino en Luisiana, los 18 marineros de la India que llevan confinados tres meses en un buque ‘por cárcel’ a tres millas náuticas del puerto de Barranquilla seguro que no hubieran durado ni tres días en altamar.

A esos marinos gringos los hubiera recibido una comitiva de dirigentes locales de todos los gremios –los mismos 3 gatos que se dan chapa en el periódico– y la Reina del Carnaval les habría hecho una presentación folclórica para invitarlos a vivir la mejor fiesta de Colombia, porque ¡Barranquilla acoge a sus extranjeros!

En vez de apiñados camarotes en un cuarto de lata de 2x2 –con acceso a la nada- a los marineros náufragos les hubieran reservado un piso completo en el Dann, con la mejor suite para el capitán y, sin cobrarles un solo peso, los gringos tendrían comida, gimnasio, spa, piscina, turco y wifi. Hasta me los alcanzo a imaginar con bermudita y camisa de botones paseando por los pasillos del Buenavista; y dos avispaos pidiéndole foto tipo selfie.

¡Pero no son gringos!, son de la India, y por ese solo hecho que pareciera propio de un claro episodio de xenofobia, a esta gente que está a 15 mil kilómetros de sus hogares les han hecho la vida imposible para regresar a su país; cuando las verdaderas víctimas son ellos.

Para los 4 gatos que me leen (los que me leen, no los gremiales), les explico: El buque Agatis llegó en octubre 28 al Puerto de Barranquilla con una grave situación laboral (su dueño no les pagaba) y 3 días después, este los abandonó a su suerte, por lo que al barco le dieron la orden de retirarse a tres millas náuticas y esperar órdenes. ¿Órdenes de quién? (clic aquí para conocer la serie S.O.S. Agatis)

Aunque el artículo 1492 del Código del Comercio dice que el representante legal del barco es el agente marítimo designado en Colombia (en este caso, la empresa Bulk Maritime Agencies SAS) y que este debe “responder solidariamente por toda clase de obligaciones relativas a la nave agenciada”, esta compañía no ha hecho más que brillar por su ausencia.

Afortunadamente para los marinos de la India, una agremiación sindical del extranjero (la ITF) ha velado por la preservación de sus derechos. ¿Qué necesita esta gente? ¡Pues hombre!, que la autoridad marítima en Colombia los deje bajar a tierra mientras que sus pares de Panamá les organizan el regreso a su país de origen desde el aeropuerto de Barranquilla. ¿Es tan difícil?

Esta misma agremiación que ha ayudado a los tripulantes manifiestan tener alojamiento (la casa del Marino) y un vehículo para transportarlos al aeropuerto. ¡No es el Dann!, pero peor es nada.

Sin embargo, en vez de recibir un permiso de desembarco, los marineros lo que han recibido es llamadas intimidatorias que los obligan a zarpar hacia Panamá. ¡Con este problema pa’ otra parte!, como quien dicen. Es tal la situación de estrés, que la tripulación ya renunció a sus cargos y amenazan con lanzarse al agua en busca de tierra firme.

Por el cubrimiento periodístico que esta casa periodística le ha dedicado a esta grave situación humanitaria, hemos recibido críticas del sector oficial que reclaman “empoderamiento patriota”. A esas personas hay que responderles: “¿y dónde está su empoderamiento humanitario?”

Un llamado de alerta a las autoridades migratorias y a la Cancillería para que todos contribuyan a solucionar esta grave crisis, para que los 18 ciudadanos de la India, ‘presos’ en en tierras desconocidas, puedan volver pronto a sus hogares. ¿O es que nos va a tocar disfrazarlos de embajadores de la India?

Esta sí es la clásica 'bailada del indio', en plena época de Carnaval. Para ellos no aplica 'Quien lo vive es quien lo goza'. Mientras toda Barranquilla se goza su fiesta, los pobres indios, de la India, se mueren de hambre, ante la pasmosa indiferencia oficial.

P.D. Por ahí me dijeron que ya no son 3 gatos los que me leen, sino 4. ¡Bienvenidos sean!