Para los soldados chilenos estar en la travesía es un honor.
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Ejército de Chile

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Recrean cruce de Los Andes por el Ejército de San Martín y O'Higgins en 1817

La recreación de aquella travesía comenzó el pasado 26 de febrero en Argentina y Chile.

Una agrupación de 140 militares chilenos y argentinos recreó este año la proeza del Ejército liderado por los generales José de San Martín y Bernardo O'Higgins, que cruzó a comienzos de 1817 la Cordillera de Los Andes y cimentó la Independencia de Chile.

Completado el cruce, el 12 de febrero de 1817 el Ejército Libertador, que sumaba unos 5.000 solados, incluidos dos regimientos de esclavos negros liberados por San Martín, en ese entonces gobernador de Cuyo, se enfrentó a las tropas realistas y las derrotó en Chacabuco, en las cercanías de Santiago.

La victoria fue decisiva para la independencia de Chile, consolidada el 5 de abril de 1818 en la batalla de Maipú, y para la posterior expedición al Perú, cuya liberación del yugo colonial fue, según diversos historiadores, el gran sueño de José de San Martín, tanto que declinó gobernar Chile, como se le ofreció, para tener la oportunidad de hacerlo realidad.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y su par argentino, Mauricio Macri, tienen previsto encabezar hoy en Chacabuco el bicentenario de una gesta que hermanó hasta hoy a sus respectivos países.

En la ceremonia estarán presentes los 140 militares de ambos países que recrearon, también a pie y en mula, la travesía de sus antecesores, considerada una de las mayores proezas de la gesta de la independencia, que en realidad comenzó dos años antes.

Cuando O'Higgins y los supervivientes del desastre de Rancagua (1-2 de octubre de 1814) llegaron expatriados a la ciudad argentina de Mendoza, San Martín no sólo los acogió, sino que se dio a la tarea de organizar un ejército para invadir y liberar Chile.

En 1817 ese ejército cruzó la Cordillera de Los Andes por seis pasos distintos de forma simultánea, "con un frente de ataque de 800 kilómetros, el de más al norte frente a Coquimbo, y el de más al sur frente a Talca", dijo al diario Las Últimas Noticias el capitán Rodrigo Arredondo, profesor de Historia y responsable del Archivo General del Ejército.

El frente principal -los otros tenían por objetivo dividir a las fuerzas enemigas-, en el iban San Martín y O'Higgins, que se enfrentó a los realistas en Chacabuco, pasó por el centro, con unos 3.000 hombres.

El viaje se hizo a pie o en mula, porque los caballos son frágiles para el cruce, por una zona árida, que en la práctica es un desierto en altura, y de hecho, según Arredondo, de los 1.400 que comenzaron el cruce sólo sobrevivieron unos 200, mientras 10.000 mulas transportaron armas, comida y agua.

En Chacabuco, el ejercito patriota tuvo doce muertos y 120 heridos, mientras murieron 600 realistas y otros 600 cayeron prisioneros.

Un episodio poco difundido de la batalla es que O'Higgins atacó frontalmente a los realistas al frente de un batallón de caballería y fue capturado, por lo que San Martín tuvo que acudir en su rescate, según el capitán Arrendondo.

Las tropas realistas estaban al mando de Rafael Maroto, un brigadier español de sólo 33 años, nombrado a última hora por el gobernador Francisco Casimiro Marcó del Pont, por lo que tuvo escaso tiempo de tender una línea defensiva que pudiera evitar el avance del ejército libertador hacia Santiago.

Maroto, tras una vida azarosa en América y España, donde participó en las guerras carlistas, volvió a Chile y falleció a los 69 años en la localidad costera de Concón, en la actual región de Valparaíso.

En 1918, el gobierno de José Luis Sanfuentes, en un acto de conciliación entre los enemigos de antaño, dispuso el traslado de sus restos al Mausoleo de Jefes y Oficiales del ejército chileno, junto a los del teniente coronel inglés Jaime Charles, como representante de los militares extranjeros que lucharon en las filas de San Martín y O'Higgins.

La recreación de aquella travesía comenzó el pasado 26 de febrero por cinco pasos desde las provincias argentinas de Mendoza y San Juan e ingresó el 3 de febrero a territorio chileno.

En la ciudad de San Felipe, a unos 90 kilómetros al noreste de Santiago, los expedicionarios homenajearon a José Antonio Salinas, Pedro Regalado Hernández y Juan José Traslaviña, tres espías de San Martín que en diciembre de 1816 fueron delatados y ahorcados por los realistas en la plaza de armas de la localidad.

También se detuvieron en "Cariño Botado", para compartir con los lugareños un asado pendiente desde hace 200 años, cuando también los pobladores prepararon un banquete para recibir al ejército libertador, que desvió su camino porque el coronel Juan Las Heras, al mando de esa agrupación, temió que se tratara de una emboscada realista.

La frustración de los lugareños originó el nombre de "Cariño Botado" con que se conoce la localidad desde entonces.

En la localidad de Putaendo, el acto recordatorio, con el descubrimiento de una placa conmemorativa, tuvo lugar en un pimiento en el que San Martín ató su caballo.

Los soldados chilenos y argentinos que recrearon una travesía que a algunos les pareció "increíble", coincidieron al final que más que una aventura, la experiencia fue "un honor".

EFE
 

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