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De la monogamia al matrimonio abierto

Hoy les hablaré Sin Recato de los matrimonios abiertos; los pros y los contras de acuerdo con lo planteado por la sexóloga boricua Alessandra Rampolla.

Culturalmente, la monogamia es el modelo de pareja tradicional en el mundo occidental. Entendiéndose que una pareja unida en matrimonio o en unión libre, se limita a mantener relaciones sexuales entre sí. Cuando entra un tercero o cuarto, se considera infidelidad.

La motivación en general para considerar las relaciones abiertas es, precisamente, para romper con la rutina y lo más importante si deciden dar ese paso es que las reglas o los acuerdos sean claros.

“Mientras a algunos los emociona la decisión de pasar el resto de la vida con la misma persona -y tener sexo solo con ella-, a otros esa misma idea les da escalofríos. Pero no por eso, estos últimos desean renunciar a una pareja estable, y aquí puede entrar la variable de una relación abierta como una opción viable, siempre y cuando el acuerdo rija de la misma manera para los dos”, afirma Rampolla.

Sin embargo, la sexóloga comenta que, en ocasiones, lo normal es pensar que una pareja abierta termina separándose, pero la realidad es que el divorcio o la separación pasa con frecuencia en las parejas tradicionales. Y aclara que las relaciones abiertas podrían ser una etapa que las parejas desean experimentar y que tiene una fecha límite.

El miedo más grande de las parejas es que alguno de los dos se enamore de un tercero. Así que, si quieren vivir la experiencia de una relación abierta, la sexóloga señala tres puntos importantes que no deben faltar:

La comunicación: Es fundamental en cualquier tipo de relación y en esta aún más. Es importante que se pregunten como se sienten y ser sinceros. La novedad puede ser alucinante para los dos. Pero no todos están preparados para mantener una relación así. Lo ideal es que ambos lo disfruten porque si uno está incomodo o está sufriendo entonces entrarán los celos, la inseguridad y la estabilidad que antes tenían puede peligrar. Lo mejor es compartir sus sentimientos y si no están seguros, es mejor volver a la relación tradicional.

Un acuerdo: Para evitar mal entendidos, lo mejor es establecer un acuerdo entre los dos. No hay una regla general; cada pareja debe tener claro lo que quiere y lo que no, porque por más abierta que sea una relación, también debe tener límites.

No mantener relaciones sexuales con la misma persona más de una vez, volver siempre a casa a dormir, alejarse de ese tercero si empieza a involucrarse sentimentalmente. Lo ideal es respetar los acuerdos porque si incumplen con ellos están siendo deshonestos con su pareja.

Sexo seguro: Es una regla de oro en este tipo de relación abierta, protegerse. Al tener múltiples amantes, son más probables las posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual. El uso del preservativo es obligatorio. También es importante evitar un embarazo por fuera de su matrimonio.

Los simpatizantes monógamos consideran que las relaciones abiertas son un tipo de “infidelidad camuflada”, la diferencia es clara. La infidelidad es un engaño o una traición a la confianza que la pareja le tiene a su pareja. Se rompe el compromiso de la pareja de ser exclusivos el uno para el otro porque la persona tiene un vínculo o compromiso sexual, o amoroso, con otra persona sin conocimiento de la pareja.

En las relaciones abiertas hay un vínculo con una tercera persona, pero la diferencia es que hay el consentimiento y el conocimiento de la pareja. Es un acuerdo antes establecido por los dos. Por lo tanto, no existe engaño o infidelidad en la pareja.

Si usted quiere nadar en ese océano la sexóloga Alessandra Rampolla recomienda que la pareja tenga un alto grado de madurez, estabilidad emocional y confianza porque, sin lugar a duda, estos encuentros sexuales son un coctel de adrenalina que además de romper con la rutina, la mayoría de las veces logra renovar la emoción e incluso las ganas de tener sexo con su pareja.

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