Reinhold Hanning (c), quien fuera guardia del campo de concentración de Auschwitz entre 1943 y 1944, se sienta junto a sus abogados Andreas Scharmer (izq) y Johannes Salmen antes del inicio de la segunda jornada de su juicio en Detmold (Alemania)
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EFE

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Supervivientes de Auschwitz declaran en el juicio contra un exguarda nazi

Reinhold Hanning, de 94 años, está acusado de complicidad en 170.000 casos de asesinato.

Supervivientes de Auschwitz describieron hoy la sistemática brutalidad de los miembros de las SS, al testificar en la tercera sesión del juicio que se celebra en Detmold (Alemania) contra un antiguo guarda de ese campo de exterminio nazi.

Reinhold Hanning, de 94 años y acusado de complicidad en 170.000 casos de asesinato, compareció hoy en silla de ruedas y permaneció cabizbajo mientras declaraban tres supervivientes de Auschwitz, según medios alemanes presentes en el juicio.

Irene Weiss, una húngara judía que perdió a sus padres y a sus tres hermanos en el campo de exterminio y que reside ahora en Estados Unidos, explicó que desde el primer día vio en Auschwitz el humo que salía de un edificio que después descubrió que era el crematorio.

También relató la violencia diaria que se vivía en el campo y cómo los guardas de las SS golpeaban a mujeres desnudas.

"Nos aterrorizaban. No podías mirarles nunca a los ojos porque quizá no les gustaba. No éramos personas para ellos. Los nazis estaban convencidos de que éramos seres inferiores", aseguró.

Max Eisen -de 86 años y quien ha viajado a Alemania desde Canadá exclusivamente para testificar- narró ante el juez cómo con 15 años fue golpeado por un guarda con la culata de un rifle y tuvo que ser atendido.

Posteriormente, como no podía andar a causa de la agresión, fue elegido para ser gaseado, pero se salvó en el último momento porque otro recluso le entregó un blusón blanco y lo presentó como ayudante de enfermería.

De esta forma, logró sobrevivir durante meses, pero su madre y sus hermanos fueron gaseados nada más llegar al campo y su padre y su tío murieron a causa de los experimentos del médico del campo, Josef Mengele.

Eisen también contó cómo un guarda asesinó a un recluso de Auschwitz en una ducha golpeándole en la cabeza, primero, cuando estaba inclinado y luego en el pecho -recordó el ruido de las costillas al romperse- hasta que murió.

Según Martin Sabrow, director del Centro de Investigación de la Historia Contemporánea de Potsdam, los testimonios de los supervivientes tienen un papel "clave" en este juicio.

La acusación pretende, con la comparecencia de estas personas, probar que la conducta criminal de los guardas era algo sistemático y que todos eran instrumentos de la "maquinaria de la muerte" de Auschwitz, más que lograr que alguno de ellos reconozca a Hanning.

Eisen, por ejemplo, aseguró que no recordaba el rostro del acusado, pero se mostró convencido de que todos los guardas de las SS eran partícipes del sistema que propició el Holocausto.

Para este proceso en Detmold están planificadas doce vistas y, en consideración a la edad y el estado de salud del acusado, no podrán durar más de dos horas cada una.

Actualmente hay otros procesos pendientes en Alemania contra trabajadores de campos de exterminio nazis, como los instruidos contra una mujer de 92 años que se encargaba de las comunicaciones por radio, un enfermero y otro guardia.

El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau se considera el símbolo por excelencia del Holocausto.

En ese campo, en la Polonia ocupada y cerca de Cracovia, murieron un millón de personas, la mayoría de ellos judíos, además de gitanos, homosexuales, comunistas o religiosos.

 

EFE

 

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