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Chile, camino al 4 de septiembre

Todo país se precia de instalar en la memoria colectiva de sus pueblos algunas fechas emblemáticas que se transforman en referentes obligados para entender la complejidad que siempre genera el proceso de construcción histórica. Se les llama, desde la disciplina, coyunturas, acontecimientos que son relevantes para los que los viven, que saben que es una circunstancia muy diferente a la de otros acontecimientos y desde allí, terminarán modelando mucho de las interpretaciones que los historiadores, y de todos los que aporten al mundo intelectual desde un especial ambiente cultural, para entender los derroteros, y por qué no decirlo, las variadas interpretaciones que se escrituren al respecto.

Estoy seguro que más allá del resultado, el próximo 4 de septiembre de 2022, pasará a convertirse en uno de esos hitos coyunturales de la Historia de Chile. No sé si lo escribiremos desde el orgullo por un proceso constituyente inédito, democrático, masivo y que ha aportado a la construcción de una ciudadanía más responsable, crítica e informada; o desde una oportunidad histórica desaprovechada por uno u otro sector; o un proceso que llenó de ilusión y terminó confiscando muchas de ellas; o, por último, como un momento en que la institucionalidad chilena dio un giro profundo haciendo eco de las reivindicaciones sociales que desencadenaron un estallido social que, los líderes de la institucionalidad, no fueron capaces de leer a pesar de todas las señales que se venían acumulando.

En definitiva me estoy arriesgando, creo que el 4 de septiembre de 2022 se puede elevar a una de esas fechas emblemáticas de nuestra historia, que son siempre acontecimientos bastante disentidos, con una sociedad que se tiende a polarizar entre las opciones propuestas y en donde el sustrato ideológico de cada uno genera, en muchos, una hipersensibilidad para mapear sus sociedad presente como futura. Sin duda que la sociedad chilena saldrá dividida, pero no dramaticemos, no más que en cualquiera otra elección y más aún en una donde se deciden cuestiones tan relevantes como la que ahora nos convoca.

Desde hace algunas semanas los comandos por una u otra opción se han desplegado por el territorio. La derecha ha mandado al invernadero a sus cuadros más emblemáticos, figuras políticas relevantes se han ocultado ya que cuando han aparecido, me refiero a José Antonio Kast e incluso el despliegue de la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, la figura política de la derecha mejor evaluada en las encuestas, sólo han impactado negativamente y con poco apoyo  en la movilización social real en las calles y concentraciones. La estrategia del sector ha sido potenciar organizaciones de la sociedad civil que se han planteado a favor del apruebo y han tirado como  “carne de cañón” figuras políticas de la centro izquierda, que más allá de las decisiones institucionales de sus partidos que se han planteado a favor del Apruebo (Democracia Cristiana, Partido por la democracia, Radical Socialdemócrata), se elevan como figuras díscolas a las decisiones institucionales. La estrategia no deja de ser interesante, saben que el plebiscito no lo pueden plantear en la lógica derecha-izquierda y de la fuerte crisis de la institucionalidad en nuestro país, donde los partidos políticos han sido evaluados de la peor manera por la ciudadanía. Es interesante  instalar también que ninguno de ellos tendrá que salir a dar explicaciones ante una posible derrota, pero cuidado, ya que en la política, como en la vida misma, debemos hacernos cargo de lo que hacemos y también de lo que dejamos de hacer.

Una arista interesante del proceso ha sido el rol que han jugado los ex presidentes de la República al respecto. Quiero iniciar este análisis desde lo más concreto, Sebastián Piñera está claramente vetado, ya que a más de dos semanas en que todos ellos se han planteado al respecto, la opinión del ex presidente brilla por su ausencia. Pobre legado del ex Presidente, dos períodos presidenciales, el intento denodado, con una rotundo fracaso, por erigirse a un nivel de estadista y que ni siquiera ha sido valorado en términos de eficiente administrador de recursos, imagen que en los negocios privados le han granjeado una suculenta fortuna. Aún queda tiempo para que se plantee, pero ni siquiera su círculo más cercano ha dejado entrever algo al respecto. Una situación que no debe ser nada fácil para Sebastián Piñera, dada su gran inclinación mediática.

