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Atender el clamor de Providencia sin más aplazamientos

Con el paso de los días, sigue creciendo la angustia e indignación de los habitantes de Providencia, quienes vivieron el horror de la destrucción casi absoluta que dejó en su territorio el huracán Iota. Los escasos avances en la reconstrucción del Archipiélago y la nueva temporada de fuerte invierno que se avecina, tienen a los providéncianos con las esperanzas por el piso.

A poco tiempo de cumplirse los siete meses del desastre natural, la tragedia se encuentra lejos de llegar a su fin. Con cientos de familias viviendo en carpas, en condiciones precarias, a la espera de las innumerables ayudas anunciadas por el Gobierno Nacional, se intensifica entre los isleños ese sentimiento de abandono e indiferencia que los ha acompañado por generaciones.

Ante los múltiples incumplimientos y aplazamientos en el cronograma de la entrega de viviendas nuevas, la comunidad raizal se siente engañada. Si bien los trabajos de recuperación se están realizando, aún se encuentran muy lejos de alcanzar las expectativas y tiempos de entrega, por lo que aumenta la incertidumbre y preocupación sobre el futuro de los raizales, que ven esta situación como una gran amenaza.

Los habitantes de Providencia y Santa Catalina denuncian que de las 1.134 casas que quedaron destruidas solo se han construido dos, evidencia de que los avances en los trabajos han sido escasos. Con el nuevo plazo que se extendió para finales de este año y comienzos del 2022, se sigue alejando la posibilidad de tener, en los próximos meses, un techo donde dormir, aun cuando la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter), prometió la entrega de 72 viviendas terminadas para este mes de junio.

La reciente alerta emitida por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) sobre la llegada de una temporada de huracanes en el Atlántico y otro tipo de ciclones tropicales superior al promedio, reclama acciones de prevención para el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, zonas de mayor exposición. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) estos eventos vienen acompañados de fuertes lluvias, tormentas eléctricas y vientos por encima de lo normal.

La posibilidad de una nueva emergencia es aterradora. Las condiciones en las que se encuentra en estos momentos Providencia la hacen altamente vulnerable, por lo que es urgente tomar medidas en el Archipiélago ante la nueva temporada de huracanes que se avecina. La construcción del hospital, la habilitación de refugios, la preparación de elementos para apoyar la emergencia, y la revisión exhaustiva de las políticas públicas de prevención no dan espera. Hay que estar preparados.

Si no se le hunde el acelerador a la reconstrucción y recuperación del Archipiélago la crisis va a empeorar. No hay justificación alguna para seguirle incumpliendo a los isleños, los mejoramientos de las estructuras que quedaron en pie y la entrega de las nuevas viviendas deben darse en el menor tiempo, para que los raizales puedan restablecer sus vidas y superar este trago amargo. Es obligación del Estado proteger los derechos fundamentales de la población raizal y evitar una mayor tragedia.