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Al Jazeera, objetivo militar

En redes, atento a la entrevista de los candidatos presidenciales locales, me topé con la noticia, absurda noticia, de que una periodista había sido asesinada por un francotirador en el cubrimiento de una operación militar. Sherine Abu Aqla, una veterana periodista palestino-estadounidense, fue asesinada mientras informaba para Al Jazeera sobre una redada de las fuerzas israelíes en la ciudad ocupada de Yenín, en Cisjordania.

Busqué en las noticias locales, muy poco se cubrió. Pasé por diferentes medios internacionales y salvo BBC y DW en español, poco se decía. ¿Por qué? Porque el show mediático del momento es Rusia-Ucrania y poco se ha informado del recrudecimiento del conflicto israelí palestino, donde los ataques han dejado ya 18 muertos en Israel y 26 palestinos y en el interregno ocurre esta operación en Cisjordania, con el macabro resultado de una periodista asesinada.

La periodista llevaba un chaleco, como siempre, anunciando su calidad de periodista. El tiro es de un francotirador, aceptan ambas partes. Qué defensa puede tener este crimen de guerra, donde los medios de comunicación tradicionales y no tradicionales se están convirtiendo en parte de la guerra y objetivos militares.

Hay normas internacionales, de décadas, donde se ordena a los combatientes que deben respetar la vida de los civiles y periodistas, enfermeros, religiosos, niños y demás ajenos al conflicto. Sólo así se evitan investigaciones internacionales por crímenes de guerra. Pero nada pasa, ni en la CPI, ni en la ONU, ni en ninguna parte, sólo un par de protestas, ruido en medios de comunicación un par de días y ninguna sanción.

Los Estados encubriendo sus errores, cubriendo manos de políticos, combatientes guardando silencio por la lealtad castrense y el DIH, pasando a ser lo que terminó siendo, un saludo a la bandera, un epílogo legal, una bonita poesía no vinculante, realismo maravilloso.

Sepelio de Shireen Abu Akleh (en el círculo), la periodista asesinada por tropas israelíes

El productor Ali Samoudi, citado por Al Jazeera, dice: "Íbamos a filmar la operación del Ejército israelí y de repente nos dispararon sin pedirnos que nos fuéramos o que dejáramos de filmar. La primera bala me alcanzó a mí y la segunda bala a Sherine". "No hubo resistencia militar palestina en absoluto en la escena", agregó el productor.

Por su parte, Israel niega lo dicho. Empero, con la tecnología el respeto al principio de distinción es más fácil de cumplir que nunca. Por eso, quien sea que haya sido, estos errores no son errores involuntarios o no forzados. Esto es un ejemplo de lo que está en juego en el mundo, en esta etapa de la historia, principios básicos de humanidad en los que se ha fundado la sociedad moderna ¿Vamos a cuestionarlos para eliminarlos? ¿Estamos dispuestos a vivir sin ellos? ¿Vale la pena el sacrificio y el riesgo?

Poderosos del mundo, atentos: Están jugando en una línea muy tenue, que escriben con la mano y borran con el codo; cuidado al borrarla se caen por completo de bruces. Si Rusia hace lo mismo, ¿Qué precedente sancionatorio le mostraremos? Si China comienza a repetirlo, ¿Cuál es la coherencia? Quien sea que haya matado a la periodista palestino-estadounidense tenía un propósito, evitar se publicara una verdad, evitar se conociera una versión de los hechos, evitar que se transmitiera algún abuso, algún problema no conocido; o simplemente buscaba generar un manto de duda sobre un ejército que ya está en la lupa internacional.

Lo que sea, ni lo uno ni lo otro es válido, ni lo uno ni lo otro justifica la muerte de Sherine Abu Aqla. Busquen sancionar a quien merezca ser sancionado, por el bien del futuro inmediato. Una amenaza de muerte a la prensa, es una amenaza de muerte a la modernidad. No más periodistas asesinados. Ni aquí, ni en Rusia, ni en Cisjordania, ni en ninguna parte.