Eduardo Frei fue muy claro y se planteó, en contra de la decisión de su partido, por el Rechazo. De los ex presidentes concertacionista debe ser el que tiene menor exposición y capital político. Su aventura por una segunda presidencia de la república lo desdibujó políticamente y ha hecho más noticia por problemas familiares relacionados con su patrimonio, que como una figura escuchada por la opinión pública nacional.

Sin duda que el más controversial de todos ha sido el rol que ha jugado Ricardo Lagos. Hace un par de semanas se hizo presente, a través de una carta pública, en la que no definía su posición ante el plebiscito, pero que sirvió para las más variadas interpretaciones, la mayoría lo identificó con la opción “Rechazo”. Las encuestas no dieron cuenta de algún impacto al respecto, las semanas siguientes la opción rechazo bajó decisivos puntos y el “Apruebo” subió un par. Este viernes salió a contradecir a un columnista del Diario El Mercurio que lo había alineado con el rechazo, no aclarando nada por lo demás y dejando abiertas las dudas. No sabemos si está moviendo algunos hilos políticos que le puedan resultar significativos, si está esperando alguna reacción de los partidos concertacionista o si habrá tiempo para que antes del plebiscito se pueda expresar con mayor claridad. Ricardo Lagos, como avezado político, no puede olvidar que será evaluado no sólo por lo que ha dicho, sino que también por lo que ha dejado de decir.

La figura de Lagos no ha terminado muy valorada en el mundo social de este país, se le recuerda a su gobierno más por elementos negativos que positivos; casos emblemáticos de corrupción; una política de concesiones con claros abusos a favor de los operadores; el fracasado sistema de transporte público; el Crédito con Aval del Estado que endeudó con elevados intereses a jóvenes chilenos para poder educarse; el fin de la responsabilidad penal para los delitos de cuello y corbata, y;  la no responsabilidad de la Administradoras de Fondos de Pensión ante las pérdidas económicas de sus afiliados. No sé si incorporarlo en esta lista, pero el hecho de que el importante paquete de reformas realizadas a la Constitución de la dictadura bajo su gobierno, en el año 2005, no hayan sido plebiscitadas, cosa que ya se había hecho por lo demás el año 1989, demostraban una tendencia del ex presidente a una forma elitista de concebir la política. Muchos de estos temas, por lo demás, candentes al momento del estallido social. El hombre quiere mantener su imagen de estadista y se niega a retirarse a los cuartes de invierno, pero no aparece como una figura cotizada por uno u otro sector y que pueda marcar una diferencia en el resultado del plebiscito, como dicen coloquialmente, no mueve la aguja y sus intervenciones dan más para polémicas periodísticas.

Por su parte Michelle Bachelet se ha pronunciado a favor el “Apruebo” claramente. Su carta pública de hace una semana no deja dudas al respecto. Ya ha demostrado que mantiene un capital político relevante, se dejó sentir claramente en la segunda vuelta entre Boric y Kast y las encuestas sí se movieron cuando ella expresó su opción. Para el proceso hoy en debate, el intento en su segundo gobierno por iniciar un proceso de discusión constitucional masivo y ciudadano le da una gran coherencia con respecto a su decisión. Es además una figura emblemática en la transición chilena, hija de un asesinado general de la Fuerza Aérea de Chile por sus compañeros golpistas de 1973, estuvo detenida, torturada y salió al exilio junto a su madre, se unió por un tiempo a movimientos de resistencia la dictadura militar, inició una carrera política con importantes logros a nivel ministerial que la catapultaron en dos ocasiones a la Presidencia de la República. Su imagen a nivel internacional también aporta, ha sido la única de todos los ex mandatarios desde la recuperación de la democracia, que ha proyectado su carrera en importantes organismos asociados a luchas reivindicatorias relevantes.

En pocos días se inicia la Franja Electoral que puede marcar diferencias significativas en un proceso que se siente cada vez más estrecho. Las repercusiones que tendrán las intervenciones en ámbitos periodísticos y también en las redes sociales pueden impactar a favor de una u otra opción. El rol de las organizaciones sociales, del mundo de la cultura y de las artes, el mensaje que se busque transmitir serán cruciales al respecto. Habrá una hipersensibilidad para buscar y encontrar polémicas y cada comendo debe ser muy inteligente para orientarse en función de lo relevante y no caer en acciones inadecuadas ni exponerse a la crítica. La ciudadanía terminará valorando la discusión conceptual, el tema debe ser el contenido de la Constitución y el que caiga en la campaña sucia, como en la última elección presidencial, pagará negativas consecuencias. Un ejemplo al respecto, esta semana la Contraloría General de la República se ha instalado en La Moneda por acusación al gobierno de intervención por parte de la oposición. En ambos lados se han planteado por la necesidad de que la Contraloría investigue y entregue las conclusiones al respecto. A la luz del resultado se sacarán las cuentas electorales.

El rol que jugará la prensa también es muy relevante. Los canales de televisión han desplegado a sus departamentos de prensa a cubrir todo este proceso. Se han multiplicado los programas de debates y foros. Algunos periodistas, han definido, a través de sus intervenciones y columnas, su posición ante el proceso. Beneficios además para entender la relevancia del juego democrático, del valor y el rol de los medios de comunicación, de entender que el conflicto es parte de la convivencia ciudadana, dentro de los límites que el pacto social ha consagrado y del aprendizaje que la sociedad chilena debe obtener de esta experiencia. Hoy tenemos una ciudadanía que está recibiendo información constante sobre la concepción de Estado, sobre el sistema político, los derechos fundamentales, los deberes ciudadanos, la responsabilidad social del Estado, el rol de las Fuerzas Armadas, la relevancia de las minorías, los temas medioambientales, en fin, cada una de las temáticas que puedan resultar controversiales para uno u otro sector. Lo importante es que el periodismo no se coluda con las noticias falsas y, muy por el contrario, denuncie con fuerza dichas prácticas.

El día de ayer busqué informarme, como hace mucho tiempo lo vengo haciendo, con el suplemento del Diario El Mercurio sobre el proceso constituyente, se denomina “Crónica Constitucional” que tiene apenas 4 páginas. Siempre he sabido desde dónde dicho periódico mapea nuestra sociedad, no es un misterio para nadie. Pero la de este viernes fue sinceramente terrible en términos de instalar una percepción negativa sobre aspectos relevantes del contenido de la nueva carta, paso a copiar los titulares de este suplemento: “Cinco dudas sobre el futuro de los colegios que deja la propuesta constitucional”; “No veo ningún artículo que favorezca la productividad y el desarrollo económico”; “Académicos detectan áreas grises que podrían abrir la puerta a intervencionismo electoral y demagogia”; “Borrador permite crear más empresas estatales, pero omite la neutralidad competitiva”; “Las advertencias sobre el Consejo de la Justicia que los convencionales desoyeron”; “Senador Ossandón dice que tras la eliminación del Senado en Perú, los últimos 10 presidentes no han terminado su mandato”; “Expertos refutan los dichos de Vlado Mirocevic sobre trato igualitario de los casos penales en justicia indígena”. Salvo un tercio de página con un listado de twitter a favor del “Apruebo”, todas las noticias tienen un claro sesgo ideológico, con desprecio por la diversidad del país, por la contrastación de ideas con respecto a los temas en discusión y, en definitiva, demuestran que El Mercurio hace rato ya está en Campaña por el “Rechazo”. Es muy importante que este sea un proceso más de educación para la ciudadanía, leer, informarse, pero someter a una crítica personal lo que los medios quieren instalar, no somos simplemente esponjas que absorbemos todo lo que leemos, es importante procesarlo y sacar nuestras conclusiones.

Nos queda poco más de un mes para vivir un acontecimiento histórico único en la historia de Chile, debemos ser capaces de crecer durante este proceso, discutir informadamente, no dejarnos manipular por intereses mezquinos  que desoyen la relevancia del bien común, de la cohesión y la convivencia social, preocuparnos por defender nuestros puntos de vistas y convicciones con vehemencia, sin violencia. Reconocer el valor de la diversidad, de valorar al Otro como Otro válido, dotado, por la ley,  de los mismos derechos y deberes.  No caer en el menoscabo o la deslegitimación que riñen con la dignidad humana y reconocer con dignidad la opción que sea más votada.